MA: 1.28

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Jihyo se había levantado por el ruido fuera de su habitación, caminó desconcertada observando a miles de personas arreglando y acomodando las cosas de la casa y por fin después de tanto veía personal femenino limpiando el lugar y vaya que el personal femenino era hermoso, con cuerpos perfectos y rostros preciosos.

—¿Qué es lo que está pasando?— Preguntó mientras cerraba su bata de dormir al notar como el castaño la observaba de forma divertida y descaradamente.

—Abra una cena niña

—¿Y por qué no fui informada?

—Porque no creo que Lay te quiera en esa cena— Se encogió en hombros alejándose de ella.

Frunció el ceño buscando a Yixing por la casa que bien era más pequeña que la anterior aún seguía siendo un laberinto.

—Quiero el vino en la mesa y el coñac en el bar.— Jihyo lo observó hablar con una mujer ya mayor mientras esta apuntaba todo lo que decía en una pequeña libreta. —Procura que...—Se quedó en silencio al ver a la pelinegra adentrarse a la habitación hasta donde estaba él. —Es todo.— Terminó por decir para luego acercarse a Jihyo.

No hubo sonrisa en su rostro como solía hacerlo, se mantenía inexpresivo y distante mientras se acercaba a ella y la tomaba del brazo.

—Esta vez no quiero que salgas de la habitación por nada del mundo— Jaló su cuerpo de nuevo hasta su recamara

—¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué estas limpiando todo? ¡Suéltame con un carajo!— Terminó por liberarse molestando al pelinegro antes de que este la pudiera encerrar.

—No quiero que salgas de la habitación

—¿Quién vendrá?

—Alguien que quiero joder

—¿Y por eso estas arreglando todo?—Arqueó su ceja divertida.

—¿Recuerdas la bienvenida que nos dieron? Vendrá ese hombre y no quiero que te vea, eres demasiado...— La examinó de pies a cabeza e hizo una mueca de desagrado que irritó a Jihyo. —Inocente, en realidad eres una niña y no quiero que trates con él—

Jihyo miró a Yixing un momento. Sentía que la sangre de todo su cuerpo le hervía por dicho comentario. Su puño se cerró con ganas de estamparlo en su rostro, Yixing era un gran hijo de puta pero jamás la había mirada de esa forma, con superioridad, como si realmente le molestara su presencia.

No soy una niña—Arqueó su ceja divertido, sabía que ella quería pelear pero su cabeza estaba en tantas cosas que no tenía el ánimo para hacerlo.

—Lo eres y deja de fingir que no lo eres preciosa

—¡Eres un tremendo imbécil! No puedes solo decirme esa mierda

Mon Amour ››zhang yixing‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora