Capítulo 12

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La curiosidad se apodera de mí, así que me acerco sigilosamente al lugar de donde proceden las voces.

- ¿Y qué tal con Stanford? Se rumorea que se os ha visto juntos - la asquerosa voz de Goyle llega a mis oídos.

- Que va, bobadas - Malfoy intenta parecer indiferente.

Me acerco mucho más para no perderme nada de la conversación. La odiosa Pansy vuelve a abrir la bocaza.

- ¿Con la piojosa? No irá en serio ¿Eh, Draco?

- ¿Pero tú te crees que estoy ciego?

- Bueno, alguna vez se te ha visto con alguna de Hufflepuff.

- Joder, no compares. Una cosa es estar con una media neurona y otra con una sangre sucia que ni siquiera se peina.

El pasillo se inunda de risas de los serpientes al ritmo que mi ira se eleva.

- No me acercaría a ella ni por todo el oro de Gringotts, prefiero besar a un dementor.

- Pues tienes que aguantarla en clase de Pociones - dice Crabbe - Aunque no creo que sea peor que estar con el zanahorio.

- Ya te digo yo que sí es peor - sigue el rubio - en clase no me deja en paz, siempre me está hablando de sus mierda de libros muggles. No la aguanto.

- Pues es tan fácil como decirle cuatro cosas.

- Ya lo hago, pero su cerebro es más simple que el mecanismo de una mesa, parece que no lo pilla.

- ¿Qué esperabas de una hija de muggles? Da gracias a que por lo menos sabe atarse los cordones - la lengua bífida de Pansy vuelve a la carga.

Aprieto los puños esforzándome al máximo por no saltar contra la bruja y descargar mi ira en ella.

- Parece un elfo - ríe Goyle.

- Un dementor - vuelve Draco - porque es deforme y nadie la quiere cerca.

Ya no aguanto más. Doy media vuelta, volviendo sobre mis pasos mientras las lágrimas caen por mis mejillas. Aún se escuchan las risas de fondo cuando doblo la esquina y subo corriendo las escaleras a la torre de Gryffindor.

La humedad en mis ojos me impide ver con claridad por lo que me sobresalto cuando choco con un cuerpo.

- ¡Nat! ¿Qué pasa?

- Fred... - digo entre sollozos.

El pelirrojo pasa las manos por mi hombro y me atrae hacia sí. Oígo como dice la contraseña al retrato y luego nos movemos dentro de la Sala Común. Ni siquiera sé si hay alguien dentro que me pueda ver llorar, pero me da igual en estos momentos, no quiero ni mirar a nadie que no sea Fred.

Ambos subimos las escaleras en silencio y luego pasamos por otra puerta hasta llegar a un dormitorio.

- ¿Estás bien? - la voz dulce del chico me tranquiliza por completo mientras me lleva a lo que supongo que es su cama.

- Sí, sí, Fred, no pasa nada, gracias - me seco las lágrimas con la manga del jersey.

- No hace falta que me lo cuentes si no quieres, pero igual puedo ayudar.

Le regalo uno de mis mejores sonrisas que él me devuelve sin dudarlo. No puedo evitar lanzarme a sus brazos una vez más. Le abrazo tan fuerte que ambos quedamos tumbados en la cama, con la cabeza sobre su pecho. Puedo oír perfectamente los latidos de su corazón.

- ¿Quieres que nos quedemos aquí? - dice contra mi pelo sin soltarme.

- Me encantaría, pero te quedarías sin cena.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora