Capítulo 32

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Cada segundo del día se me hace interminable. Las horas pasan, minutos, segundos, tan despacio que me dan ganas de romper el reloj de una vez. Aunque nuestro último contacto no fue exactamente lo que yo esperaba, no puedo negar que no tenga ganas de saber por qué quiere que nos veamos.

Mañana, a las diez en la torre de Astronomía.

Sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza. ¿Será otra de sus mierdas para avergonzarme? ¿O realmente quiere disculparse por lo mal que me trató? No sé si alguna de las dos opciones merece mi atención, pero la curiosidad me puede más que otra cosa.

Cada día, lo que pasa con Draco es más complejo para mí, él siempre había sido una especie de enemigo. Nunca he detestado a una persona, pero si me hubieran preguntado antes, le habría señalado. ¿Por qué entonces no puedo dejar de pensar en él? Desde el momento en que nos pusieron juntos en Pociones, desde que empezó a portarse bien conmigo, las cosas dentro de mí son un lío.

Por una parte, siento que lo mejor es alejarme de él, que no me traerá nada bueno. Somos totalmente diferentes, no buscamos lo mismo y encima tenemos que llevarlo todo en secreto. Eso sin contar todas las veces que me hace algo y luego viene disculpándose, y yo como una idiota siempre le perdono. Pero hay otra parte, y temo que sea más fuerte, que me hace verle con otros ojos. Él no es así porque quiere, le han enseñado unos valores y ha crecido con ellos. ¿Acaso se merece alguien ser juzgado por eso? Además, no todo han sido momentos malos con él.

«Tú lo sabes mejor que nadie, Nat»

El recuerdo de sus fríos labios contra los míos me hace estremecer.

«¿Qué es lo que tiene este chico?»

Después de lo que se me hace una eternidad, la cena acaba y con ella los murmullos, risas y comentarios. Mientras la gente camina entre los pasillos rumbo a sus respectivas Salas Comunes, mis nervios aumentan. La sola idea de pasar tiempo con el rubio a solas me pone los pelos de punta, aunque no sé si es porque quiero que ocurra o por exactamente todo lo contrario.

- Tengo que hacer una cosa.

- ¿Debería preocuparme? - pregunta Herms.

- Es una tontería, pero mejor no me esperes despierta.

Desde que Ginny se enfadó conmigo por culpa de Malfoy, he decidido no volver a decirle nada sobre él. No quiero que nadie vea que tenemos relación, ni siquiera que nos llevamos bien, pero en caso de que quiera, la mejor opción sería Herms.

Seguramente hoy le toque a él la guardia. Y seguramente ha elegido el día por eso. No es tonto y tampoco creo que quiera dejar algo al azar ya que parece que le encanta tener todo bajo control.

Mientras camino entre las oscuras paredes del castillo, me imagino distintas posibilidades de lo que vendrá a continuación. ¿Decirme que se ha cansado de mí y que no me quiere ni ver? ¿Contarme que era todo una broma para echarse unas risas con sus amigotes? ¿O tal vez la idea de intentar algo con la amiga de Potter es suficiente para ganarse de nuevo el afecto de los de su casa? No tengo ni idea, pero ninguna de las opciones me parecen buenas, aunque tampoco voy a dejar que me haga daño otra vez.

Las escaleras en forma de caracol que llevan hasta lo alto de la torre de Astronomía están oscuras y resuenan con cada uno de mis pasos. Tal vez en otro momento me hubieran parecido aterradoras, incluso me hubiera pensado lo de ir esta noche, pero hoy no.

La sala está vacía cuando llego. El frío de la noche se cuela por entre las aberturas que me permiten ver el cielo claro de hoy. Este sitio me trae recuerdos que ahora preferiría olvidar, y como siempre, tienen que ver con él.

Lo que no sabes de mí (Draco Malfoy) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora