Amagi del Edén

GATO

El gato, negro, arisco, huraño, hosco y con el pelo poco a poco demasiado largo, entra a la cárcel muy temprano en la mañana cuando la vida apenas comienza, y lleva consigo arrastrando lo que ha cazado ese día, un pequeño venado que, aunado a los conejos del día anterior y las ardillas de los días antes de eso, ayudan a que la despensa se mantenga llena, y el gato parece finalmente cómodo en su nueva casa, aunque sigue siendo un gato que mira con desconfianza y responde con gruñidos a todas las personas que se le acercan con grandes sonrisas y palabras amables de «Buenos días, señor Dixon».

No comprende que la gente parezca tan contenta con su existencia, pero igual asiente a los que le hablan. Si fuera bueno con la gente y con las palabras, explicaría que todo aquello no es gracias a él sino a Rick, él únicamente ha hecho lo que sabe hacer, cazar y traer comida, lo hizo para sí mismo y lo hizo para Merle y las cosas nunca fueron tan bien, de manera que si ahora todo es bueno será sin duda porque es Rick quien se hace cargo de todo.

—Mira eso —sonríe Jesús al ver al pelinegro entrar en el edificio principal. Ahora Daryl se parece un poco más a su Daryl, con el cabello comenzando a crecerle y los brazos empezando a tornearse.

El mayor deja el cadáver sobre la mesa principal del comedor y eleva la azulina mirada hacia Paul que está ayudando a Michonne con las cajas de reserva de comida que se manda para los almacenes de cada uno de los dos edificios que ahora conforman la comunidad: Rovia está consciente de que ahora él se parece un poco más a lo que será el resto de su vida, con los cabellos por debajo de los hombros sujetos en una cola y la barba crecida, enfundado en dos suéteres y una bufanda, guantes y botas con doble calcetín, da la impresión de que sigue en un invierno en Virginia y no en Georgia, donde Daryl apenas se molesta en usar camisas de manga larga y un chaleco extra, pero es verdad que dentro de la cárcel las paredes son frías y las madrugadas se vuelven tortuosas, por suerte las calderas ahora funcionan y el frío es soportable mientras están encendidas.

—La comida —anuncia el moreno y ve a la mujer negra sonreírle.

Es enero otra vez y el frío durará hasta finales de febrero y principios de marzo.

Jesús deja la lista en la que ha estado trabajando y va hasta el pelinegro para regalarle un abrazo. El gato se sigue encrespando con las muestras de afecto, pero es inteligente y sabe ahora que no todos quieren hacerle daño, que hay caricias sinceras e incluso hay personas con las que se da el gusto de hacer sentir que al dejarse acariciar, es a ti a quien está recompensando por haber sido una buena persona con él, y ese es el caso de Jesús.

—¿Cuánto tiempo más seguirás saliendo a cazar? —pregunta Jesús retirándose un momento después.

—No por un rato. —Saca el cuchillo y procede a arrancar la piel del venado y luego corta en trozos el cuerpo apartando en cubetas los intestinos.

Todavía está terminando con su presa cuando Glenn entra al comedor y le anuncia a Daryl que Carol le ha calentado agua para que se lave, y manda a advertirle que no lo quiere apestando a tierra y sangre durante el desayuno.

—¿Quieres que nos bañemos juntos? —propone Rovia pestañeando inocentemente.

—No —bufa Daryl y luego añade: —No me estoy bañando, sólo voy a lavarme.

Al gato no le gusta el agua, por supuesto, pero hace un esfuerzo nuevo por no parecer tan arrabalero. Pasa de nuevo entre la gente reunida en los corredores un poco sorprendido de que lo sigan saludando y agradeciéndole la comida a pesar de que ahora mismo escurre viseras y sangre.

Tienen casa llena, entre la gente de Woodbury y el pequeño grupo de once personas que Daryl encontró en el bosque hace casi un mes mientras cazaba. La segunda sección donde una vez tuvieron a los antiguos reclusos volvió a ser despejada y ahora también sirve de cuartos junto con sus baños, el comedor y la clínica.