Sin duda alguna todos ya habían intentado su patronus. Alaria solo los miraba. Todo el lugar era iluminado por el potente hechizo. Harry estaba disgustado. Pues no hacían nada.
—No seas aguafiestas—dijo Cho alegremente mientras contemplaba su plateado patronus con forma de cisne,que volaba por la Sala de los Menesteres durante la última reunión antes de las vacaciones de Pascua—. ¡Son tan bonitos!
—Lo que importa no es que sean bonitos—repuso Harry pacientemente—.Si no que te protejan. Lo que necesitamos es un boggart o algo parecido; así fue como aprendí yo: tuve que invocar un patronus mientras el boggart se hacía pasar por un dementor.
—¡Uy, qué miedo! —comentó Lavender, que disparaba bocanadas de humo por el extremo de su varita—. ¡Y yo sigo… sin… conseguirlo! —añadió con enfado.
Neville también tenía problemas. Estaba muy concentrado, pero de la punta de su
varita sólo salían unas débiles volutas de humo plateado.—Tienes que pensar en algo alegre —le recordó Harry.
—Ya lo intento —dijo Neville, desanimado; se estaba esforzando tanto que el sudor brillaba en su redonda cara.
—¡Mira, Harry, creo que lo estoy logrando! —gritó Seamus, a quien Dean había llevado por primera vez a una reunión del ED—¡Mira…! ¡Oh, ha desaparecido! Pero
¡era una cosa peluda, Harry!El patronus de Hermione, una reluciente nutria plateada, retozaba a su alrededor.
—Son bonitos, ¿verdad? —comentó la chica mirando al animal con cariño.
Harry miró a Alaria quien solo estaba jugando con su varita.
—Deberías intentarlo— puntualizó.
—No quiero— hizo una mueca desviando la mirada.
—¿Por qué?
No lo sabia ,no tenía la mínima idea. Harry tomó su mano obligándola a levantar su mano. Y con ella su varita. Alaria lo miro. Se zafó de su agarré, lo intento. No quería que la molestará. Se alejó unos cuantos centímetros.
—¡Expecto patronum!— su voz era fuerte clara. El recuerdo que había tenido más feliz fue el de su navidad con su familia adoptiva y su familia biológica e incluso su tío Remus. Y era un recuerdo muy poderoso.
De su varita se libero un espeso humo blanco. Dónde se formó un animal majestuoso. Un fénix en todo su esplendor, abriendo sus alas. Alaria soltó una risa alegre. Harry sonrió. Por mucho. De todas las criaturas que habían ahí. El Fénix era no solo más grande. Si no más hermoso que todos los que estaban ahí. La muchacha podía decir que era chispita. Harry se apartó de ella. Y la joven Black aún seguía maravillada con su propio patronus. Tanto que no se percató que los demás ya estaban desvanecidos. Y el suyo iluminaba toda la habitación de la misma manera de la cual estaba cuando los pocos estudiantes habían logrado. Tan absorta estaba en ello que no se dió cuenta de que Dobby había dicho lo que Umbridge planeaba. Potter corrió hacia ella tomándola de la muñeca.
—¡Debemos irnos!— grito. El Fénix se desvaneció—. Umbridge...
Ella entendió. Corrió junto a el. Una vez todos habían salido.
—¡AAAYYY!
Algo se había enroscado en sus tobillos. Harry y Alaria cayeron estrepitosamente al suelo y resbalaron boca abajo unos dos metros antes de detenerse. Oyó que alguien reía detrás de ellos. Nova hizo una mueca adivinando quien era. Se colocó boca arriba y vio a Malfoy escondido en una hornacina, bajo un espantoso jarrón con forma de dragón. Pero el solo se reía de Potter.
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•°Obscurial°•
Fanfiction"Si no me controló podría destruir todo, y no quiero destruir lo único que tengo. Lo siento por ser una carga" Esta obra está ambientada desde el quinto libro en adelante. Todos lo derechos de autor son reservados para J.K Rowling, a excepción de Al...