Capítulo 5

4.9K 306 116
                                    

Intento pasar por alto el que Hermione haya arruinado lo que iba a ser mi primer beso con Fred. Ella no parece haberse dado cuenta, porque me sonríe amablemente mientras me pongo el pijama y me meto en la cama.

Me duermo pensando en lo bonito que podría haber sido el momento si no fuera por el inoportunismo de mi amiga.

Cuando despierto, me siento despejada y aprovecho que todavía no se ha levantado nadie para darme una larga ducha. El calor del agua cae sobre mí despojándome de todo rastro de estrés. Como siempre, uso mi champú favorito, uno con un agradable olor a canela y que me hace sentir limpia. Cuando salgo, mis otras compañeras de habitación ya han empezado a despertarse y yo decido bajar a la Sala Común. Me topo con una de las compañeras de Ginny en mitad de las escaleras que me dice que ella ya está despierta, así que me dirijo a su habitación.
Cuando entro encuentro a mi mejor amiga sola haciendo la cama.

- Buenos días, Gin - digo tirándome en la cama recién hecha.

- ¡Serás asquerosa! - ríe y me lanza un cojín a la cara.

- Ya veo que te alegras de verme.

- Si no me destrozaras la cama, me gustaría mucho más.

- Escucha, Ginny, te quiero contar algo - empiezo entonces, yendo al grano.

La pelirroja cambia totalmente la expresión de la cara y se me acerca curiosa. Le cuento lo poco que pasó ayer con su hermano o mejor dicho, lo que casi pasa, mientras ella me observa con esa expresión tan típica.

- ¡No me lo creo! - dice entre carcajadas - Hermione no podía haber elegido peor momento.

- Dímelo a mí...

- Sabía que te gustaba, aunque te negases a admitirlo.

- Pero ¿no te parece mal?

- ¿Mal? ¿Mal por qué? - se extraña - Para nada, me alegro por ti.

Gin y yo nos pasamos el rato hablando de su hermano y de mis sentimientos hacia él. La verdad es que algo sí que me gusta, aunque no lo sé, siempre le había visto como un hermano mayor. Él es muy amable conmigo, me pica y también me regaña, por eso se me hace imposible no quererle tanto.

- ¡OSTRAS! - digo mirando el reloj - ¡Llego tarde a Pociones!

Me he pasado tanto rato en la habitación de Ginny que he perdido por completo la noción del tiempo, ni siquiera me ha dado tiempo a desayunar.

Corro por todo el castillo dirección a las mazmorras hasta que llego a la clase sin aliento. Cuando entro, todas las miradas recaen sobre mí, incluida la del profesor Snape que no parece muy contento.

- Llega tarde, señorita Stanford - me informa.

- Lo... lo siento profesor, no volverá a ocurrir.

- Eso espero, me temo que la próxima vez tendré que ponerle un castigo - creo que le he dado tanta pena que se ha apiadado de mí.

Me dirijo hasta mi mesa donde ya hace rato que está sentado Malfoy.

- ¿Llegando tarde, Stanford? - me dice bromeando - ¿Seguro que sabes leer las horas en el reloj?

- Pues claro, Malfoy. Mira, por ejemplo, es hora de que te calles - le sigo el juego.

- No tendrás esa suerte.

Empezamos a preparar la nueva poción exigida por Snape, esta vez sin accidentes. Mientras remuevo el líquido del caldero noto cómo Draco me mira desde su sitio. Se levanta, sin dejar de mirarme y me coge un rizo entre sus dedos.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora