» Capítulo XLIV

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La madre de TaeHyung toma de los hombros a JungKook y le hace pasar. Por un momento el tacto de la señora le hace estremecerse, pero se tranquiliza a los pocos segundos. Carga consigo una bolsa escondida que servirá como envoltura.

     — ¡TaeHyung! ¡Ya llegó por ti JungKook!

     Como si de un rayo se tratase, TaeHyung llega rápidamente hasta su sala, con media sonrisa y muy bien arreglado. Mira a JungKook, agitándole la mano por lo bajo. El pelinegro alza su ceja para después dirigirse a la señora Kim, quien sonríe tan grande que hasta da miedo.

     — Lo traeré a casa temprano.

     — ¿Se puede quedar a cenar cuando regresemos, mamá? —cuestiona TaeHyung con media sonrisa.

      Eso no le causa gracia a JungKook, quien se queda atónito y avergonzado por la inoportuna petición. La madre de TaeHyung suelta una risa y abraza al pelinegro, aunque este se mantiene quieto y no sabe cómo reaccionar a eso. Después de soltarlo, la mujer le da un codazo y le guiña el ojo.

     — Quédate con él toda la vida.

     — ¡Mamá! ¡Dios, no sé cómo puedes decir esas cosas!

     Nadie, ni siquiera el mismo TaeHyung es capaz de creer lo que presencia en ese momento: Kook en su casa, el día de su cumpleaños... ¡Y son novios! Ya puede decirles a todos que es así (aunque no lo hará). Hasta tiene la libertad de llamar KookiePookie a JungKook, porque es su novio. ¿Ya mencionamos eso? Que JungKook es su novio. ¡Ah, sí! ¡Y que le dijo que lo ama! Porque eso contó como decirle que lo ama, ¿verdad?

     ¿Ya dijimos que JungKook es su novio?

     Los dos salen de la casa, a paso lento pero seguro. Es la primera vez que salen formalmente como una pareja. A JungKook le hubiese gustado quedarse en casa viendo películas, comiendo helado o pastel o lo que quisiera TaeHyung; sin embargo, el deseo del cumpleañero fue pasar un día entero como si fuese una cita... Además, una petición extra del chico es que JungKook elegiría a dónde ir. Ambos saben que el pelinegro solo es capaz de elegir dos lugares; todo lo demás será propuesto por nuestro Tae.

     Caminan juntos por la acera. JungKook aún carga su regalo, aunque escondido para que TaeHyung no sepa que lo lleva y quiera adelantar las cosas. No tarda mucho para llegar al centro de la ciudad y es ahí que los dos se ven sin saber qué hacer.

     — ¿A dónde iremos, KookiePookie?

     El mayor sonríe en el mismo instante que JungKook rueda los ojos por el apodo, el cual solo está permitido sin restricciones por ser el cumpleaños de TaeHyung; quien por cierto en los últimos días cayó en cuenta de lo divertido que es molestar al pelinegro.

     — Como fuiste tan insistente para que eligiera lugares, y yo no salgo mucho, iremos a comer crepas.

     — ¡Yo amo las crepas!

     JungKook le dedica ojos cínicos al chico.

     — Lo sé, por eso iremos allí —recalca, recibiendo una sonrisa de Tae—. Esa molesta cara... Me irritas.

     El pelinegro juguetea con sus mejillas para sacarlo de quicio, y cabe aclarar que no es un jugueteo común y corriente, sino uno realmente molesto. Sin embargo, y muy contrario a lo que desea, parece que TaeHyung pone las mejillas para que el otro disponga de ellas. JungKook le sonríe un poco antes de darse media vuelta, alzando el brazo para que Tae se apresure en seguirlo.

     — Quiero agarrar tu mano, voy a agarrar tu mano. No hay nada que me lo impida. Soy poderoso, soy veloz, ahora sí, JungKook —habla en voz alta, acercándose al objetivo.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora