» Capítulo XV

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El castaño permanece quieto en su lugar, intentando observar a lo lejos dónde está su cita. Decir que no se siente nervioso es una total mentira: su corazón está acelerado y sus manos sudan. Tiene la necesidad de gritar, porque está presionado. No tiene idea de cómo actuar, si su ropa está bien, si el cabello no se le ha hecho un desastre; digno de un mar de indudables inseguridades que rápidamente lo aprisionan. Su corazón no quiere seguir latiendo, pero la emoción alienta con hacerlo salir de su lugar natural.

    Piensa: ¿Va a venir con otra ropa? ¿Qué haremos? ¿Quién va a pagar? ¿Debí traerle un presente? ¿A qué hora tengo que regresar a casa? Es obvio que no hay respuestas inmediatas a algunas cuestiones. Por otro lado, y regresando a su pregunta inicial, JungKook no es del tipo de chicos que tienen ropa para ocasiones especiales. ¿Esa es una ocasión especial? La mente de TaeHyung divaga; mira al cielo y, perdiéndose en sus pensamientos, suelta un suspiro.

     — Poochie —habla una voz conocida a su lado. De inmediato TaeHyung voltea a ver a JungKook.

     Como siempre, la ropa es básica: su playera negra, sus jeans desgastados, sus botas pesadas oscuras y su gabardina larga. Ese día cae una ligera capa de frío que congela su nariz haciéndola roja.

     — ¡JungKook! —exclama TaeHyung feliz—. ¡Te ves realmente bien hoy!

     Los ojos de JungKook hacen un vuelco, dejándolos en blanco por medio segundo, antes de volver a observar a TaeHyung. El pelinegro mira de arriba hacia abajo a Tae, y simplemente suelta un suspiro al notar que su estilo ha cambiado abruptamente, ya que a simple vista se ve que el mayor se ha tomado un buen tiempo en arreglarse.

     — Claro —le resta importancia, moviéndose incómodo en su lugar.

     Por un momento la fuerza de la situación se ve sumergida en el ruido de los automóviles, es decir, nada más capta su atención. Están de pie en la esquina de un semáforo, simplemente porque es el punto más cercano al centro y más cercano, a la vez, de ambas casas. Ninguno de los dos sabe cómo actuar, qué decir, o qué hacer, pues rara vez este tipo de cosas se han dado. JungKook no niega que, alguna vez, se vio obligado a salir con alguna de sus "parejas", pero el tono de aquella vez se siente diferente.

     Es una situación completamente nueva para ambos, JungKook lo odia.

     — Entonces... —El primero en hablar es TaeHyung. Rompe la barrera del cálido sonido—. ¿Creo que deberíamos ir ya a la función?

     — Si empieza en tres horas —se queja el pelinegro moviendo impaciente su pie—. De hecho, ni siquiera entiendo por qué quedamos de vernos aquí.

     TaeHyung suelta una risita incómoda: para nada planeó todo para verse obligados a estar más juntos. No, claro que no irían al arcade de videojuegos o invitaría a JungKook a comer o a ver ropa, o regalos, o a la tienda de mangas. Para nada, no, no, no. Es decir... Sí, bueno, lo planeó. Era un buen momento para convertir esa cita en una híper-mega-cita. Mamá le decía cuando era pequeño: si no conquistas a un hombre con tu humor, hazlo con el arma mortal menos infalible: ¡la comida! No lo culpen por sentirse emocionado cuando siente que se vuelve más cercano al chico que le gusta, aunque de nuevo a JungKook se lo ve más desinteresado que de costumbre.

     Inconscientemente, TaeHyung frota sus manos malvadamente..

     — ¿Qué haces, TaeHyung?

     — No, nada, kkkkkk —suelta TaeHyung a media risita malvada antes de observar directamente al pelinegro—. ¿Te parece si vamos a comer?

     Hasta donde había visto, el hambre de JungKook es inmensa. Bien. La única vez que lo vio comer, se tuvo que devorar la sopa que le cocinó, ah, pero era un gran plato repleto de verduras, y ni hablar de las bebidas que consume. Un estómago al que le quepa todo eso no puede simplemente no tener hambre. Hasta esa vez de la sopa lo vio con ganas de pedir un segundo gran plato.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora