THROUGH HELL AND BACK

175 19 19
                                    

Jesús nunca conoció a Beth, todo lo que supo de ella fue por lo mucho que Daryl le contó de ella. Rovia nunca supo quién fue exactamente ella ni qué significó para su esposo, para él Beth fue, en todo caso, el peor dolor y la cicatriz más profunda en el alma del moreno, una herida tan abierta que incluso a Hunter le cantaba esa canción que Beth siempre estaba cantando.

Pero ni siquiera la peor noche de la peor pesadilla en el peor día de la vida de Daryl se comparó con ese dolor.

Rovia nunca lo vio tan abandonado como esa noche en que volvió a Hilltop.

El vehículo conducido por Bernie se estacionó en la plaza y Paul, que ya salía a recibirlos, vio a Daryl bajar del coche con el cuerpo de Beth abrazado y los rubios cabellos de la chica bañados en sangre seca y tierra.

Y el hombre estaba llorando, aunque no parecía darse cuenta, se quedó parado en mitad de la plaza con el cuerpo de Beth entre sus brazos, y simplemente no dejó que nadie se la quitara; se aferró a ella con todas sus fuerzas y se quedó allí parado sin responder ni reaccionar por cuarenta minutos enteros, sólo la mirada clavada en el cuerpo de la chica.

Bernie fue quien le contó lo ocurrido.

La gente todavía estaba más preocupada por la actitud de Daryl cuando, de pronto, el cazador salió de su inmutavilidad, llevó a la niña al jardín y recostó su cuerpo entre el pasto, sacó del almacén una pala y se puso a excavar con tal ira que pareció querer hacer un agujero que llegara al mismo infierno.

Nadie se atrevió a ir a su lado por temor a un arranque de violencia del hombre, sólo Weasley se le acercó discretamente y se puso a excavar con él sin pronunciar palabra alguna. Cuando Jesús fue a verlos, llevando consigo una blanca sábana de algodón para cubrir el cuerpo, encontró el agujero tan profundo que Daryl dentro de él estaba cubierto hasta la cabeza, y seguía cavando más hondo sin detenerse. En verdad parecía que lo cavaría para siempre, pala, golpe, tierra, pala, golpe, tierra, pala, golpe, tierra, pala, golpe...

Enterraron el cuerpo en una ceremonia discreta en mitad de la noche y bajo una lluvia que se convirtió en tormenta durante las primeras horas de la madrugada, pero Daryl no estuvo presente, y cuando Paul fue a buscarlo no pudo encontrarlo porque él sabía cómo y en dónde esconderse.

No llegó esa noche a dormir, y la siguiente vez que lo vio fue al día siguiente, sentado frente a la tumba cubierta de flores, bebiendo de una botella de licor y con la vista clavada en la tierra. Y no se movió de allí en todo el día.

Jesús se habría quedado con gusto a su lado, pero era el líder de Hilltop por el momento, así que le pidió a Andy que a la distancia lo mantuviera vigilado: en el cambio de turno Andy buscó a Paul para darle noticias y decirle que el moreno seguía sentado frente a la tumba, y allí se quedó el resto del día, y al día siguiente, y cuando no estaba allí, desaparecía.

Cierta mañana Rovia lo encontró trepado en el ático de la mansión, de pie en un balcón fumando en silencio, la vista en el piso, y Paul entró en el preciso momento en que se apagaba el cigarro contra la piel y Jesús tuvo que ir a detenerlo, le apartó el cigarrillo, lo pisó y miró la piel quemada.

Lo abrazó y el mayor dejó que lo abrazara, pero no lloró, el dolor era más agudo que eso, como esas heridas que de tan graves que son ni siquiera duelen, porque el cerebro en su instinto de supervivencia ignora el dolor, lo omite de sus sensaciones en espera a que sea curado y ya entonces dejará que duela como el infierno.

Día a día el pelinegro regresó a la tumba, cada tarde se quedó allí sentado fumando en silencio sin importarle el clima ni lo que pasara a su alrededor. Sólo Carol, Sam y Paul pueden hacerle compañía sin que los corra o escape. La gente de Alejandría al enterarse viene a visitar la tumba y saber la historia entera que Bertie cuenta para ellos, Michonne abraza a Daryl, consoladora, y Frank llora como si fuera la tumba de la propia Amy, y Holi le ha llevado una corona de flores...

Amagi del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora