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Jihyo tenía que admitir que el simple hecho de abandonar el país la ponía nerviosa y en severo estado de estrés. El simple pensamiento de no volver a ver a sus padres, la estaban matando.

Henan era un buen lugar, no era el más hermoso pero era tranquilo, era el tipo de lugar que le gustaba a Lay. A estas alturas podía describir lo vagamente con lo poco que sabía de él, era un hombre solitario que disfrutaba del silencio, siempre se mantenía de mal humor y no solía expresar sus emociones, lo sabía por su semblante neutro a cualquier situación.

Se mantenía distante de Lay durante su viaje en el avión así como en el auto, cada quien se encontraba más concentrado viendo la ventana y ninguno de los dos tenía el ánimo y las fuerzas para discutir como siempre, Lay se encontraba fastidiado de esa situación y Jihyo, simplemente no quería mantener una conversación por miedo a lo que pudiera ocurrir o sentir después, pero tenía que admitirlo, estaba encontrando fascinante verlo.

La atracción que sentía por él, era extraña. Terrible y difícil de explicar, era como un extraño huracán de emociones que se desataban en su interior cada vez que estaba cerca de él, atracción y odio era lo que sentía.

Lay era el tipo de hombre que jamás se fijaría en una chica como ella, o quizás, si lo hacía jamás la tomaría en serio.

— Henan luce distinto, tendré que visitar mi territorio más seguido

— Lay, tenemos un problema— el pelinegro observó hacía enfrente notando dos enormes autos que tapaban la avenida principal.

— Una fiesta de bienvenida, que agradable— Soltó con sarcasmo

— Lay, esos autos no estaban ayer

Se encontraba serio mientras presionaba el arma con fuerza y miraba de reojo a Jihyo.

— Busca otra ruta— Soltó con tranquilidad mientras acortaba la distancia entre Jihyo y él.

También tenía que admitir que aprovechaba cualquier ocasión para acercarse a ella y rozar sus cuerpos en movimientos torpes.

Lay— Soltó el castaño con severidad.

—Me lleva la mierda

Jihyo no era tonta, lo que sus ojos veían no significaban una buena señal, Pero se alarmó al ver como el pelinegro le entregaba una pequeña arma.

— Jihyo, toma

— Yo... No, aleja eso de mi— No quería volver a sentir esa sensación en sus manos.

Toma la maldita arma— Soltó desesperado — Jala del gatillo al menos que sea necesario

El auto se había detenido en seco, Jihyo se levantó alarmada observando a su alrededor como las camionetas que escoltaban a Lay se colocaban alrededor del auto.

De nuevo esa sensación, llevaba años de no sentirse de esa forma, el sudor frio se manifestó y el terror se apoderó de cada musculo de su cuerpo dejándola inmóvil, su frecuencia cardiaca aumentó al mismo tiempo que sentía su boca seca.

— ¿Qué... qué demonios haces?

El pelinegro estaba dispuesto a salir del auto, y al contrario de Jihyo, se encontraba bien, más que preocupado se encontraba fastidiado, como si esas situaciones ya lo tuvieran harto.

Acomodó su camisa y tomó una pistola debajo de su asiento

— ¡Lay!— Jihyo se había aferrado a su brazo para evitar que este saliera del auto.

Yixing se giró a verla por primera vez en ese día y no le gustó en lo absoluto lo que pudo sentir, una opresión en su pecho se formó al ver los ojos llorosos de la pelinegra y la forma en cómo se aferraba a él lo hacían sentir impotente, ella estaba aterrada.

— No te levantes al menos que sea necesario ¿Está claro?— Tomó su rostro con ambas manos en un intento de calmarla. — Jihyo, ¿Está claro? — Asintió con timidez mientras observaba los ojos del pelinegro — Bien

La puerta del auto se cerró. Lay estaba seguro que Jihyo no correría peligro.

Tomaba su arma con firmeza mientras disparaba, el sonido era irritante y fácil de identificar, Lay no tenía por qué temer por la vida de alguien más que la suya pero en ese momento sentía un hormigueo en su estómago, era preocupación, podía reconocer esa sensación, pero su orgullo se lo impedía reconocerlo.

Los disparos parecían una lluvia invisible terrible, Jihyo se mantenía en silencio mientras se aferraba al arma. Había mucho ruido que Jihyo no lograba identificar entre los disparos y gritos, lo único que quería hacer en ese momento era salir corriendo de ese lugar, sus ojos seguían inundados por las lágrimas, yacía mucho tiempo que no presenciaba esto, siempre lograba evitarlos pero por una extraña razón le preocupaba que Lay no volviera, porque sabía que con él estaría más segura que con cualquier otra persona.

Tapó sus oídos con ambas manos al escuchar los disparos acercarse cada vez más.

Jihyo— Escuchó su nombre y la puerta abrirse.

Esta sonrió de inmediato al ver al pelinegro un poco sudoroso frente a ella, aferrándose a su arma con tranquilidad, pero su sonrisa se borró.

Le apunto con el arma y el rostro de tranquilidad del pelinegro cambió a sorpresa. Sus manos volvieron a temblar de forma descontrolada y pese el dolor en su muñeca, jalo del gatillo.

Yixing no se sobresaltó en lo más mínimo, la bala había rozado su brazo hiriéndolo e impactando en un hombre tras él. El cuerpo cayó con fuerza al pavimento y Lay aprovechó para descubrir su pecho notando un tatuaje en este.

Lay— Escuchó al castaño acercarse junto a otros hombres. —Es hora de irnos

Yixing miró a Jihyo quien aún sostenía el arma en sus temerosas manos y observaba con terror lo que había hecho, se acercó a ella quitándole el arma de sus manos, su piel se encontraba helada y no dejaba de temblar.

Hey— Susurró mientras acomodaba algunos mechones de su cabello y limpiaba las lágrimas de su rostro.

—Es...está mu... muerto

—Lo importante es que tú estas bien...

Mon Amour ››zhang yixing‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora