•°¿Rubio oxigenado?°•

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Alaria dejo su comida de lado. Miró a su tío quien recientemente le estaba reclamando. Ella ya había limpiado una de las habitaciones a fondo. No quería ser molestada. Estaba irritada, los gemelos Fred y George se habían presentado alegrando le el día en la mañana. Pero la señora Weasley los mando a hacer otras cosas. Todas las cosas estaban tensas, esperaban el veredicto de lo que ella entendió del juicio de Harry. Alaria golpeó sus manos contra la madera.

-¿Es suficiente regaño?- pregunto sarcástica

-¡No lo entiendes! Alaria- se acercó a la mesa-. Si sales de aquí estarás en peligro... Asesinaste... A dos mortífagos...- a la pelinegra le recorrió un escalofrío por toda la espina dorsal-. ¡Debes estar aquí!

-¿Como tú? ¿Quieres que me quede varada en un lugar donde solo soy un mueble? ¡Sirius! ¡No hablo más que con Kreacher! ¡Quien a pesar de ser un cascarrabias y loco elfo!- apretó los puños, las sillas comenzaron a moverse con violencia-. ¡Solo te estoy pidiendo permiso para ver a mis padres! ¡No saben cómo estoy! ¡Ni dónde!

-Calmate ...- pidió. La chica respiró hondo.

-Lamento no querer quedarme a vivir contigo para siempre como quieres y como lo quiere tu ahijado Harry Potter- se cruzó de brazos-. ¡El elegido! El niño que sobrevivió a un maniático sin nariz.

-Alaria....

-¡Estoy harta! Tal vez... Albus nunca debió ir a verme- escupió-. Nunca te hubiera conocido y posiblemente estaría bien.

-No lo entiendes..- susurró

-¡Entonces dilo! ¡Nadie me da respuestas! ¿Mi madre era de los malos? ¿Yo también debería? ¡No sabemos quién soy y quién maldita sea mi padre! ¡Lo siento , tío! Pero odio estar aquí... Y esa pelirroja no me soporta- se cruzó de brazos. La familia Weasley llegó con cara de felicidad.

-¡Lo sabía!-gritó Ron lanzando puñetazos al aire con demasiada victoria-¡Siempre te libras de todo!

-Estaba clarísimo que tendrían que absolverte-dijo Hermione, que cuando Harry entró en la cocina parecía a punto de desmayarse de la ansiedad, y que en ese instante se tapaba los ojos con una mano temblorosa-. No podían acusarte de nada.

-Pues estáis todos muy aliviados teniendo en cuenta que creían que me
absolverían -comentó Harry, sonriente.

La señora Weasley se secaba las lágrimas con el delantal, y Fred, George y Ginny se habían puesto a bailar una especie de danza guerrera al son de una canción que
decía:

-¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!

- Felicidades, Potter- comentó Alaria de manera cortante-. Una buena noticia para alguien, por lo menos.

Miró a Sirius y salió de la sala con total seriedad. El hombre suspiró. Sonrió por su ahijada pero fue detrás de su sobrina. Alaria subió. Tenía más cosas que hacer había conocido a Remus Lupin. Este también le había brindado libros polvosos y muy grandes que estudió con rapidez. Entro a la habitación de su madre. La cerró tras ella con cerrojo. Se dió la vuelta y movió su mano sobre ella sellandola con magia. Sirius intento abrirla pero esta se negaba. Hizo una mueca. Se rindió completamente. Bufó. Había logrado contener lo que sea que había dentro de ella. Si seguía así todo estaría bien. Luego de unos instantes Harry y los demás fueron mandados abajo. Alaria estaba al pie de las escaleras pues un hombre de cabello grasoso y muy tétrico prácticamente la había sacado de su cueva dejándola afuera de la reunión de la orden. Fred miró a sus amigos, estos caminaban con sigilo, su hermano George estaba bajando con cuidado la oreja extensible. No había un hechizo que les prohibiera oír. Harry frunció el ceño. ¿Que hacía la sobrina de su padrino ahí?

•°Obscurial°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora