Mon Amour ››zhang yixing‹‹

MA: 1.5

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Su pecho subía y bajaba debido a las grandes bocanadas de aire.
Jihyo tuvo que parpadear un par de veces para recuperar la visión. Sus ojos se sentían hinchados y rojos.

Todo lucia brillante, con un estilo mediterráneo y colores dorados a su alrededor. Sus ojos viajaron a las elegantes pinturas colgadas en las paredes, todo era estético y elegante, le recordaba a la primera casa en la que vivió. Espaciosa, llena de arte que su padre compraba, llena de libros que su madre leía, pero al contrario, esta se sentía más sola, más fría, sin una pizca de lo que significaba un hogar.

— ¿Estás bien?— Se sobresaltó al sentir las manos de Won tomar su cintura con familiaridad

Lo examinó de pies a cabeza y al contrario de ella, él lucía tranquilo como si no le importara absolutamente la situación en la que la acababa de meter. Won la miraba con una sonrisa.

— Esto está mal Won

— Tienes que relajarte

— ¡No lo voy hacer!— Won observó a ambos lados con preocupación y se aseguró de que nadie pudiera oírlos.

— Nos descubrirán— Susurró aferrándola a su cuerpo de forma agresiva. Y por un segundo, Jihyo no lo reconocía. La forma en como sus manos apretaba su cuerpo, dolía. 

— ¡Suéltame!— Golpeó su pecho con fuerza para tratar de liberarse pero lo único que había logrado era que Won se aferrara más a ella.

— Escucha, no existe ninguna Jihyo, y no existe tu apellido ¿Esta claro?— Se removió en su brazos pero no la soltó. — ¿Esta claro?

Lo miró con horror y tristeza mientras luchaba por zafarse de su sofocante amarre.

«¿Quién demonios era ese hombre?»

— ¡Bienvenido seas Jeon Won Woo!

De repente, su cuerpo se paralizó en el instante que lo vio.
Lucía imponente como lo recordaba, su mandíbula perfectamente marcada, alto con su tez pálida, elegante con la serie de collares que se asomaban de la apertura de su camisa blanca. No era un hombre especial y Jihyo lo sabía, pero aquellos ojos, aquel porte, la joyería que adornaba sus manos incluso su olor lo hacía interesante.

— ¡Bienvenido seas Jeon Won woo a mi humilde residencia!— Abrió los brazos en un acto fraternal para abrazar a Won quien a contrario de  él reflejaba una sonrisa y felicidad pura.

Notó como él lo examinaba y lo miraba con desaprobación sintiéndose superior pero Won era demasiado tonto para darse cuenta de esa acción. Una tenue sonrisa de cortesía se formó en sus labios luego de que este lo abrazara y palmeará su espalda con fuerza. 

— Estoy muy agradecido por esta oportunidad que me acaba de brindar señor Zhang

— Lay— Lo corrigió de inmediato — Nada de señor, dime Lay

El chico asintió con una sonrisa. Su emoción comenzaba a frustrar un poco al famoso Lay. ¿Por qué demonios se emocionaría? No lo estaría si se entera que de todos modos sería desechado como el resto de los chicos que buscan el sueño grande y dinero fácil.

Pareciese que ella era un fantasma para ellos dos y Jihyo se encontraba agradecía por no haber llamado la atención de aquel pelinegro que inmediatamente había ocultado su sonrisa después de tener una especie de conversación con Won.

Apretó su puño con fuerza al sentir un cosquilleo extraño en su interior cuando aquellos ojos se desviaron hacia ella y una extraña sonrisa se curvara en sus labios.

— Y ella es...

Won la jaló de mala gana obligándola a quedar frente al hombre quien para su sorpresa la miraba con calma.

— Mi novia— La había presentado con orgullo como si en realidad la estuviera presumiendo y al mismo tiempo marcando territorio frente al pelinegro. 

Él la miró con cierta gracia y sorpresa.
La examinó de pies a cabeza de forma rápida barriéndola con la mirada.

Muy bajita para su gusto, pero tenía que admitir que habían pasado muchos años desde que no veía un rostro tan bonito e inocente como el de ella.

Tenía una larga cabellera negra que contrastaba perfectamente con su piel. Sus labios lucían opacos pero eran carnosos, suficientes para Lay, sus mejillas seguían rojas quizás por la vergüenza que sentía. Se había atrevido a mirarla desde que puso un pie dentro de la habitación. Era hermosa.

— ¿Y tu novia tiene nombre?

Extendió su mano, y antes de que él pudiera buscar sus ojos muerto de la intriga por saber cómo eran, ella hizo una reverencia dejando su mano al aire. 

— Sandara Park, mucho gusto señor

La miró en silencio unos minutos para luego devolverle la misma sonrisa que ella le ofrecía pero que al contrario de ella, demostraba sorpresa pura, le había costado acostumbrase un poco a la belleza de su rostro, sus ojos eran los suficientemente expresivos para darse cuenta del estado en el que se encontraba, estaba molesta, asustada y triste y la sonrisa que mostraba, aunque sea la más encantadora que jamás había visto, era falsa.

— Sandara— Probó su nombre e hizo un gesto de desaprobación, no le gustaba en lo absoluto como sonaba en sus labios — Lay — se presentó con una sonrisa y ella palideció, sin duda alguna era el mismo hombre de hace diez años.

— Vayan a la habitación de huéspedes, apuesto que están cansados— Había ordenado con una fingida amabilidad.

Won la tomó de la mano y jaló su cuerpo hasta las escaleras donde los esperaba una mujer algo mayor y en ningún momento la poderosa mirada del pelinegro se despegó de la chica, intrigado por la sorpresa en su mirada y en su belleza, parecía desnudarla con esta misma. Era tan atractiva, tan exquisita que consideraba una enorme falta de respeto solo mirarla y no acercarse, no tocarla, y por un segundo se sintió impotente de no poder hacerlo.

La vio partir por las escaleras y un escalofrío recorrió toda su espina dorsal.

— ¿Te gusta?— Miró al castaño de reojo e hizo una mueca de desaprobación.

— Al contrario, hay algo que no está bien en ella

— Es linda

Yixing hizo una mueca y asintió de forma lenta.

— Invítalos a cenar, quiero hablar con ellos

Pasó su lengua sobre sus labios, había algo que no le estaba gustando en lo absoluto de ella...