Capítulo 44

2.7K 177 178
                                    

Cuando vuelvo, todos siguen igual que antes. Ahora hablan sobre los recientes exámenes, cada uno temiendo no poder hacer lo que le gusta por culpa de esta u otra asignatura y cómo no, Hermione es la que está más intranquila con el tema.

- Herms, no sé de que te asustas si vas a sacar todo con las mejores notas - la intenta calmar Ron, en vano.

- Ya, eso pasa siempre, pero... ¿Y si esta vez no? Creo que no me salió del todo bien Historia de la Magia y...

- Hermione, eres la persona más inteligente que conozco y si alguien no tiene que estar preocupada por eso, eres tú. Lo vas a sacar, lo sé, y vas a tener las mejores calificaciones de todo el colegio.

Por muy dura que se quiera hacer la castaña, todos vemos como se le suben los colores con las palabras de Ron.

Pero yo no puedo dejar de pensar en qué le pasará a cierta persona de Slytherin. Estaba un poco raro, no en un mal plan, pero no hay duda de que le pasa algo gordo.

El día se pasa sin ajetreos, sin nada digno de contar. No me separo de mis amigos en ningún momento y nos quedamos hablando de todo lo que no nos hemos contado durante el año. Ahora más que nunca sabemos que Harry necesita que estemos a su lado.

Intento distraerme, únicamente para no pensar en todo lo que puede pasar. No solo respecto a la extraña conducta del rubio, sino también a lo que tiene que ver con la cicatriz de Harry. Y obviamente el hecho de que el Señor es más fuerte. Pero cuando por fin llega el momento de tumbarme en mi cama, todo se me viene a la mente muy rápido.

Estoy cansada, lo reconozco, así que no tardo demasiado en dormirme, pero incluso así mi cabeza no deja de imaginar.

Sueño.

Nada coherente, sino un cúmulo de imágenes que se suceden sin ningún sentido. Oscuridad completa y, de repente, unos ojos.

Aparecen de la nada, muy lejos, pero tan brillantes que sería imposible no verlos. Unos ojos muy intensos, difíciles de olvidar, de un color lo más parecido a la plata. Al principio parece que miran a ninguna parte, pero luego no me cabe duda de que buscan algo. Se mueven de un lado a otro, ansiosos, como con angustia por saber qué van a encontrar. Si hubiera una expresión específica para el miedo, sería esa.

Y entonces se giran y clavan toda su fuerza en mí. En cuanto nos miramos, siento frío, cómo la temperatura baja dentro de mi cuerpo, pero me resulta imposible mirar a otra parte que no sea a esos ojos. Es como una fuerza sobre natural que me impide desconectar de eso.

Los miro aunque no quiera y veo demasiadas cosas dentro de ellos, hasta que de repente suena su voz.

- ¿Vendrás?

Me despierto al instante, bañada en sudor y con el corazón latiendo tan deprisa que temo que se me vaya a salir del pecho. En la oscuridad de mi cuarto solo estoy yo despierta, así que intento calmarme para no despertar a nadie, pero la voz sigue sonando en mi cabeza.

Estaba claro que era él, no tengo la menor duda. Su voz sonaba igual a cómo lo ha hecho esta mañana, con la misma angustia camuflada. No sé que quería decir con eso, si únicamente le apetecía que nos viésemos, si tiene que contarme algo... pero lo cierto es que yo también tengo ganas de él.

Y ahora más que nunca.

No me lo pienso mucho, simplemente me dejo llevar por lo que siento. Lo necesito. Abro el armario con cuidado y saco lo primero que pillo, unos pantalones y un jersey negros.

No sé dónde debo ir, no sé dónde encontrarle, pero camino sin rumbo. Algo me dice que él tampoco ha conseguido dormir mucho esta noche, pero igual está en su habitación. No sé, no creo. No sería el sitio donde se quedaría el rubio cuando tiene problemas de insomnio.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora