BURN IT TO THE ASHES

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Simon está en medio del semicírculo que se forma en torno a él.

Sonríe, mordaz, a los rostros asustados de los colonos que salen lentamente de la mansión mirando el tapete de cadáveres caídos, y casi con el mismo miedo observan al hombre y a los cinco Salvadores que lo acompañan, han bajado las armas porque usaron hasta la última bala para matar a los caminantes, pero el simple hecho de que lleven las armas hace que la gente se amedrente.

Simon comienza un discurso sobre la razón de que le tengan miedo a los caminantes y por qué necesitan a los Salvadores para cuidarlos de ellos. Está diciendo algo de eso cuando Daryl Dixon se abre paso por entre la gente como un toro iracundo, empuja a la gente abriéndose paso y antes de que nadie sepa lo que está pasando salta sobre de Simon derribándolo y dándole dos golpes certeros en el rostro.

El pelinegro ha estado practicando los últimos meses el modo perfecto de golpear con los puños tal cual le enseñó Paul y ha hecho suficiente fuerza golpeando el saco de arena, en el cuarto golpe todos se enteran de lo que ha sucedido y Simon está inconsciente tal vez desde el primer golpe, es difícil saberlo, lo cierto es que va a matarlo a golpes.

—Hijo de perra —está diciendo Daryl golpe tras golpe. Un Salvador saca una pistola de su pantalón en el mismo instante en que Paul se abre paso para intentar retirar al moreno de encima. Llega tarde, el Salvador le está apuntando y Jesús sólo atina a levantar su propia pistola que todavía sujeta en la mano: dos disparos suenan al mismo tiempo, el Salvador cae con una bala en la cabeza y Daryl se desploma con un gemido ardiente que le quema en la garganta.

—¿Qué diablos? —grita un segundo Salvador, pero a ese también le dispara Paul, porque sabe que así es esto y porque ya sólo le quedaba esa bala y tenía que usarla en algo útil.

—¡Hijo de puta! —brama el tercero.

Va a sacar su pistola, pero otro disparo suena desde detrás y cuando cae sujetándose la pierna donde la bala lo atraviesa, aparece a la vista Enid con la pistola que soltó Ron. El Salvador todavía así intenta volverse y disparar a la niña, pero Paul se adelanta con un salto y le da con el puño en la quijada derribándolo y gira en el mismo acto inclinándose para patear al cuarto Salvador en el estómago, y Enid le dispara al quinto hiriéndolo en un costado; el problema de los Salvadores fue usar todas sus balas y llevar sólo seis personas creyendo que Hilltop estaría aterrado después de la invasión y suponiendo que se someterían como ovejas; el castaño se vuelve hacia el moreno hincándose y deja simplemente que el tipo con la patada en el estómago ayude a sus amigos heridos y se llevan de allí a Simon inconsciente, Jesús habría preferido que Enid los matara con el arma, pero queda claro que necesita practicar con la niña a disparar una pistola. Ahora da igual, ha servido de mucho su intervención.

—¡Harlan! —llama Rovia buscando al doctor con la mirada.

—Hay que llevarlo a la clínica —dice el hombre apareciendo a la vista.

El hermano de Harlan también se apresura y ayuda al castaño para levantar a Daryl y lo llevan al remolque que hace de enfermería todavía. Los dos doctores se quedan adentro trabajando en retirarle la bala y Rovia permanece de pie tras la puerta esperando noticias y haciendo un esfuerzo sobrehumano para no pensar en la última vez que Dixon acabó herido y él tuvo que quedarse esperando un milagro, por suerte la bala quedó entera adentro y sólo diez minutos después el hermano de Harlan salie a avisarle que la bala ha sido retirada, la herida la cerrarán con fuego para que sea más rápido, pero el pelinegro necesita sangre y no sabían qué sangre era...

—A positivo —dice Rovia, porque es el tipo de cosas que debe saber de su esposo.

—Bien, hay que ira preguntarle a la gente quién es A positivo...

Amagi del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora