DESPIERTA

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Su azul mirada estaba empañada por las lágrimas. Sentía un dolor sordo en la cabeza.

Sus ojos azules velados por la pena se enfrentaron a la pálida mirada de ojos cristalinos que tenía delante, unos ojos tan claros como el hielo que reflejaron los rayos de luz de la mañana, y en la pequeña y regordeta cara apareció una radiante sonrisa de mejillas sonrojadas.

-Hola, cielo -masculló Jesús.

Su voz sonó pastosa y el dolor se escurrió en algunas notas.

Tenía un sabor desagradable en la boca y le dolía el cuerpo entero.

El niño recostado a su lado soltó una risa abierta, se levantó como un resorte y salió del cuarto gritando con voz chillona y vibrante: -¡Daddyyy, Papá despertó!

Rovia se movió con dolorosa tensión, de algún modo en su cabeza sonaba la voz agrietada del pelinegro diciendo, Despierta, "vuelve a casa, Paul, te lo prometí".

Las lágrimas se acumularon en sus ojos y cayeron en silencio. Dolieron y ardieron, pero volvió a respirar tranquilo mientras concentraba su mirada en el techo. Sólo entonces comprendió que estaba recostado en una cama pequeña y suave, a través de una ventana entraba aire fresco y una luz brillante, y su mente se recuperó lentamente recordándole que el clima era demasiado bueno allá afuera; "fue una pesadilla", pensó y eso lo tranquilizó, porque estaba demasiado acostumbrado a ellas.

El sonido de pasos en el pasillo resonó y el corazón de Jesús se desbocó en un instante: en el umbral apareció Daryl, llevaba puesta una camiseta amarilla para soportar el calor y los pantalones baqueros se le ajustaban en las piernas. Su cabello oscuro tenía canas grises y se sujetaba en una media cola contra la nuca; sus grises ojos de un azul brumoso miraron a Jesús un instante, con las manos en las caderas, antes de que una franca sonrisa apareciera en su cara.

-Bienvenido devuelta, vida -soltó con su voz de lija.

-Hola, cariño...

Daryl fue a su lado y se inclinó sobre de Jesús con un beso en la boca, un beso que correspondió Jesús al momento aferrando sus dedos a los costados del hombre, un beso que sólo fue interrumpido cuando Hunter volvió al cuarto y saltó sobre de ellos en la cama interponiendo entre ambos un ramillete de flores recién arrancadas y con los ladridos de Koda que entró ocho segundos después y salto por todas partes llamando a Hunter para que jugara, así que el niño dejó caer las flores prácticamente sobre la cara de Jesús diciéndole que eran para él y salió corriendo junto a su lobo: desde el jardín de la casa se escucharon los alegres chillidos de Hun.

-¿Qué pasó? -consiguió preguntar entonces Paul.

-Amagi -respondió el moreno volviendo a sentarse en la cama a su lado-. Has estado durmiendo más de dos días enteros... ya lo necesitabas, ¿eh?,tumbarte y resolver tus asuntos.

-Perdón, te dejé cuidando al niño solo, otra vez. Y te hice cuidarme.

-Me has cuidado más veces que eso -se encogió de hombros, indiferente.

Jesús sonrió un poco y se levantó lentamente para recargarse luego en su esposo, quien lo acomodó entre un mar de almohadas.

Jesús cerró los ojos, disfrutó del sol en la piel, el sonido de las risas de su hijo y el aroma del sudor en la piel de Daryl.

-¿A dónde te fuiste? -preguntó el pelinegro tras un momento.

-Fui a buscarte... en el principio de todo esto.

El arquero asintió con calma.

-¿Resolviste lo que necesitabas?

-No -admitió con un suspiro pesado.

El mayor apretó una sonrisa en los labios, él tampoco jamás lo había logrado.

-Cariño... tu vida fue horrenda... Si pudieras cambiar algo, ¿qué sería? -quiso saber el castaño.

Había mucho para elegir, desde su infancia hasta muertes y heridas. Había querido evitarselas, pero al final no consiguió nada.

-Nada -respondió el pelinegro-. Todo me trajo aquí, y aquí estoy bien.

-Quería ayudarte, ¿sabes?, y no supe como.

-Te quedaste conmigo, cada vez que lo hiciste me ayudaste, Paul. Te quedaste y me diste todo, incluido al monstruo de allá afuera que se acabó las galletas de nuez anoche y no me dejó probarlas. -Sonrió otro poco, aunque cansado-. Estoy bien aquí, y espero que también lo estés tú.

Paul asintió, porque lo estaba.

-Entonces... ¿dónde es aquí?

-Necesitabas una cama, no sabía cuándo despertarías. A Hun le gustó esta porque tiene juegos en el jardín, así que la cogimos y vamos a quedarnos hasta que estés mejor.

-¿Y luego?

-Iremos al Norte.

-¿Qué hay en el norte?

-¿Importa?

-No -sonrió el castaño volviendo a recostarse en el moreno.

Cualquier sitio estaba bien en este maldito nuevo mundo, pensó, y no, el Daryl de sus sueños no estaba muerto. Decidió que consiguió llevarlo de regreso a El Reino con ayuda de los Susurradores redimidos, decidió que allí curaron y atendieron al herido, Lydia se volvió la líder de los Susurradores y entre todos y con su ayuda derrocaron a Negan. Paul no podía decidir sobre la vida real, pero sí sobre sus sueños.

-Daryl... quiero ir afuera, estoy harto de estar en la cama.

-Eso no vas a decirme en la noche -canturreó Daryl y Paul sintió un escalofrío placentero en la espalda. El moreno se levantó y antes de que Jesús hiciera intento alguno, lo cogió en brazos y lo llevó cargando hasta el jardín donde Hunter jugaba-. Ahí, princesa -le dijo sentándolo en una silla reclinada y acomodándose a su lado en un abrazo.

Era un día hermoso, con sol, con viento, con el jardín reverdecido y las flores abiertas, con su esposo a su lado acariciándole los cabellos y una docena de Caminantes amontonándose en la reja del muro estirando sus huesudos brazos intentando estúpidamente alcanzar al niño que reía a carcajadas mientras el lobo lo lamía en la cara.

Y este definitivamente era el mejor lugar del mundo, envuelto a salvo en los brazos de Daryl.


FIN

Amagi del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora