» Capítulo XXI

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A partir de ese día, las cosas entre JungKook y TaeHyung mejoran. Mientras todos continúan observando la actitud de JungKook y esta sigue siendo la misma, TaeHyung comienza a admirar ciertos aspectos de él. No es idea fantasiosa de la persona angelical que es completamente pura e incapaz de siquiera mirarte mal; sin embargo, JungKook está un poco más relajado y menos callado, siguiendo conversaciones que resultarían bastante normales y mostrando el interés básico de cualquier persona ligeramente interesada.

     Las cosas no cambiaron del todo, tan solo comienza a quererlo tal y como es. Deja de esperar que JungKook hiciera las cosas que nunca haría y empieza a disfrutar lo que no espera pero sí hace. Como cuando lo espera para irse a casa, o lo invita desganado a un partido. Cuando no quiere que lo animaran en estos, pero termina llevándose cada uno de los carteles que TaeHyung hace. Sin querer TaeHyung comienza a ver todo eso como muestras de amistad, o aprecio. Probablemente un gran error. Mientras, ese dicho famoso de "la costumbre es más fuerte que..." empieza a volverse un enunciado que mentalmente JungKook se repite para no sentirse culpable consigo mismo por mantener a TaeHyung a su lado y —muy en el fondo— disfrutar de su compañía, viéndolo como un alivio para su, anteriormente constante, soledad.

     — Hola —saluda el castaño a JungKook, quien entra sin ganas por el portal.

     El pelinegro le agita la mano unas veces, antes de inflar sus mejillas, en un acto común que carece de significado, y guardar las manos en las bolsas de su pantalón.

     — Poochie —habla JungKook, pidiendo la atención del chico.

     JungKook está algo ido, pero no entiende por qué. Entre más piensa que TaeHyung terminaría yéndose, más es la necesidad de hacer que eso sucediera. Algo no cuadra en su forma de pensar. Últimamente está confundido por las dudas, sin saber bien qué es lo que quiere su cabeza. Ese es el verdadero problema. Tiene la necesidad de que TaeHyung se fuera, pero no es como si quisiera eso. En esos meses fácilmente se dio cuenta del porqué no puede alejarse, y cómo es que TaeHyung es capaz de no hacerlo sentir tan incómodo al tenerlo a su alrededor, a diferencia de cada una de las personas que se le acercaban, buscando lo que todos. Eso pasa: en realidad, la cuestión y causa de su pensar profundo es TaeHyung. Si él se hacía necesario, todo lo que construyó y sus creencias serían en vano. Entonces la costumbre se volvería necesidad.

     La reputación se le iría. Pero eso es lo que menos le molesta, pues no le da valor alguno a la percepción que los demás tiene de él. Más bien, lo que se le iría sería la forma detallada de ser, y necesitaría atención para no hundirse en recuerdos y emociones capaces de romper su corazón. Al llegar a anhelar una relación, querer vivir enamorado y querer a TaeHyung, entonces esa necesidad lo haría un ser incapaz de seguir en la vida solo, así como lo estuvo haciendo sus últimos años de vida. Es donde se niega a acrecentar las cosas. Tiene que actuar rápido, y como velocista, pues el sentimentalismo le está ganando, incluso al hacerlo pensar de esa manera.

     — Uhm... JungKook —habla el chico. El pelinegro le mira y mueve la cabeza para que continúe—. ¿Te gustaría salir conmigo hoy?

     JungKook se detiene por un segundo. Quita los ojos de TaeHyung, recapacitando sus pensamientos uno a uno y cuestionándose sus acciones, pero después reanuda su caminata.

     — Si es lo que quieres.

[...]

Las tardes de agosto no suelen ser tan frías como en ese momento. Una brisa recorre las calles de la ciudad, ya todos se les ve con abrigos ligeramente gruesos. Ni TaeHyung ni JungKook son propensos a tener tanto frío como los demás. Después de salir de clases, ambos se encaminan al lugar donde TaeHyung quería ir. Básicamente, siendo agosto escuchó que habría un espectáculo callejero al que muchos asistirían. No es algo importante, realmente no es nada especial.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora