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Hace dos años, Yixing no sabía lo que realmente estaba pasando en su vida, puesto que el día que Jihyo se fue, una parte de él, sin quererlo, lo abandonó yéndose con ella.
Después de eso, Yixing dejó de ser el mismo, su actitud egocéntrica había aumentado, su mal carácter repercutía en las personas de su alrededor. Yixing era otro.

Había dedicado la mayor parte de su tiempo a la cacería de Bandit por gran parte del continente, realmente no le importaba en lo absoluto lo que pudiera llegar a pasar, sus negocios iban en aumento y al poco tiempo de que Jihyo se había ido, había iniciado una guerra contra su padre, guerra que ignoró por un gran tiempo, Yixing prefería beber y por primer vez en mucho tiempo gastar todo el dinero ilícito que ganaba en cosas absurdas.

Parecía que el pelinegro no le había importado otra cosa que mantenerse ebrio, gastar su dinero en piezas de arte, vender y comprar propiedades y jugar con la estabilidad emocional de Tiffany al grado de alejarla por completo de su vida. ¿Por qué? Porque la única parte emocional que tenia se había ido con Jihyo.

Nunca le había reprochado el por qué ella no se atrevió a tomar su mano y huir, lo comprendía... hasta cierto punto, puesto que cuando la sobriedad volvía a su cuerpo, el precioso pero tormentoso recuerdo de la pelinegra volvía e irritaba su estado emocional volviendo al alcohol, por esa razón Yixing se mantenía ocupado, entre más ocupada este su mente, menos pensaba en ella, pero la guerra constante que su padre le daba, le hacía casi imposible realizar esa acción.

Aquella guerra había sido ignorada hasta el día que Suho hirió de gravedad a Yuta, despertando a un amargado y furioso Yixing... ese fue el momento en el que decidió volver.

Corea se sentía extraña, hasta cierto punto ya no la consideraba su hogar.

—La chica se gradúa hoy— Yixing miró de reojo al debilitado castaño con una mueca.

Incluso, el mismo Yuta había evitado mencionarla por bastante tiempo, solo para no enfurecerlo

—¿Cómo lo sabes?

—Por tu salud mental no le he perdido el rastro— Se encogió en hombros haciéndolo enfurecer.

Había tarado un par de minutos en decidir, para cuando puso en marcha el auto, Yuta supo lo que realmente tenía planeado hacer.

Se mantuvo en silencio observando por le ventanilla del auto a la multitud sentada, tenía valor, lo sabía. Se había atrevido a ir a un evento donde posiblemente se encontraría Suho pero no le importó. Sus manos sudaron frio, su pulso se aceleró mientras eran nombrados uno por uno. Estaba emocionado, no lo podía negar, la ansiedad de verla lo estaba consumiendo mientras esperaba con paciencia en el auto, había llevado dos años sin saber de ella, sin querer saber de ella, pero en ese momento el que su nombre fue mencionado, Yixing sonrió.
La ola de emociones en su interior lo sorprendió, lucía igual de hermosa, con un nuevo corte de cabello que en un principio le sorprendió para luego encantarle.

Ese día, Yixing luchó en su interior por no salir del auto, y sabía que si seguía en ese lugar iba ir tras ella, y en ese momento, no estaba para hacer esas ridiculeces.

Después de eso, Yixing había re abierto algunos clubes volviéndose extremadamente popular, la batalla por el territorio entre Suho y Yixing había vuelto, volviéndose esta vez un acto mucho más personal llegando a intervenir la policía. Salía en los noticieros como el reportaje principal y eso no le importó en lo más mínimo.
Pasó un tiempo hasta que se atrevió a volver a preguntar por ella, Yuta lo miraba con una media sonrisa y terminó entregándole la información de su nuevo empleo.

Ese día, ella lucía preciosa y no pudo aguantar solo quedarse sentado a esperarla, sabía que ella lo había visto y su primera reacción había sido huir. No podía estar cerca de ella, no después de haber causado un desastre con Suho haciéndolo enfurecer. Él no estaba listo de estar con ella y quizás nunca lo estaría, su vida, en ese particular momento era un jodido desastre.

Pero ese día en el club, ese maldito día. No pudo solo quedarse sentado. Sus ojos se posaron en ella en el instante que piso el club. Había liado sus ojos un par de veces, e incluso mojó su rostro creyendo que era sólo una ilusión, pero era real, era ella, era Jihyo y estaba a escasos metros de él.

Y en el momento en el que volvió a besarla supo que ya no podía volver a dejarla, la quería y la quería con él

— Necesito que investigues a alguien— Llamó la atención del castaño mientras este conducía.

— No me digas... Déjame adivinar— Hizo una mueca fingiendo saber lo que Lay quería— ¿Al atractivo millonario jefe de Jihyo?

La risa de Yixing desconcertó al castaño. No había otra persona que lo conociera como aquel chico

— Si

— No— Yixing arqueó su ceja divertido ante la seriedad de su respuesta.

— ¿No?

— Tienes tantos pendientes y no necesitas meterte en otro problema

—No creo que ese hombre sea un problema

—¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo asegura?

—Con mayor razón tienes que investigarlo – El castaño rodeó los ojos ante la necedad de su jefe

—Aun así necesitas mantener control en tu vida y tienes que escoger

—¿Escoger? Escoger qué Yuta?

— O terminas el tema con Suho o Bandit

Yixing asintió de mala gana mientras dirigía su mirada a las calles vacías de la capital para luego hacer una mueca. Yuta tenía razón, siempre la tenía y ahora que Jihyo volvía a entrar a su vida no iba a permitir que nadie la alejara, aun siendo su padre quien se interpusiera.  

— Entonces... Tendré que hablar con Suho

Mon Amour ››zhang yixing‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora