•°Obscurial°•

•°Bromas°•

Se podía decir que era menos popularidad que Marietta que estaba en la enfermería. Nuevamente se había apartado de todos. Sin decir nada en particular. Theo había sido el primero en levantarse, ella también. cuando entro al comedor y se dió cuenta de a presencia. Solo se dió la vuelta. Sabía que ya no le hablaría. Por que si. Filch se acercó a ella.

—¡Black!— hablo filch, Theo se detuvo. Pues quería hablar con Alaria—. La directora quiere verte.

Alaria acepto. Todo con tal de que se salvará la incomodidad de Theo y ella. Camino hasta llegar al despacho de Umbridge. Flich la aviso. Entró sin decir nada.

—¡Oh , black!— saludo con cortesía, raro—. Quiero expresar mi perdón por los castigos y lo sucedido ayer.

—Oh si— achico los ojos—. No hay de que ,ya pasó— queria irse.

—¿Quieres algo para beber?— pregunto falsamente—. Té , jugó de calabaza, una soda... Café...

—No gracias— dijo sospechosamente.

—Me sentiría mal si no bebes algo conmigo— Alaria entendió. Sonrió.

—Un jugo de calabaza— dijo sentándose.

La mujer le sirvió. Y la miro ansiosa. Llevo el jugo a sus labios mientras fingia beber de el. Bajo la taza un poco. Antes de volver a darle mientras hacía gestos de que estaba totalmente delicioso.

—Bien, Alaria— se acomodó—. Quiero saber una cosa...

—Puede preguntar lo que quiera...— puntualizó la joven.

—¿Dónde está Sirius Black?— Pregunto finalmente.

—En realidad, no lo sé— declaró frunciendo el ceño tocando sus labios—. Solo lo ví una vez, fue en un periódico que me enseñaron mis padres squib adoptivos— se rascó la nuca.

—Permíteme informarte, Black —comentó la profesora Umbridge—. Que fui yo quien estuvo a punto de atrapar al criminal Black en la chimenea de Gryffindor en octubre. Sé perfectamente que estaba hablando con Potter y se que ustedes son unidos.

Alaria soltó una carcajada.

—Soy tan unida a Potter como lo es el profesor Snape al shampoo— hizo una mueca. Umbridge lo tomo como el efecto del veritaserum.

Volvió a dar un sorbo. Sabía que Umbridge no le preguntaría Por Dumbledore, por qué ella era de Slytherin y era fácil percibir las intenciones de otros estando ahí.

—Bueno, está bien, gracias Black— sonrió despidiéndose—. Recuerda que el ministerio te vigila, y encontraremos la prueba de algo que te relaciones con Sirius Black.

Alaria salió rápidamente. Corrió por todo el castillo. Quería a los gemelos. Detestaba a esa bruja rosada. Maldita sapo. Finalmente chocó con ellos. Sonrió de la manera más amplia.

—¡Fotocopias!— dijo corriendo a ellos.

—Oh la pequeña Alaria nos ha visto— dijo George.

—¿Que se te ofrece pequeña?— pregunto Fred curioso.

— Umbridge— sonrió de lado.

Fred y George se miraron entre sí. Compartieron esa sonrisa traviesa que nunca se iba. No hacía falta muchas más palabras. De unieron entre sí, comenzando a cuchichear sobre lo que le harían a la diosa suprema y mágica de los sapos. Dolores Umbridge. Los gemelos se encontraron con el trío de oro y Ernie. Alaria se detuvo. No estaba de humor. No para enfrentar al tonto de Potter. Supo que los gemelos le habían dicho su plan. Pues todos la habían volteado a ver. Alaria los saludo desinteresadamente. Los chicos se retiraron. Los gemelos alzaron sus pulgares. Corrieron hasta la torre de Gryffindor. Los gemelos salieron con millones de cosas. A la muchacha se le iluminaron los ojos. Actuaron normal mientras ponían los fuegos artificiales por todos los lugares posibles, de manera en que pudieran salir disparados. Poniéndolo en salones de maneras muy discretas aún cuando todos los maestros estaban al tanto. Los tres se volvieron a ver. Alaria miró como se acercaba un alumno de su casa. Seguramente Crabbe. Alzó su varita.