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Una punzada en su pecho se hizo presente al notar las seis en punto. Llevaba dos días en ese lugar y apostaba todo en el mundo que sus padres estaban como locos.

Conocía a su padre y realmente compadecía a las personas que se encontraban a su alrededor, lidiar con él en una situación donde se encontraba furioso, era difícil.

Y de repente, sintió tantas ganas de llorar que apretó su puño y negó.

Había pasado mucho tiempo sin salir de la habitación, Won le traía de comer por miedo de volverse a topar al pelinegro pero ahora que no estaba moría de hambre.

No había pasado ni un segundo de tregua desde que había llegado, su rostro lucía cansado y su cuerpo se estaba desplomado, no tenía ropa y solo se limitaba a usar las camisas de su novio como si fueran lo suficientes para cubrir su cuerpo.

Con mucho miedo se vio obligada a salir, el aire fresco golpeó su rostro y se sintió un tanto relajada, puso en acción sus sentidos, sus ojos observaban con detenimiento las cosas, sus manos sentían las texturas de las paredes, sus oídos escuchaban mucho ruido en todas partes, sobre todo de afuera, su nariz percibía el olor a lavanda.

Dudo unos minutos qué camino tomar para la cocina, bajó unas pequeñas escaleras y escuchó el sonido de pesas chocar contra barras de metal.

Por fin sales de esa cueva

Se sobresaltó al escucharlo hablar, mordió su labio con nerviosismo, estaba detrás de ella observándola con esa mirada penetrante que lo caracterizaba. Podía jurar que su oscura mirada la recorría de forma vulgar imaginándose un sin fin de cosas.

Lo siento — Fue lo único que se atrevió a decir

No se había movido ni un centímetro, quien hizo fue Yixing en camino de algo de agua, pasó a su lado y sus mejillas ardieron al ver su sudorosa espalda descubierta notando tenuemente los músculos de esta marcarse al agacharse por su agua y algunas pequeñas marcas en esta.

—No lo sientes, algo de luz te servirá.— Sus mejillas subieron de tono a un color más intenso.

Yixing la observó con una media sonrisa, estaba consciente de su estado y lo usaría a su favor.
El sudor caía sobre su pecho creando una fina capa que brillaba contra luz, no era un hombre delgado, tenía masa muscular, la necesaria para ponerla nerviosa.

—Estaba buscando la cocina, lo lamento señor

—¿Señor? Dime Lay.— Trató de acercarse pero ella se alejó. Esa acción la encontró divertida —No te haré daño

—Las personas que dicen eso son las que más daño causan

Y por una fracción de segundo su mandíbula se tensó, esa voz tan dulce sonaba en su cabeza como un eco, sabía que la había escuchado en alguna parte pero su memoria le fallaba en ese momento.

Entre cerró los ojos y la volvió a examinar. Por más que buscaba algún tipo de defecto en el cuerpo de la chica, lo encontraba imposible, relamió sus labios notando la palidez de sus piernas desnudas y sus pies descalzos tocar la alfombra.

— ¿Qué dijiste?

— ¿Puede decirme donde está la cocina o mi novio?

— A la derecha— Arqueó su ceja

— ¿Y mi novio?

— Trabajando

— ¿A dónde lo mandó?

— Me sigues hablando de "usted"

— ¿Está trabajando o haciendo otra cosa?— El silencio se hizo presente mientras Yixing la miraba extrañado

— Preguntas demasiado— Entre cerró los ojos queriendo adivinar lo que la pelinegra tenía en mente.

Si las personas son incapaces de dar respuestas sólida, entonces si.— Le sonrió con tanta arrogancia que él no pudo dejarlo pasar — ¿Dónde está mi novio?

—Te daré un consejo que te servirá mucho— Se atrevió a acercarse, Jihyo podía sentir su respiración y su pecho a escasos centímetros de ella — No preguntes si no quieres saber la respuesta, preciosa

Para sorpresa del pelinegro los ojos de la chica expresaban una chispa de coraje en ellos, furia que ardía en su interior. Sonrió con arrogancia notando el punto débil de ella, la falta de control sobre sus emociones.
Él podría enseñarle cómo manejar esa oleada de furia en algo mucho más placentero.

— ¿Dónde está mi novio?— Volvió a preguntar esta vez con un tono mucho más desafiante. Se acercó y por inercia ella mordió su labio nuevamente sintiendo la vergüenza abordarla. Yixing casi palidecía ante esa reacción.

— La cocina está a la derecha, puedes preparar todo lo que tú quieras

Yixing se alejó molesto, como si estuviera a punto de perder una batalla. La ignoró de la forma más única colocándose de nuevo sus audífonos y volviendo a su rutina de ejercicio.

Jihyo lo observó unos minutos, estaba segura de que él no le iba a dar ningún tipo de información, suspiró y dio zancadas fuertes y salió por completo del lugar.

La cocina era un lugar silencioso a diferencia de la suya. Por supuesto que se preparó de comer lo más rápido posible, en ese momento no quería toparse a nadie, sentía rabia, quería golpear al pelinegro, quería golpear a todo el mundo.

Su rabieta se fue calmando mientras comía, dejó de masticar al ver un teléfono en la pared.

Era tentador acercarse y no tuvo más opción que hacerlo y al descolgarlo Lay apareció arrebatándole el teléfono.

—Necesitas una clave para entrar en línea, pequeña — Ella lo miró con las mejillas rojas de enojo y vergüenza— ¿A quién le ibas a llamar?— Arqueó su ceja observando como la tela de la camisa de Jihyo mostraba su hombro y gran proporción de piel.

— Se apellida "Vete" y se llama " Al Diablo"

— ¡Yuta!— Gritó sin dejar de mirar a la sensual chica que lo asesinaba con la mirada. No tardó mucho en aparecer un desconcertado castaño. — Lleva a la señorita a su habitación... Pero antes.— La detuvo

—¿Tu ropa?

—Puedo irme sola

—¿No la traes contigo?— Jihyo asintió temerosa y aún sonrojada

Bien, llévatela— Yuta trató de tomar a la chica pero esta se alejó golpeando sus costillas tomando por sorpresa a ambos.

— Si me tocas, te mato

Yixing la observó molesto mientras se alejaba, notó el emparedado a medio comer y el teléfono mal colgado.

¿Qué demonios estaba ocultando? ¿Por qué estaba tan a la defensiva? Tenía a su hombre junto a ella ¿No era suficiente?

Mon Amour ››zhang yixing‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora