» Capítulo XI

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Los ojos de TaeHyung están inundados en enojo, probablemente un indicio de que en cualquier momento podría llorar. Después de que todos se rieran en su cara, cuando ChangGu le impulsó hacia atrás con su dedo índice, él se puso de pie y corrió al baño con toda la rapidez que sus piernas le permitían. Se miró en el espejo, preguntándose porqué no dijo nada. Ciertamente es un chico que prefiere no meterse en problemas, porque realmente odia discutir; no obstante, tiene una boca para defenderse, porque lo que habían dicho no es cierto. Lo tiene en claro, los únicos que saben qué sucede son él y JungKook, nadie más.
   
     ¿Todo aquello está pasando por hacer lo que siempre hacía con su mejor amigo YoonGi? Hasta donde él entendió, eso de mover la cola... Eso de saber que lo tratan como a un perro, ¿JungKook también tiene esta extraña fama? Preguntándose cuántas cosas se decían de él, limpia varias veces cualquier lágrima de coraje que se pudiera escapar, eliminando por completo cualquier rastro de unos ojos mínimamente llorosos. La puerta de los sanitarios se abre de forma abrupta, dejando ver a Park Jimin, el chico de los cabellos dorados.

     — ¡TaeHyung! —exclama el rubio llegando a su lado, poniendo de inmediato la mano en su hombro—. ¿Qué pasó? ¿Estás...? Hum, ¿estás bien?

     TaeHyung observa por un momento a Jimin, y le sonríe no muy convencido, antes de asentir unas cuántas veces.

     — Es solo que ChangGu...

     — Lo sé, TaeHyung —dice Jimin palmeando unas cuantas veces la espalda del castaño—. ChangGu suele ser algo pesado. Y grosero. Te llamó perro, casi literalmente.

      TaeHyung nunca había tenido problemas con nadie. Toda su vida se llevó bien con la mayoría de sus compañeros, hablaba con todos y sonreía. Pero desde que JungKook y él se hicieron novios, las dificultades comenzaron a llegar con más frecuencia. Después de todo JungKook es totalmente predecible, con sus acciones, sus palabras o lo que haría; es decir, JungKook, a los ojos de todos, hacía en esa relación lo que siempre hizo con los demás. Tae no lo nota del todo, los demás sí.

     La mano de Jimin sigue moviéndose sobre la espalda del menor a modo de tranquilizarlo. La respiración de TaeHyung es agitada, y podrías imaginarlo fácilmente, porque lo está consumiendo la impotencia desde el fondo de su estómago, y eso a su vez le provoca tristeza. Si JungKook lo ve como un perro (palabras de ChangGu), los demás también lo harían. Hasta aquel momento, realmente ninguna de las actitudes que Jeon JungKook había tenido con él le daba señales de ser su mascota.

     Entonces, ¿para JungKook es un perro mascota más? ¿Es eso lo que todos temen? ¿O lo que todos aman? Ha escuchado todo tipo de rumores, pero eso ya es demasiado, ni siquiera puede hacerse una idea clara de todo el embrollo en el que está envuelto.

     — Uh, qué difícil —susurra TaeHyung con la cabeza baja y vibras malas, porque las preguntas lo abruman.

     — No le hagas caso. Está celoso. Cuando ChangGu y JungKook fueron novios, ni siquiera duraron una semana —dice Jimin de nuevo, procurando mejorar el ánimo del chico—. Eso lo hizo ser un completo idiota. A todo quien salga con JungKook, lo termina queriendo hacer menos.

     TaeHyung mira un momento el reflejo en el espejo y suspira.

     — Supongo que en algún momento algo de este tipo tenía que pasar.

     Es una idea bastante compleja, de hecho. JungKook es codiciado por los demás, es cierto, todo el mundo busca su atención porque no suele prestársela a nadie. Es novio de quien se lo propusiera porque, de todas maneras, su actitud no cambiaría. Aunque TaeHyung siente que sus palabras no reflejan sus pensamientos. ¿Quiénes son los demás para decirle ese tipo de cosas?

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora