» Capítulo XXXVIII

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Noviembre es una de las épocas favoritas de TaeHyung. Las personas comienzan a adornar sus casas, sus padres ponen de una vez el arbolito de Navidad y él les ayuda con las luces y la estrella. Afuera, como todos las Navidades desde hace 7 años, se pone un Santa Claus inflable que dice "hohoho" cada vez que alguien presiona su mano.

     Sí. Si TaeHyung no se sintiera tan solo y derrotado, probablemente estaría muy contento.

     — Al fin llegaste a la escuela —dice JiSoo viéndole con media sonrisa.

     TaeHyung alza los ojos hacia su amigo, incapaz de sonreírle correctamente; es más, ni siquiera puede hacerlo. En su lugar sale una mueca más parecida al desagrado, pues es lo que a duras penas puede exteriorizar. TaeHyung faltó dos días a la escuela después del momento más fatídico de su vida. No se sintió bien emocionalmente; así que para no verse obligado a asistir tuvo que decirles a sus padres que durante la fiesta se enfermó. Misteriosamente, ellos le creyeron sin dudar ni un segundo de él, dejándolo pasar dos días enteros encerrado en su habitación. No obstante, después de esos días se vieron en la necesidad de obligarlo a ir pues no dejarían que su hijo faltase así de la nada. Por la mañana la señora Kim revisó su temperatura unas dos veces y su padre le llevó bebidas energizantes en un intento desesperado de ver a su hijito revivir de la inexistente enfermedad que tenía.

     Aunque claramente TaeHyung no tiene nada más que dolor de corazón; una enfermedad que, al pasar de los días, se hace peor. Sin lograr su cometido, no pudo evitar asistir a la escuela.

     — Hola.

     — ¿Cómo estás ahora? ¿Algo mejor? —se atreve a preguntar Joshua rascándose la nuca con pena.

     El castaño dirige sus ojos hasta él, notando la banca vacía y caminando hasta ella para sentarse. Suelta un suspiro pesado que deja ver su resignación.

     — Bueno, estoy de pie. Y respiro. Y hoy desayuné hotcakes, así que no estoy tan mal.

     — ¡Kim TaeeeeeeeeeHyuuuuuuuung!

     Los dos chicos voltean a causa del alto grito.

     En pocos segundos, Park Jimin llega corriendo hasta donde están TaeHyung y Hong JiSoo sentados. Sus brazos envuelven con cariño al castaño y él, extrañado por la acción repentina de Jimin, devuelve el abrazo con dos simples palmadas que son solo para no dejarlo colgado. Pronto también llega YoonGi, quien una vez más envuelve ahora a los dos chicos. Joshua, sin poder creer que está siendo excluido de un abrazo grupal, se abre paso entre los brazos de los dos nuevos y se une al abrazo.

     Después de un rato, TaeHyung termina por sentirse un poco mejor al saber que esos tres chicos están ahí para apoyarlo... Que sus amigos, sin importar qué, se encuentran delante suyo con sonrisas y un montón de ánimos para levantarlo del suelo.

     — ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? ¿Quieres un helado? ¿Quieres que vayamos a un karaoke hoy? ¿Ya hablaste con tus papás? ¿Quieres que te compremos algo? YoonGi paga —suelta Jimin rápidamente aún aferrado a TaeHyung.

     El chico de cabellos castaños tarda en procesar todas las preguntas y le mira dudoso.

     — Sí. No. No. Está bien, vayamos al karaoke —responde a cada una de las preguntas apenas recordándolas—. No he hablado con ellos de eso, y quiero que me compren un chocolate. ¿YoonGi paga?

     Jimin zarandea a TaeHyung en un intento inútil de eliminar ese tono de voz tan extraño que carga consigo... No suele hablar tan apagado, lleno de tristeza y melancolía. Es entendible, claro... Pero no agradable. TaeHyung es una persona alegre y optimista, una persona que usa un tono de voz feliz y dulce, que te hace detenerte a pensar en lo bella que es la vida. Por lo tanto, para que un tono de voz como ese sea el de TaeHyung, entonces debe estar más que triste por el pelinegro. Todos saben eso... Kim TaeHyung está sentimentalmente decaído.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora