•°¿Un vago?°•

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Alaria miró al hombre frente a ella. Alzó la ceja, su madre le había dicho que fuera abrir ya que ella tenía mucha flojera de hacerlo. Y su padre ,su padre estaba Fingiendo leer el periódico. La castaña rodó los ojos. Al abrir se encontró con un hombre muy peculiar. Sus vestimentas parecían ser muy viejas, estaba largas y cubrían sus pies. En su primera impresión pensó que era un monje que venía impartir su religión. Pero no tenía una libro o un collar. Tenía una barba blanca muy larga. Sus arrugas de la frente eran notorias. Hizo una mueca. Desvío la vista mientras jugaba con sus dedos golpeando la puerta. No debía alterarse. Respiro hondo, miró hacia atrás.

-¡Mamá! ¡Papá! ¡Hay un vago aquí!- gritó.

Los padres reaccionaron tomando lo más cercano. Un control remoto y el periódico. Alaria sonrió nerviosa. ¿Cómo podían protegerla con eso? Rápidamente bajaron sus cosas al notar la presencia del hombre. Tenían miedo en sus ojos. O eso era lo que Alaria percibía. El hombre sonrió divertido.

-Un gusto volver a verlos ,Señores Volkova- saludo el hombre. La Situación se había complicado.

Su madre de inmediato se acomodó los cabellos y el padre tiró el periódico lejos. Se apresuraron a llegar a la puerta. La castaña se hizo hacia atrás mientras dejaba que sus padre hicieran algo.

-¡Profesor Dumbledore!- chilló la mujer-. Lamentamos el comportamiento de Alaria, pero ... No esperábamos su vista hasta...

-En realidad nunca- soltó el hombre despreocupado. La mujer le soltó un codazo.
Dumbledore río divertido-. Pero dígame.... ¿Que lo trae aquí? Digo... Pase pase

-Gracias ,Señor Volkova- admitió el hombre entrando.

-¡Usted, señorita!- la castaña se sobresalto cayendo al suelo seguido por una avalancha de palomitas y su recipiente-. ¡A su habitación!

-¡Pero...!

-¡Habitación!

La castaña hizo una mueca. Se levantó sacudiendo las palomitas. Hizo caso de inmediato. Dumbledore frunció el ceño. Sin embargo tomó asiento en lo que el hombre de la familia servía un poco de café al viejo hombre.

-¿Y bien, Profesor? ¿Que lo trae aquí?

-Vine por Alaria- declaró-. Creo que es tiempo de que ella vuelva a donde pertenece.

La mujer parecía nerviosa.

-Ella no sabe nada- explicó seriamente el hombre

-Eso no es un problema, Damián- comento el director bebiendo un poco de café-. En Hogwarts se le explicará todo.

-No- sentenció la mujer-. Ella no irá a Hogwarts.

-¿Casiopea? ¿Que te sucede?- pregunto sin perder su aura de tranquilidad.

-Ella le tiene miedo a la magia- suspiró Damián mirando a un punto muerto-. Suprimió su magia desde que tuvo su primer brote, lo hizo por qué había lastimado a una compañera de la escuela.

-¿Ha suprimido su magia?

-Todo- contestó la mujer. Los ojos del viejo hombre se llenaron de preocupación-. Cuando dejó a Alaria aquí creímos que nunca más vendría, sinceramente nos íbamos a mudar a Rusia el siguiente año. Por lo que la magia quedaría atrás y desaparecería.

-No puedo comprender ese hecho, Señores Volkova- trago grueso-. Es imposible, su poder es extraordinario y no puede desaparecer de un momento a otro.

-Lo hizo- sonrió la mujer alegre-. Ella nunca volvió a presentar rastros de magia. Y cómo vivimos en medio de la nada, no habrá problema en que desaparezca nuestra familia.

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