Capítulo 19

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DRACO's POV

La mansión Malfoy. Después de tanto tiempo en Hogwarts casi me había olvidado de lo fría que es mi casa. Mis padres van delante, hablando sobre cosas que sé con certeza que no me importan. Al llegar a la verja de metal, Lucius hace un movimiento con su varita y esta se abre al instante.

- Cuéntame, Draco ¿Qué tal te ha ido el curso? - se vuelve para esperarme y hace una seña para que los elfos domésticos que llevan mis cosas se adelanten.

« Ya, ahora no me vengas de buen padre cuando te importa una mierda mi puto curso »

- Bien, sin novedades.

- ¿Qué tal llevas.... la misión?

- En proceso - digo secamente.

- Espero que tengas algo de valor para el señor. Ahora no está, pero para cuando vuelva ha exigido verte.

Menos mal, no me apetece lo que se dice nada ver a esa criatura.

- Todavía no tengo demasiadas cosas.

- ¿Sabes lo que supone eso, Draco? ¡¿Sabes lo que quiere decir que no tengas demasiadas cosas?! - mi padre nunca ha gozado de gran paciencia, es algo que he aprendido con los años.

- Sí, sé lo que significa - digo fríamente - Me lo has repetido tantas veces que me lo sé mejor que mi propio nombre.

- Pues parece que quieres que acabemos en una tumba. ¿Crees que le va a sentar bien?

- Es evidente que no, pero ya me las apañaré - acelero el paso y le adelanto, cruzando la enorme puerta que en ese momento se abre y subiendo rápidamente las escaleras hacia mi habitación.

Me gusta lo grande que es esta casa, pero me hace sentir solo. Es demasiado fría incluso para mí.

La verdad es que no tengo ni idea de qué voy a decirle al que-no-debe-ser-nombrado. Lo único que tengo es lo de la Sala de los Menesteres y ni siquiera sé qué es. Además, dudo mucho que a Él le interesen lo que Umbridge nos pide, pero bueno, no es que se me dé mal hablar, así que si consigo cambiar un poco las cosas, tal vez le tenga tranquilito hasta la próxima vez.

Cuando llego a mi habitación, el baúl ya está ahí. Los elfos domésticos ya han sacado las cosas que tenía y las han colocado exactamente donde deberían ir, perfecto. Me echo sobre la enorme cama de mi habitación y cierro los ojos.

Me siento solo, demasiado. Tengo todo lo que quiero y aun así... Ojalá me hubiera traído algún libro de la biblioteca del colegio. No nos dejan llevárnoslos, pero me podría arriesgar a una bronca de la bibliotecaria con tal de tener algo que hacer durante las vacaciones.

Seguro que Stanford tiene mil en su casa. Una vez me dijo que sus padres son profesores. Muggles, obviamente, pero profesores al fin y al cabo. Y que tenía la casa repleta de libros, su propia biblioteca.

Podría pedirle alguno.

NO, me arriesgaría a que me pillaran y no es que mi padre esté de muy buen humor últimamente. Ni siquiera sé su dirección. No, no voy a hacerlo, sería caer demasiado bajo. Una cosa es llevarme bien con ella «y haberla besado...» y otra muy distinta escribirle a su propia casa. A su casa muggle. Si el Draco del pasado me viera pensando tan si quiera en hacerlo, me mataría con sus propias manos.

- ¡Martel! - al instante se oye un «PLAF» en la habitación y el pequeño elfo aparece. Tiene el trapo más sucio que nunca y algunos moratones por la cabeza, el señor Lucius se lo ha estado pasando en grande. Más tarde me ocuparé de eso.

- Necesito que hagas una cosa. Averigua la dirección de una tal Nathalie Stanford. Pelo castaño, muy rizado...¿Podrás?

- Claro, mi señor.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora