Capítulo 22

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- ¿Qué te ha pasado? Parece que has estado metida en una sauna todo el día, estás colorada - mis dos amigas ríen cuando me ven y yo intento seguirles el rollo.

- Nada, tranquilas, es que ahí hace mucho calor. ¿Habéis comprado algo ya?

- No mucho ¿Tú no vas a coger nada?

Cuando salimos camino de las Tres Escobas, yo ya me he fundido casi todo el dinero que llevaba en gominolas cambia sabores, tantas que no doy a basto para llevarlas en los bolsillos de mi chaqueta.

Llegamos al local donde hace un tiempo que Harry ya está allí con Ron. Están los dos solos hablando con dos cervezas de mantequilla sobre la mesa. Después de pedir las nuestras, nos acercamos para fomar parte de la conversación.

- Se ve que lo de Cedric le afecta mucho, pero es que yo ya no sé que más hacer.

- ¿Qué ha pasado? - Hermione no puede remediar su instinto más cotilla.

- La cita de Harry no es que haya salido muy bien - responde el pelirrojo - Por lo que dice, sí que le gusta, pero lo de Diggory la supera.

- Ya no vamos a volver a quedar, soy un desastre con las chicas - el azabache hunde la cabeza en los brazos.

- Venga, Gin, consuélale un poco ¿No? - le digo susurrando, ella no se lo piensa dos veces. La castaña y yo reímos por lo bajo viendo como Ginny intenta levantar el ánimo de Harry.

De camino a Hogwarts, me encuentro un rato con Parvati y charlamos de los exámenes siguientes. Ron y Hermione van delante, a veces dados de la mano hasta que se dan cuenta de dónde están y vuelven a soltarse. Harry y Ginny no han parado de hablar desde que salimos del pub. A veces la pelirroja gira la cabeza hacia atrás y me echa una mirada furtiva para asegurarme de que todo está bien.

Al entrar en el castillo, las dos parejas se adelantan y yo decido quedarme un rato hablando con una chica de Hufflepuff con la que coincido en Herbología, hasta que ella me dice que tiene que terminar un trabajo y vuelve rápidamente a su Sala cerca de las cocinas.

Casi todo el mundo está ya en alguna de las Salas Comunes, por lo que encuentro los pasillos vacíos. Justo voy a girar en uno de ellos cuando noto como alguien me agarra de la cintura haciendo que pegue un salto.

- ¡Buh! - dice riendo sin parar - ¿Te he asustado?

- Joder, Draco ¿Quiéres que deje de respirar?

- No es lo que más deseo ahora mismo, pero bueno - con un rápido movimiento se revuelve el pelo - ¿Vienes a la biblioteca? - lleva un libro en la mano que apuesto que quiere cambiar.

- Bueno, no tengo nada mejor que hacer, salvo los deberes, claro.

- Entonces no tienes nada mejor que hacer.

Él comienza a andar y yo le sigo. Intentamos hablar bajo para que nadie nos oiga hasta llegar a la enorme puerta de madera que tantas veces he atravesado.

- Será mejor que entre yo primero - me dice, segundos después desaparece por la puerta.

Me siento un poco estúpida esperando delante de la biblioteca para que nadie pueda relacionarnos, pero son riesgos que no quiero correr.

El aroma a libro viejo cuando entro me hace revivir. Hacía bastante que no me pasaba por aquí y es agradable volver a la rutina. No veo a Draco por ningún lado, seguramente ya esté en el último pasillo. Hay algunos alumnos hojeando grandes libros, seguramente para rellenar algún trabajo ya que en Hogwarts la pasión de la lectura no es algo muy reconocido. Neville me saluda desde la zona de las plantas y yo le devuelvo el saludo con la mano y una sonrisa. Al pasar por la sección prohibida, todos mis músculos se tensan y se me pone la carne de gallina. Había escuchado que justo en esta sección hacía más frío que de costumbre y ahora es algo que he comprobado por mí misma.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora