TODOS LOS INADAPTADOS

212 25 27
                                    

A cuatro kilómetros exactamente de Hilltop los caminos estaban convertidos en un lodazal de agujeros y charcos sobre la carretera que detendrían cualquier carro que fuera y mientras más pesada fuera la camioneta, peor sería el atascadero; pero la motocicleta pasa zumbando sorteando con facilidad los agujeros camuflados de lodo tieso y continúa su carrera a toda velocidad por sobre el camino rugiendo y dejando fácilmente atrás a los caminantes que quisieron alcanzarlos al oírlos.

El moreno al volante va concentrado en el horizonte mientras Paul se abraza a su espalda con la cabeza levemente recargada metido en sus propios recuerdos que le trae aquella escena.

El crepúsculo está cayendo y los tonos grises se apoderan del paisaje cuando finalmente aparece ante ellos el camino que sube hasta los altos muros metálicos de Alejandría. Y Daryl se siente nervioso. Rovia ha jurado que esa gente ayudará porque harían lo que fuera por el pelinegro, porque son familia, pero el moreno no está tan seguro, después de todo se largó...

-¡Es Daryl! -grita Glenn cuando ve la motocicleta acercarse.

-Puerta -grita alguien más allá abajo y dos segundos después Jesús ve que el portón se separa, la reja se recorre y al cruzar el umbral nota al hombre de tez oscura y largas rastas de nombre Heath, aquí convivieron poco, pero en la vida real fue uno de los luchadores. La motocicleta apenas se está frenando cuando Carl ya llega corriendo agitando los brazos, es un niño de la edad de Enid, pero crecerá pido y a estirones, y con él viene el pelirrojo Abraham.

-¿Qué mierda? -dice el pelirrojo con una sonrisa.

Sin miramientos abraza como un oso a la pareja que baja del vehículo, sin dejarlos hablar les explica que él y Tara estuvieron bucándolos por los alrededores por más de veinte días seguidos.

De no tratarse de ellos los habrían dado por muertos, pero definitivamente decidieron creer que seguían vivos, quizá ya muy lejos en el Este, Beth había dicho que esos eran los planes de Dixon desde un principio. Pero ahora de pronto regresan, juntos y con una motocicleta como malditos reyes del camino.

-Encontramos una comunidad -se ríe Jesús-, hemos estado allí y de allí venimos...

-¿Y los corrieron? -pregunta Carl sinceramente preocupado. Glenn, que baja de la torre de vigilancia, los mira con la misma duda en el rostro, no tiene una mano, pero le han hecho una prótesis metálica lo más ligera posible.

Paul niega con la cabeza, suspira, respira y simplemente suelta: -Venimos a pedirles un favor y a ofrecerles un trato. ¿Dónde están Rick y Diana?

-Diana no está y no sé si regrese -se encoge de hombros Abraham; la mañana siguiente después de la partida de Daryl y Jesús la mujer apareció en la puerta de la mansión con la carta de despedida de Dixon donde les pedía a todos que no lo buscaran, que no se sentía cómodo en ese lugar, una carta que Daryl escribió por petición de la mujer, pero era sincera de un modo particular.

Cuando Rick se enteró se puso echo una furia incluso peor que Daryl en un arranque de ira, con el grupo tomó Alejandría, Carl y Beth tomaron la armería, Abraham y Frank se encargaron del almacén y con Aarón de mediador no hubo que matar a nadie, por suerte... más o menos, el sheriff encaró a Diana, y a su esposo, les dijo que si querían ser los líderes de una comunidad capaz de sobrevivir al nuevo mundo lo primero que deberían hacer era aprender a sobrevivir ellos, y los corrió de Alejandría para como Daryl y Paul, probaran que valían la pena y se merecían estar vivos.

-Tendrían que estar un mes allá afuera, debieron regresar hace más de dos semanas, pero ya los dimos por muertos -sigue Abraham-. Rick está en casa y seguro le gustará verlos.

Amagi del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora