Capítulo 13

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DRACO's POV

En cuanto Dumbledore dice las cuatro palabras mágicas, todo el mundo comienza a moverse. Algunos van directamente a las mesas de la comida, otros comienzan la velada abriendo el baile, algunos pasean por la sala hablando con sus parejas...

Pansy se acerca emocionada con Blaise y su rubia.

- ¡Vamos a bailar, Draco!

- No, Pansy, eso ya es demasiado.

- Venga hombre, todo el mundo va a participar. No querrás ser el único que se quede atrás.

- Eso es exactamente lo que pretendo.

La morena se me acerca con cara de pocos amigos y un dedo levantado.

- No querrás también que el colegio entero se entere de que eres mortífago ¿verdad?

- Es una mentira barata que nadie se va a creer.

- Lo sé todo, Malfoy, y también puedo probarlo ¿Has olvidado quiénes son mis padres?

- Desgraciadamente, no lo he hecho.

- Pues venga - se lanza a mí agarrándome del brazo con una fuerza que no creía posible que tuviera y me arrastra hasta la pista.

Allí las parejas ya se están preparando para la primera canción, todos excesivamente peinados y con litros de colonia encima. ¡Qué irritante!

Una melodía lenta empieza a sonar y como si de una obra ensayada se tratase, las parejas comienzan con el baile.

- Pon las manos en mi cintura, Draco - me ordena Pansy - Yo te enseño.

«Sé perfectamente como bailar, otra cosa es que quiera hacerlo»

Ella me agarra fuertemente de los hombros y me lleva por toda la pista, realizando pasos de baile con excesivo entusiasmo. Todo el mundo parece estar disfrutando menos yo, Blaise y su chica se mueven mucho más calmados en el centro de la sala. Con gusto le cambiaría el puesto, seguramente dentro de unos minutos se irán arriba a meterse mano.

Para librarme de esos pensamientos y del hecho de estar en un baile con Pansy, recorro la estancia con la mirada. San Potty y la china están tan juntos que juraría que se han quedado pegados, la imagen es tan repugnante que me obliga a apartar la mirada al segundo. Granger y la comadreja parecen divertirse mucho intentando bailar. El zanahorio es tan torpe que no para de pisarla, su capacidad para cagarla es fascinante.

Mientras sigo los pasos de mi acompañante voy analizando uno a uno a todos presentes de las fiesta hasta llegar a una de las parejas. En una esquina, una chica baila con uno de los gemelos Weasley. Lleva el pelo recogido en un trenza de espiga que le cae por detrás, lo que hace que parezca más largo. El vestido negro deja al descubierto sus hombros, se le adhiere a la piel resaltando sus curvas, como si estuviera hecho a su medida. El corto de la prenda revela el largo de sus piernas que acaban en unos zapatos de tacón negros. Nathalie Stanford está realmente increíble.

Al verla, varios fusibles en mi cabeza se funden. «Joder» La rubia de Zabini a su lado parecería una sin techo.

La canción se acaba y yo aprovecho la pausa para huir a una de las mesas que hay agrupadas a un lado. Allí, los típicos prigados de las fiestas beben ponche y ríen entre sí. Seguramente han pedido a todo el elenco femenino ir al baile y ante la total negativa, se han dignado a venir solos. «Yo os regalo a la mía chicos, es más, os pago para que os la llevéis»

Me dejo caer en una de las sillas y al instante mi mirada se vuelve a fijar en Stanford. El pelirrojo le acaricia la mejillas con los dedos, por mucho que lo odie, no puedo evitar la amarga sensación que recorre mis venas. Esta vez es algo nuevo para mí, un terreno inexplorado, no hay cosa que deteste más que no tener todo bajo control.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora