Capítulo Tres

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—¿Y bien? —insistió la chica— ¿Irás? Escuché que será una cosa grande.

Jaebeom suspiró una vez más, comenzaba a hacérsele costumbre. Estaba tentando a preguntarle su nombre de nuevo pero sería bastante grosero de su parte. En su lugar esbozó una sonrisa digna de suspirar.

—Lo siento cariño, estaré ocupado ese día —respondió él mientras comenzaba a quitar sus manos de encima.

—Pero podemos divertirnos —insistió ella sonriendo.

—No suelo divertirme de esa forma —dijo también sonriendo, sin ocultar la burla en su voz—. Tú bien lo sabes.

—Pero...

—Tengo que irme a clases, diviértete en tu fiesta —dijo él mientras se alejaba.

La pobre chica indignada, pisó con fuerza el suelo, ella sabía que él no entraba a clases casi nunca. Por una parte lo odiaba por ser de esa forma, pero por otra, sería capaz de perdonarle todo con tal de conseguir un polvo.

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—Joven Im, ¿Acaso está escuchando algo de lo que estoy diciendo? —preguntó molesto el mayor detrás del escritorio.

—La verdad no —respondió despreocupado el chico—. Me aburrió luego de la parte "Tome asiento por favor". ¿Por qué? ¿era algo importante?

El profesor exhaló con cansancio, ya no sabía que hacer para que ese chico dejara de meterse en tantos problemas.

—Escucha, lo único que quiero es ayudarte a mejorar con tus calificaciones —dijo el mayor adoptando un tono más confiado—. Eres joven aún y se vale que tengas distracciones pero también tienes que equilibrarlo con algo de responsabilidad.

Jaebeom se recargó en el respaldo de la silla y colocó una pierna sobre la otra.

—¿Cree que no lo sé? —interrumpió el chico— Cada vez que vengo a sentarme en ésta silla siempre es la misma charla. Me la sé de memoria ¿Puedo irme ya?

—Tienes que tomarte las cosas más en serio. No puedes ir por ahí sin mostrar algún interés. Busca algo que te guste y apegate a ello, haz algo, lo que sea —dijo ya desesperado el profesor por lograr algo con el chico.

—Ya tengo algo que me gusta —dijo Jaebeom con una sonrisa—, y es hacer nada.

Se puso de pie ante la expectante mirada de su autoridad y amplió su sonrisa a modo de burla, hizo un gesto de despedida y salió del lugar.

Al cerrar la puerta, Jaebeom borró la sonrisa al instante. Ya estaba harto de escuchar lo mismo tantas veces, todos lo conocían y sabían que él no cambiaría nada su forma de ser ¿para qué? Sólo sería presa fácil para el mundo tan maldito donde vivía además esa era una manera de evitar que le hicieran lo que le hacían.

Decidió no volver a clase, no después de la charla con el profesor acerca de su proyecto final, el cuál había desaparecido.

Por más que quiso explicar y convencer al mayor de que él sí había hecho el trabajo, no le creyeron. Después de todo, no era la primera vez que algo así pasaba.

Fue a la biblioteca esperando tener algo de tranquilidad, era algo que realmente necesitaba en ese momento y no creía encontrarlo en otro lugar.

Buscó algún libro que pudiera usar para la tarea que tenía la próxima semana. Esta vez tenía planeado algo mejor para cuando lo robaran. Ya era inevitable pensar que sus trabajos desaparecían un día antes de la clase, de su casillero.

Haría esta vez dos trabajos, de los cuales uno estaría erróneo, así descubriría quién era la persona que los robaba.

Estaba por empezar, pero el sonido de la silla siendo arrastrada a su lado de hizo bufar de frustración.

—Jaebeom-ah —exclamó la chica con una sonrisa.

El chico cerró el libro y lo apartó de inmediato.

—¿Qué hay? —saludó brevemente tratando de no dar un indicio de que había olvidado su nombre.

—No entraste a clase —comentó—. Quería saber si vas a ir a la fiesta de mañana por la noche y...

—Ya me invitaron —cortó de repente—. Y perdona que no sepa quién eres pero igual ya tengo cosas que hacer ¿Sí?

—Kyung Gi —masculló ella aún con la sonrisa en su rostro—. Mi nombre es Kyung Gi, pero no importa si no lo recordabas. Podemos salir algún día...

—No me lo tomes a mal Kyu Jin —una vez más la interrumpió—. Pero ahora estoy ocupado y necesito concentrarme.

La chica suspiró sonoramente y la sonrisa fue desvaneciendo poco a poco de su rostro.

—Es Kyung Gi —recalacó—. Da igual. Espero que puedas ir, ahí estaré.

De mala gana se puso de pie y se alejó de él lo más lento que pudo.

Jaebeom volvió la vista al libro y sus notas previamente hechas y continuó con su trabajo. Era difícil concentrarse ahora que sabía que esa dichosa fiesta realmente sería algo grande.

Después de todo, aún era joven y tenía ganas de salir a divertirse como haría cualquier chico de su edad, pero pensar que el lugar estaría atestado de adolescentes hormonales le quitaba algo de interés al asunto. Ya había lidiado con personas así un par de veces y era algo muy tedioso.

Pero... No había nada de malo en que tan sólo por una noche viviera su juventud ¿O Sí?

Desde que perdió a sus padres, no se había podido dar el lujo de vivir de acuerdo a su edad, pues tenía que obligarse a ser maduro para poder salir adelante solo.

Una vez más cerró el libro, guardó sus cosas y salió corriendo en busca de la chica. Cruzando la entrada de la biblioteca chocó con la chica provocando que ésta cayera al suelo.

—Lo siento, no te ví —se disculpó de inmediato.

Ella se levantó sin pedir su ayuda y se colocó frente a él con una sonrisa.

—Descuida, no me hice daño.

—Bueno, quería preguntarte si aún irás a esa fiesta... Uhm, me interesa ir pero...

—¡Claro que iré! —exclamó emocionada— Y por supuesto que me encantaría ir contigo. Puedes pasar por mí a las...

—No. Prefiero que nos veamos allá ¿De acuerdo? Mándame la dirección.

No quiso decir más, se estaba sintiendo incómodo. Nunca había hecho algo así. Quiso dar media vuelta y desaparecer de su vista, la forma en la que ella lo miraba le ponía más nervioso.

—No tengo tu número —dijo ella.

En ese momento, Jaebeom pudo ver sus intenciones y pensó en algo para que ella no se saliera con la suya.

—No tengo teléfono, te doy mi correo electrónico —arrancó un pedazo de papel de su libreta y anotó su dirección de correo y se lo tendió.

—Gracias —murmuró ella con notable alegría.

—Te veo allá —se despidió el chico y al fin pudo rodearla para irse a su siguiente clase.

Quizá era mala idea, pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás. Por una parte estaba ansioso y por otra, preocupado.

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora