» Capítulo XLI

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Desde el día de la pelea, TaeHyung tiene un escudo que nadie es capaz de traspasar. La fama de ser "el chico de JungKook" se extiende con rapidez, así que nadie (y cuando digo nadie es porque nadie de nadie) se mete con él. Eso resulta ser un constante recuerdo doloroso para él, quien a pesar de no ver a JungKook tiene un dolor incrementando en el costado izquierdo de su pecho.

     Las semanas pasaron rápidamente y el mes de noviembre terminó dándole entrada a diciembre, el mejor mes de todos. Cuando TaeHyung se pone a analizar los diciembres de años pasados, es obvio que es una bofetada a su mejilla, puesto que es el peor que ha pasado en años. Ni siquiera cuando Santa le llevó calcetines de regalo fue tan triste como el de ese año.

     El día es aburrido, ya a mitad del mes puede sentir más cerca de lo que cree su cumpleaños. A pesar de no querer celebrar, pues su humor no es tal para hacerlo, tiene en cuenta su fecha especial y cuánto pudo haberlo disfrutado de no estar lidiando con un mal de corazón que le duele hasta el fondo de su alma.

     — ¿Vas a regresar solo a casa, TaeHyung? —pregunta Jimin viéndole directamente cuando es tiempo de separarse.

     YoonGi se había ido unos minutos antes junto con HoSeok y Joshua, pues viven relativamente por el mismo rumbo. Es común que Jimin lo acompañe por la tarde, perdiendo el tiempo en las bancas de la escuela y conversando de tonterías; sin embargo los últimos días Jimin vio tan decaído al pobre castaño que terminaba acompañándolo a casa para despedirlo y distraerlo de la melancolía del mes.

     TaeHyung mira a Jimin desde su lugar, y le asiente seguro de que ese día al fin podrá llegar a casa sin detenerse a pensar cosas que se supone están en el pasado. El rubio agita la mano, desapareciendo en su camino entre la ligera nieve que cae.

     El castaño lleva los ojos al suelo, pensando en un tonto pelinegro que comienza a molestar, no solo su día a día, sino también en sus sueños y sus pensamientos inútiles de cosas que parecían antes triviales y de poca importancia. Quiere entenderlo y comprender las palabras que dijo, aliarlas y darles un sentido en lo que él llamó una relación de sentimientos verdaderos, pero por más vueltas que le da al asunto, no lo logra. Cada vez que se acuerda de él, buenas memorias invaden su cabeza, porque tiene que admitir que aunque el camino fue difícil, hubo muchas cosas buenas, pequeñas acciones que creyó hacían la diferencia. A veces quiere regresar a él.

     Sin embargo, si de algo está seguro es que jamás daría un paso en falso otra vez por ese chico.

     — TaeHyung.

     Cuando escucha la voz de JungKook, puede sentir en su estómago que algo surge... Tal vez nervios, coraje o una melancolía abrasadora. En automático, su pecho duele y jura que si lo ve a los ojos puede hasta llorar. Alza la mirada, viéndolo directamente: él, en esa tarde, está siendo tan él como siempre lo es. Lo observa por un segundo, intentando averiguar las intenciones del pelinegro que no hace más que estar de pie... De pronto, TaeHyung despierta de su trance, pues su conciencia le grita que se aleje y tiene la intención de hacerle caso prácticamente de inmediato.

     — No —dice poniéndose de pie, a la vez que toma su mochila. ¿Es que el chico no está suspendido?—. No voy a hablar contigo, ni quiero hacerlo.

     JungKook mira desde su lugar cómo el chico tiene la intención de alejarse. Sin saber cómo reaccionar a eso, se queda estático impidiéndole el paso a TaeHyung, quien no tarda nada en mirarlo con recelo.

     — Solo necesito que me escuches un segundo.

     ¿Qué tal fácil creyó que sería? No entiende del todo, sabe que no es fácil, pero entre más se acerca a TaeHyung, su estómago más se retrae y le impide hablar. El chico está nervioso, sus manos le tiemblan un poco y quiere vomitar hasta sentirse vacío. Tampoco puede creer que está haciendo eso, delante de TaeHyung; que se muestra nervioso y pretende hacer y decir cosas que no son propias de él. Es incapaz de aceptar enfrente de ese chico que está enamorado.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora