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Eran pasada de las siente y las puertas se abrieron, nuevamente un hombre entraba y el otro vigilaba a lo lejos, pero para su sorpresa la chica no estaba, miraron bajo la cama e incluso entraron al baño, por la expresión en sus rostro se encontraban furiosos y sobre todo asustados a punto de entrar en pánico.
Ambos hombres salieron de la habitación gritando que la chica había escapado y si, el caos comenzó. Jihyo al asegurarse de que ya nadie estuviera dentro de la habitación salió del buró entre la ropa de Won, se acercó a la charola tomando uno de los cuchillos, en el momento que estuvo en sus manos supo que ya no había vuelta atrás.
Tomó la charola y la arrojó contra la ventana logrando romper solo un poco de esta, envolvió su mano con una de las almohadas y quitó el resto del vidrio. Miró hacía abajo y sintió el vértigo abordarla, la caída iba a ser muy dura, arrojó el cuchillo por la ventana y colocó una de las sabanas aferrándola a una de las patas de la cama. Su corazón parecía querer salir de su pecho y bajo la lluvia se aferró como nunca a la sabana.
—¡Esta aquí!— Escuchó gritar dentro de la habitación.
El pánico la consumió obligándola a soltarse. Su espalda chocó con fuerza contra el césped, le tomó unos segundos recuperarse, sentía un terrible dolor que se irradiaba por toda su área lumbar hasta el inicio de sus costillas. Tocó su pecho y buscó el cuchillo con la mirada tratando de que la lluvia no interfiriera con su vista. De pronto, un destello hizo darse cuenta de que estaba cerca, lo tomó y a pesar de sentirse exhausta y adolorida, corrió.
Su pecho dolía y su piernas estaban a punto de colapsar, se aferraba tanto al cuchillo que su mano se había entumido por el esfuerzo y el frio.
A un costado del campo se encontraba un camino rocoso y al principio de este se apreciaba un vehículo negro y dentro de este se encontraba un cansado y molesto Yixing , quien miraba la lluvia y las gotas de esta sobre la ventanilla con su mente totalmente despejada, no pensaba en nada, solo observaba el campo y la lluvia, quizás tomaría una ducha llegando a casa, aún no lo sabía, ante su relajación y neutralidad, su ceño se frunció ante la sorpresa.
—¿Qué mierda?— Susurró sin poder creer lo que sus ojos veía — ¡Mierda detengan el auto!.— Ordenó
Abrió la puerta sin importarle en lo absoluto la lluvia y bajó, Yuta lo observó extrañado hasta que vio a Jihyo correr por el campo.
—¡Que cierren las puertas!— Ordenó mientras salía disparado hacía la chica, Yuta asintió corriendo en dirección contraria.
Aumentó la velocidad al ver la distancia considerable en la que se encontraba, sabía que posiblemente no la alcanzaría.
Jihyo sentía que se iba a desvanecer en cualquier momento pero el grito insistente de Yixing, la obligó a seguir, los músculos de sus piernas quemaba, sus pulmones ardían, su cuerpo colapsaría.
