» Capítulo XLV

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No pudo entenderlo antes. Si el amor no es eterno, ¿por qué la gente lo sigue con tanto fervor? ¿Por qué lee tantas historias con finales felices que hacen a todos llorar? ¿Por qué todos anhelan sentirse vivos a causa de vómitos, dolores de pecho, pensamientos inhumanos?

     ¿Inútil? Sí. El amor es inútil, o esa es la idea que carga constantemente. Es tan inútil como pensar día a día en las miles de posibilidades, en el final más doloroso donde tu corazón se rompería, tu pecho se presionaría y te sentirías tan roto.

     — Oye —llama TaeHyung haciendo que JungKook dirija sus ojos hasta él—. ¿Me quieres?

     Apenas puede comprender por qué el amor era un sentimiento codiciado: se siente tan bien al inicio. De alguna manera todas las sensaciones, por muy asquerosas que parecen, resultan ser satisfactorias al grado de ahogarte en felicidad.

     — ¿No tienes algo mejor que hacer, que estarme preguntando cosas de ese tipo, Poochie?

     TaeHyung le sonríe desde su lugar.

     Tal vez jamás lo entenderá, pero en ese momento es agradable. Es agradable ver a alguien quererte con la misma intensidad, pensar que esa persona está ahí, aun sabiendo todos tus defectos. Pensar que ambos están juntos cuando los finales existen y arrasan con todo, cuando todo termina.

     El castaño vuelve a poner sus ojos en el libro que lee, sentado en el departamento de su novio. JungKook regresa los ojos a su tarea y continúa con los pensamientos divagando en su cabeza, hasta que puede escuchar de nuevo a TaeHyung.

     — Entonces, ¿no me quieres?

     JungKook no quita la mirada de su tarea y suelta una risita curiosa, dedicada especialmente a una sola persona.

     — ¿Quererte? —pregunta—. ¿No te he dicho ya que eres muy molestoso?

     El mayor no dice nada. Tan solo permanece quieto mirando a JungKook en silencio, deseando descifrar esa mente curiosa detrás de los orbes oscuros del chico. Siente que está soñando, tal vez porque le parece irreal tener a tan solo unos pocos metros al chico que, alguna vez, fue proclamado como alguien irrompible. Los recuerdos, además de viejas palabras que cruzaron, provocan en TaeHyung una risa estruendosa que llega a los oídos de su novio. JungKook deja el lápiz a un lado para después mirarlo un poco irritado. ¿Es tan difícil hacer su tarea en silencio?

     — ¿Te hago sentir mal con todo eso del "amor"?

     — Creo que eso ya lo habíamos dejado claro. Me haces sentir tan mal que me dan ganas de vomitar. —JungKook hace unas señas con sus manos antes de tomar su lápiz y golpetearlo con la mesa—. Tú lo llamas estar enamorado, yo lo llamo estar enfermo.

     Amar es una enfermedad que no eliges, pero a la que te aferras.

     Y está bien. A veces las cosas malas son las mejores. Dicen que las enfermedades son sufrimiento, y que el amor no lo provoca. Sin embargo, al final de todo, ¿qué? Al final del amor hay un dolor imparable que te espera.

     — El amor no duele —ríe TaeHyung—. Te lo puedo asegurar.

     Mentira, claro que duele.

     — Al final sí —contraataca JungKook rápidamente—. Pero no es como si quisiera alejarlo.

     — ¿En serio? ¿Por qué?

     JungKook se alza de hombros sin saber la respuesta correcta. Quizá es porque ese sentimiento es más fuerte que querer estar solo; tal vez te sientes tan completo que tu mundo se pinta de azul y todo lo demás es insignificante enfrente de la persona a la que más quieres en el mundo.

     Cuando amas, todo es pequeño y esa persona es lo más grande en tu vida, a tus ojos.

     — Soy un masoquista —termina diciendo, llevando los ojos hasta TaeHyung—. Puede que exista un final en algún futuro, pero ese dolor será insignificante por las buenas memorias. Por los recuerdos felices. ¿No te dije eso antes?

     — ¿Preferirías no conocerme, con tal de...? —La pregunta no es terminada.

     ¿No conocer a TaeHyung? ¿Una buena opción? Si el camino es lo que más le gustó. Odió cada sentimiento en su momento, pero cuando ve que todo valió totalmente la pena...

     — No. Repetiría la historia solo para sentirme como en este momento. 

     El castaño le sonríe desde su lugar. No tienen que decir nada más pues saben lo que significan esas palabras.

     Eso es el amor: correr, ver, sentir tu corazón explotar, querer abrazarle, desear tomar su mano, desear todo lo mejor, llorar, odiar... Todos los sentimientos posibles. El amor se termina, sí. El dolor llegará en ese punto, en el temible final. ¿Y qué? ¿Acaso no valen la pena esas sonrisas? ¿Los nervios? ¿Los sonrojos? ¿La felicidad? ¿No vale la pena sentir tu corazón latiendo por mil?

     JungKook tiene la respuesta desde que TaeHyung se mantiene sonriendo siempre para él.

FIN.

Love Ends | kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora