Los dos permanecen sentados en la enfermería, esperando que el termómetro avise que ya pueden verificar la temperatura. La enfermera se mantiene observándolos, como intentando averiguar qué sucede. De un momento a otro, el aparato da dos pitidos, haciendo que JungKook lo entregue.
— Mm, 38 grados. Es bastante —menciona la enfermera algo alterada. Mira de inmediato a JungKook con impaciencia—. ¿Sabes el número de tus padres?
TaeHyung se queda callado un momento, mirando de reojo la calidad con la que Jeon JungKook le brinda una sonrisa a la señora Min (demasiado amigable) antes de que suelte un suspiro. Durante un segundo supone que la pregunta no sería sencilla de responder, y está preparado para dar explicaciones por si JungKook se niega a responder de la forma correcta.
— Disculpe. Mi padre no está en casa, ha salido. Y sobre mi madre, bueno... Tampoco.
El castaño pasa los ojos por el pelinegro y por la señora Min algunas veces antes de apegar el pequeño traste donde guarda la, aún caliente, comida que hizo para JungKook aquella mañana. Suspirando, porque lo más probable es que el pelinegro se retirase y sería imposible continuar con su plan, guarda silencio con una expresión vaga. Básicamente, la idea de TaeHyung es pasar más tiempo con JungKook. Esto, para que el menor al menos le agarrara algo de cariño. Con eso se daría bien servido. Es cierto eso de "la costumbre es más fuerte que el amor", y aunque TaeHyung a duras penas comienza a hacerse la idea y razón de que esa frase es para personas egoístas que simplemente no pueden pensar en los demás, poco a poco la entendía.
Pero el plan aquella mañana, fracasaría por completo. Gracias Sr. JungKook, por ser una persona que se cuida el doble que los demás.
— Bien... JungKook —dice la castaña, anotando en la ficha el pase de salida del chico—. Como tus padres no están, tendrás que irte a casa solo. Debes de tomar esto, aunque te recomendaría una sopa de pollo. ¿Sabes cocinar? De todas maneras, la venden en las tiendas.
Las miradas de las dos personas de cabello castaño corren hasta Kook, quien, tomando la ficha de salida, niega lentamente. Alguien (o sea, Kim TaeHyung) no perdería aquella oportunidad. Agradece mentalmente a su padre por llevarlo hasta la cocina y preparar los alimentos de vez en cuando, pues quién diría que aquellos dotes culinarios de papá ayudarían en un momento de conquista como aquel.
— ¡Yo sé cocinar! —La mano de TaeHyung se alza por los aires.
— Una maravilla, qué niño tan listo —dice la enfermera tomando la mejilla de TaeHyung entre sus dedos. Mira a JungKook por un momento y vuelve a ver al chico—. Cuando llegue a su casa, asegúrate de mantenerlo fresco. Podrían servir unos paños de agua en su cabeza y que por ninguna razón vaya a tomar más de ese medicamento. Y que coma bien.
El menor de hebras negras no pierde las ganas de gritarle, desde el fondo de su estómago, a la señora Min que no era necesario. Pero es imposible. La ironía de todo aquello: el pelinegro le tiene cierto cariño a la enfermera, incluso por un tiempo la consideró su abuela. Aunque no son cercanos del todo. Más bien, era la señora que lo arropaba cuando las clases de básquet no iban bien, le daba agua cuando no llevaba su botella o lo dejaba dormir si estaba muy cansado. La señora Min es una señora amable, delicada y alegre.
Por otro lado, una más de las tantas razones por las que JungKook no quiere a TaeHyung en su casa... Si algo odiaba el pelinegro es que lo vieran indefenso. La terrible gripe está consumiendo su cabeza, y su nariz se siente asquerosamente congestionada. Sus pulmones están pesados y el hecho de verse en esa terrible situación envuelto con cierto mocoso asustadizo y exagerado, además de paranoico, solo empeora las cosas.
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Love Ends | kookv
FanfictionKim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. Lo que caracteriza al pelinegro es aquel desinterés y la seriedad desbordante que te hace querer...