— ¿A dónde vamos?
TaeHyung termina de ponerse bien la chamarra puesto que cae una ligera capa de nieve que adorna la ciudad. JungKook se pone guantes y un gorro negro, antes de cargar su maletín favorito... De hecho, su único maletín. Observa a TaeHyung con la ceja alzada y regresa los ojos al camino.
— A la estación de trenes —responde, haciendo fila detrás de unas cuantas personas.
— ¿Uh? ¿Vamos tan lejos?
— No es tan lejos, pero no creo que quieras ir caminando.
— No tengo suficiente dinero para mi boleto, debiste decirme antes.
JungKook rueda los ojos. Es obvio que el otro solamente intenta trazar una delgada línea y hacerle saber que aún no está perdonado. Voltea hasta TaeHyung, quien rebusca en sus bolsillos dinero hasta que alza la vista y conectan sus ojos por un segundo. JungKook no ve más en él que una simple inocencia característica, así que termina por ver el camino y continuar en él.
— No sé por qué dices eso. Yo voy a pagar tu boleto.
Aliviado por eso, el mayor admira su alrededor prestando atención a las personas cargando sus maletas, a quienes esperan, a los que están enojados porque su tren se ha ido; disfruta el bullicio de los pasajeros, la caja registradora y su sonido. También aprecia el tren al que van a subirse, las ventanas de este siendo ocupadas por personas que miran hacia afuera como si estuviesen encerrados. La estación es bella. Nunca había estado ahí antes, pues no tuvo la necesidad de viajar en tren hasta ese instante.
Regresa la mirada hasta JungKook, que le toma del brazo después de tenderle su boleto en la mano.
— ¿Te puedo hacer algunas preguntas? —se atreve a pedir TaeHyung.
Son las seis en punto y su tren sale en no menos de diez minutos. No van tan lejos a como se puede pensar a causa de la magnitud de la estación y el gran tren al que van a subir; de hecho es hasta posible llegar en taxi, pero es más aburrido, más incómodo e incluso más tardado. En tren no tardarían más de cuarenta y cinco minutos.
Aunque al pelinegro se lo ve tan inexpresivo como suele ser, lo cierto es que dentro de sí mismo siente una ligera capa de nerviosismo expandirse y agrandarse. Sus manos sudan, muerde sus labios inconscientemente y se tambalea de lado a lado. En su cabeza, por otro lado, no pasa mucho; siente que su mente repite infomerciales estúpidos para evitar que se arrepienta de sus acciones.
— Depende de qué tipo de preguntas sean.
— Bien —accede TaeHyung. Esas preguntas son ejercicio para matar los diez minutos restantes—. Cuando dijiste que te gustaba...
El menor no puede evitar golpear su propia frente cuando escucha eso, soltando un suspiro seguido de ver directamente a TaeHyung, quien también lo mira curioso. JungKook realmente no quiere hablar de eso en ese momento, incluso intenta pedirle a TaeHyung con los ojos que aguarde un momento. No obstante, TaeHyung se mantiene firme con un rostro serio.
Es un poco vergonzoso.
— ¿No puedes esperar un poco? Hablaremos de eso más tarde.
— ¿Decías la verdad? —TaeHyung termina la pregunta, con ojos tristes y melancólicos—. Esperaré.
Para JungKook, TaeHyung a veces es un completo misterio que no puede entender. Es decir, sí lo hace, pero no puede captar exactamente a qué se refiere cuando hace esa clase de pregunta, cuáles son sus verdaderos sentimientos hacia él. A momentos luce enojado, y luego cambia su expresión, como un remolino de emociones que lo confunden. De por sí no es un experto en eso. Hasta hace unos pocos días no siquiera prestaba atención a sus propios sentimientos como para comprender los de Tae. El JungKook de años atrás no estaría ahí de pie, esperando un tren hacia un lugar poco visitado.
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Love Ends | kookv
FanfictionKim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. Lo que caracteriza al pelinegro es aquel desinterés y la seriedad desbordante que te hace querer...