Capítulo 18

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NAT's POV

MIERDA, MIERDA Y MIERDA. Joder, soy imbécil. Mientras camino por el colegio de vuelta a la torre de Gryffindor me maldigo a mí misma por haber sido tan débil.

Sabía que aquello no me iba a traer nada bueno, así que pensé que lo mejor era que parara y eso requería una respuesta por mi parte. Le podía haber mentido, lo sé, pero mis neuronas en ese momento no estaban para pensar algo mejor. Simplemente lo dije.

¿Por qué quería saberlo? No tengo ni idea, lo único que espero es que no haga nada malo con la información que me ha conseguido sacar. No sé por qué, pero confío en él o igual es que quiero creerlo. De todas formas no se lo pienso decir a nadie, no ha estado nada bien por mi parte y no quiero que alguien se entere de que ni siquiera sé guardar un secreto.

- ¿Qué te pasa? Parece que acabas de ver al mismísimo Voldemort en persona.

- ¡Ginny! - la inesperada aparición de la benjamina Weasley casi me provoca un infarto, doy un pequeño salto hacia atrás claramente sorprendida y ella se acerca riendo.

- La misma.

- ¿Quieres que me convierta en el nuevo fantasma de la casa? Porque casi lo consigues.

- Si te vuelves igual de pesado que el que nos da Historia de la Magia entonces prefiero tu versión viva. Venga, vamos, tenemos que aprovechar el último día antes de las vacaciones.

Ginny me agarra del brazo y tira de mí hacia algún sitio. Recorremos los pasillos hasta llegar a uno de ellos que es extremadamente largo. Allí, sentados en el suelo y apoyados en las columnas de piedra están los gemelos Weasley riendo.

- ¡Hombre! Ya tardabáis - George se levanta y nos hace un reverencia exagerada.

Los dos están muy monos con el jersey de Gryffindor, el emblema con la imagen del león bordado resplandece en su pecho.

- ¿Esto es aprovechar nuestro último día, Ginny? Me has decepcionado - digo riendo. Fred me pega un codazo amistoso y todos reímos.

- No sabes lo que dices, Stanford.

- A ver si logras impresionarme - le reto.

Fred se ríe y echa a andar haciendo una señal para que le sigamos. Estoy deseando saber qué es lo que han preparado los gemelos, siempre tienen buenas ideas. Después de recorrer pasillos, caminar por las escaleras móviles y cruzarnos con alumnos de todas las casas, los pelirrojos se detienen ante una puerta de madera. No es que haya estado muchas veces, pero es imposible no reconocer cuál es la sala que se encuentra al otra lado de la gran puerta.

- ¿El despacho de Snape? ¿Es que estáis locos?

- Ya sabes que sí - George saca un utensilio de metal de su pantalón y se lo tiende a Fred.

Es una especie de alambre de metal alargado, aunque parece más complicado que eso. Seguramente estos pequeños genios le hayan echado algún que otro encantamiento para conseguir abrir puertas.

- ¿Por qué no usáis el Alohomora? - Ginny se acerca a su hermano para inspeccionar de cerca lo que hace.

- ¿Crees que Snape sería tan tonto de dejar su despacho a manos de un Alohomora? - Fred no aparta la mirada de la cerradura al contestar.

- Ni siquiera él es tan estúpido, hermanita - repara George.

- ¿Cómo estáis seguros de que el profesor no está en su despacho? - pregunto intentando darme seguridad a mí misma.

- Ha tenido que ir urgentemente al baño, estamos seguros de que el desayuno de hoy no le ha sentado demasiado bien - ríen los dos pelirrojos. Su risa es tan contagiosa que Ginny y yo acabamos acompañándolos también.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora