Capítulo 30

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La sala se queda en silencio a excepción de la respiración de Stanford. Con un rápido vistazo, me aseguro de que está apretando los puños en un intento por controlarse. ¿No quería jugar? Pues me ha tocado a mí tirar los dados.

Astoria parece encantada con mi propuesta aunque intenta disimularlo tapándose la boca con la mano. Pero si te mueres por comerme los morros, chica, eso lo sabe todo el mundo. A mí no es algo que me entusiasme en exceso, pero hay veces en las que hay que sacrificarse.

- Vale - responde con una risita estúpida. Si no tuviera esa cara bonita es que ni me le acercaba.

Por el rabillo del ojo veo como Nat intenta pasar del tema hablando con Cassius, pero es obvio que no puede ignorarlo. Apenas dejo que el beso dure unos segundos. Los labios de la chica, por muy expertos que sean en el tema, no se parecen ni una milésima a los suyos. Intento por un momento imaginarme que son los de ella para que se me haga más soportable, pero ¿de qué sirve? No es ella y punto.

Después de nuestra pequeña interrupción, nada parece haber cambiado. Para los de mi casa es algo normal que el príncipe de Slytherin se bese con una piva de estas cualidades, por lo que tampoco ha sido un gran revuelo. Sin embargo, Stanford sigue sin atrever a volverse para mirarme, probablemente imaginando que ese beso no ha pasado en realidad.

Normalmente me hubiera divertido demasiado viendo como Crabbe y Goyle son retados a cualquier mierda que les deje en ridículo o animando a alguna chica para que se quite la ropa delante de todos, pero mi mente no deja de jugármela recordándome lo que he hecho una y otra vez. Ella empezó primero. ¿Acaso tengo yo la culpa?

Me obligo a beberme lo que queda de una de las botellas robadas para soportar mejor la velada. El sabor amargo de la bebida consigue calmarme en parte. La ronda de retos y verdades sigue dando la vuelta hasta que llega de nuevo a la Gryffindor.

- A ver, Stanford. ¿Verdad o Reto?

- Verdad - dice sin dudarlo.

Sé que Pansy va a aprovechar la ocasión para dejarla mal. Lo veo en sus ojos y en la forma en que se pasa la lengua por los labios.

- ¿Eres virgen? - suelta mientras se ríe como si fuera la cosa más ingeniosa que se le pudiera ocurrir.

Sabe la respuesta igual que todos nosotros, por eso no ha dudado en atacar. Nat parece sonrojarse mientras mira a un lado y a otro nerviosa, sin atreverse a contestar aún.

- Eso es que no - contesta Parkinson por ella mientras estalla en carcajadas que son seguidas por el resto de sus acompañantes. En menos de un segundo tiene a toda la sala descojonándose de ella, que es justo lo que quería.

- Eso para mí no es un problema - dice algún puto bruto que tiene la suerte de que no me de cuenta de quién es, porque se iba a arrepentir.

El único que no parece reírse como los demás es el puto Warrington. Seguro que solo lo hace porque piensa que podrá tirársela en cuanto vea la menor oportunidad.

- Venga, ya vale - intento calmar a la manada aunque solo sea un poco.

- Vamos Draco. ¿No te ha sorprendido que la princesita sea tan pura? - ríe la azabache. Que alguien me sujete porque le parto la cara.

- No me digas que de estar juntos en Pociones te has encariñado con ella - creo que es Montague el que abre la boca esta vez.

Quiero hacer algo, quiero levantarme y liarme a hostias con todos estos gilipollas, pero no puedo. Lo que se diría entonces sobre nosotros puede que sea incluso peor para ella.

Está al punto de las lágrimas, lo veo. Roja por la vergüenza intenta esconder la cara entre las manos, pero sabe que en cualquier momento va a echarse a llorar, así que se levanta con cuidado y sin mirar atrás, sale de la sala por la misma puerta por la que ha entrado. Justo después, Cassius se incorpora y va detrás de ella como un perrito faldero. No lo puedo creer, este va en serio. Una cosa hay que reconocerle, es más valiente que yo.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora