•°Un trato y la caída del ministerio°•

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Todas las salidas del ministerio fueron inhabilitadas. El mundo entero parecía confundido, debían irse a casa, la jornada estaba dando su fin ese día. El sonido de la aparición los hizo mirar al final del lugar, varias figuras aterradoras.

Una de ellas destacando por sus ojos rojos.

Los aurores fueron rápidamente puestos en alerta sobre la amenaza que ahora de quitaron su propias capas.

—Empiecen... Detesto perder mi tiempo— ordenó la azabache quitándose su capucha—. Recuerden una cosa, el adorable ministro de magia...— sonrió como gato—. Es mío.

Hubo risas y gritos de euforia entre los mortífagos que no tardaron en atacar.

Pues los aurores habían quedado tontamente indefensos tras ver a una joven de no más de 17 años ser respetada por el ejército de Voldemort.

Además de su declaración sobre el ministro de magia.

Los hechizos comenzaron a rodear todo el ambiente, de diferentes colores y gritos de dolor con una gran mezcla de miedo. Personas rogando por sus vidas.

—¿Por qué siempre pareces un chicle junto a mi Matthew Rosier?— cuestiona intentando ignorar todo el sufrimiento del cual fue la líder.

—Mi señora, me preocupó por usted— habla con tranquilidad—. Melania Black y yo éramos buenos amigos.

Alaria lo mira detenidamente. Ladea la cabeza.

—¿Eso es así?— pregunta. Matthew asiente convencido—. Ya veo... ¿Entonces estás junto a mi por lealtad a mi madre?— vuelve a asentir sin pensarlo mucho—.  Me serás de utilidad.

Volvió su vista al frente mirando una mujer escapar de las garras de una lunática Bellatrix.

Y aunque eso apretaba el pecho de la Black debía seguir con su plan. Desde la muerte de Dumbledore ponía su supervivencia y la de los suyos por encima de todos.

Caminaba con lentitud mientras su capa ondeaba tras ella. Kingsley Shacklebolt de interpuso en su camino de manera valiente. Apunto su varita hacia la menor.

El auror era claramente muy habilidoso. Estaba entre los más fuertes a su punto de vista.

No sé molestó en sacar su varita ante la amenaza del hombre. En cambio solo dió un paso atrás obligando a matthew enfrentarse al hombre.

Dejando a ambos en un duelo bastante parejo.

Sus ojos ruby se colocaron en la persona en la cual estaba interesada. Estaba dando una lucha digna. Tal vez por ello era el ministro de magia.

Al acercarse los mortífagos se inclinaron ante ella como si de una reina se tratará. Queriendo tomar esto como una oportunidad, el ministro estuvo apunto de utilizar la maldición asesina.

Alaria lo evito haciendo que la varita del ministro cayera en sus manos.

— Larguense— grito ella con seriedad. Todos corrieron lejos—. Buenas noches, Ministro— saluda con burla—. No lo alabare, de hecho, he escuchado rumores— hace un hechizo no verbal lanzando al hombre lejos de la batalla—. Sobre Amelia Bones... Aunque Riddle fue quien se enfrentó a ella... Me hubiera gustado que fuera ella quien peleará conmigo está noche.

—Señorita Black, veo que ha tomado el lado equivocado— la azabache le lanzo su varita.

—No sería un duelo si solo yo peleo— suspiró—. Pero como digo... Amelia Bones hubiera sido mejor Ministra que usted... Scrimgeor— hace una mueca sacando su varita evitando tres hechizos consecutivos.

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