Amagi del Edén

SUEÑOS VÍVIDOS

-Aquí -espeta Beta.

El gigante arrastra desde un arbusto el cuerpo inerte del pelinegro; está vivo, jadea, arde en fiebre, se sacude con escalofríos violentos, vivo, pero no consciente. Beta arroja el cuerpo a los pies de Paul y el cuerpo cae pesado en una posición extraña, y Paul aprieta los dientes, pero asiente.

-Aquí -repite Jesús empujando violentamente a Alpha hacia Beta.

La mujer trastabilla unos pasos hacia el enorme hombre.

Beta estira los brazos para atraparla. En el preciso momento en que consigue sujetarla por los brazos, cuando ella levanta la vista quizá para agradecerle en silencio, quizá para reclamarle algo, un puñal la atraviesa desde la espalda saliendo por el centro del pecho.

Beta coge el cuerpo antes de que se desplome.

Cuando el cuerpo se dobla bajo su peso, ve a Jesús guardando el cuchillo en su cinto, Estamos a mano, dice la mirada que le lanza: se hinca en el suelo y coge por un brazo al pelinegro levantándolo sobre de sus hombros para arrastrarlo lejos. Sus ropas sucias de porquería evitan que los Caminantes se acerquen. Paul llama con un grito a los sobrevivientes de su grupo llamando a la retirada, y los Susurradores de pie miran sin saber qué hacer mientras Beta se hinca abrazando al cuerpo de Alpha que jadea con bocanadas de sangre.

-Vamos -masculla Wes llegando a ayudarlo para sujetar a Daryl por el otro brazo.

Francis está muerto, Weasley está muerto, Roxie está muerta, Abraham está muerto, Mina está muerta, Shelly está muerta, y Wes es mordido por un Caminante mientras arrastran a Daryl ya cerca de los límites del bosque, cerca de la carretera. Wes cae con un alarido y Rovia tiene que aferrare al cuerpo del pelinegro para que no caiga y no lo coja el mismo caminante que muerde a Wes. Alguien de los sobrevivientes llega a quitarle el muerto de encima a Wes, y Rovia apuñala en la cabeza al siguiente Caminante que se acerca a su alcance, pero el cazador escapa de su agarre y cae en el suelo con un golpe seco, y Jesús da un rugido de frustración mientras apuñala a ocho Caminantes más...

Eduardo, Bernie, Ethan, Douglas, Kal, Nancy, Tim, Berenice, Fres, son todo los que le quedan.

A Wes lo han mordido en el cuello, ¿cómo va a explicárselo a Alex?, va con el hombre que se agarra la herida, recargado en un árbol.

Dile a Alex que no podré ir a la cena, lo siento, consigue jadear con gorjeos de sangre. Paul asiente, se sacude las lágrimas de los ojos, guarda el cuchillo con el que mató a los Caminants y con el que hirió a Alpha, y usa uno limpio para matar a Wes mientras todavía es humano, no quiere verlo transformarse. Tiene que llevarle el cuerpo a Alex, piensa, pero no podrá llevarlo, necesita todas las manos para ayudarlo con el cazador. Mira el cuerpo de Wes en el suelo, se frota la cara con una mano y vuelve al cuerpo tirado de Daryl; se hinca, lo coge de nuevo e intenta levantarlo, pero pesa demasiado y se siente cansado, el golpe que le dieron en la nuca todavía punza, no sabe cuándo fue la última vez que comió o bebió algo, y tampoco le importa. Acaba de matar a su gente y ni siquiera sabe si valdrá la pena, si el moreno sobrevivirá después de tanto tiempo por su cuenta, e incluso si sobrevive odiará que Jesús haya matado a tantos sólo por él.

Intenta desesperadamente levantar a Daryl.

La desesperación hace que le tiemble el cuerpo, o quizá son las convulsiones de Daryl, no puede saberlo. Tal vez está llorando, sabe que le está rogando al pelinegro que resista, masculla con voz quebrada que soporte, lo está llevando a casa, con el doctor, no lo está abandonando, como se lo prometió. Alguien más se acerca a ayudarlo y Rovia masculla un agradecimiento ahogado. El pequeño grupo vuelve a moverse, lento, constante. Están empezando a andar por sobre la carretera cuando, desde atrás y muy lejos, se oye el rugido desesperado y enardecido de la gutural voz de Beta: -¡NOOOOOOOO!