La semana transcurrió tranquila, o eso pareció para la mayoría de los estudiantes. Para Jaebeom no fue tan grato como hubiera sido en otros días. Creyó que la insistencia de Kyung Gi sería pasajera y que con el tiempo se olvidaría pero no fue así. Él descubrió que ella aún pensaba que la noche de la fiesta había ocurrido algo entre ellos dos. Ella estaba tan ebria esa noche que seguro no recordaba que él la abandonó y ahora no dejaba de alardear sobre lo afortunada que era al ser la primera chica en lograr atrapar al chico más atractivo.
Fuera de eso, Jaebeom conoció a la chica nueva. De estatura media, cabello negro y con unos hermosos ojos redondos. Su nombre era Diana y era tan callada como hermosa. No se metía con nadie, ni tenía amigos. Jaebeom muchas veces quiso acercarse a ella pero nunca tuvo el valor de hacerlo, además ella era americana y aún no entendía muy bien el coreano, por lo que había visto, y él no era muy bueno en inglés precisamente. La miraba de vez en cuando, ya que compartían dos clases nada más.
En casa se podría decir que todo estaba tranquilo, pero era mentira. Se estresaba con solo llegar y ver lo que su nueva acompañante hacía cuando él no estaba.
—¡Nora! —exclamó molesto viendo el montón de vasos que había en la repisa, ahora rotos en el suelo— ¿Qué tengo que hacer para que dejes de subirte a la repisa? —gruñó levantando los pedazos grandes.
Detrás de él llegó la pequeña gata caminando rápidamente hacia él. Comenzó a ronronear y restregarse en el cuerpo del chico. Jaebeom suavizó su expresión y le acarició la cabeza sabiendo que no podía enojarse con ella por cosas así.
—¿Qué haré contigo? Terminarás dejándome en la ruina —sonrió sin poder evitarlo.
Desde que Nora llegó, ya no se sentía solo. Tenía alguien con quien hablar y que lo acompañara en las noches tan frías. No se había dado cuenta de lo solitaria que era su vida y ahora agradecía la llegada de la pequeña felina.
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Por la mañana se levantó tarde, la noche anterior se desveló viendo un programa en la televisión, sabía que le sería difícil levantarse e ir a clases pero estaba dispuesto a lidiar con las consecuencias. Ya no se sentía con ganas de volverse a desvelar, tenía bastante sueño y muy poco tiempo para llegar a buena hora para la primera clase. Se vistió y salió de su casa en poco tiempo, con suerte alcanzó el autobús que lo dejaba en la entrada del instituto.
Corrió por todos los pasillos maldiciendo el hecho de que el aula se encontrara en el último edificio. La cantidad de estudiantes que todavía no entraban a clase no se lo ponían nada fácil. Llegaba a empujar a algunas personas y seguía sin detenerse, solo gritaba una pequeña disculpa y continuaba su camino. Estaba por llegar, faltaba solo un pasillo por recorrer pero no vio al chico que salió de la nada y se atravesó. Ambos terminaron en el suelo, Jaebeom sacudió su cabeza re ubicando la vista al frente. Miró al chico y frunció el ceño sin poder creer lo que veía.
—¿Jaebeom? —musitó el chico luego de verlo fijamente.
—¿Mark? —dijo luego de reconocer el rostro de aquella fiesta.
—Eh, Jaebeom. No me lo creo —exclamó el chico rubio con alegría, se puso de pie y ofreció su mano para ayudarlo a levantarse—. Corea es tan pequeña.
—Ya lo creo —comentó el pelinegro rascándose la nuca—. No me lo tomes a mal pero ¿qué haces aquí?
—Oh eso —Mark presionó uno de sus libros contra su pecho—. Mis padres se hartaron de mí y cómo castigo por ir a aquella fiesta me cambiaron de instituto. Por cierto, te debo una muy grande, hermano. Me salvaste la vida.
—No es nada, cualquiera lo hubiera hecho —respondió Jaebeom con modestia—. Pero dime, ¿a qué clase vas?
—Ehm... De hecho ya perdí mi primer clase —admitió el chico—. Llegué tarde y no me dejaron entrar.
Eso le recordó a Jaebeom que también podría quedarse fuera del aula si no corría para llegar a tiempo. Observó a su alrededor y notó que ya no había nadie en los pasillos, seguramente todos ya estarían en clases. Se maldijo mentalmente y volvió la vista a Mark.
—Bien, creo que estamos en las mismas —murmuró el pelinegro a su pesar.
—Venga. No le veas el lado negativo. Hablemos un poco, necesito amigos.
Jaebeom arqueó las cejas y luego de pensarlo, asintió. Él no había tenido amigos desde la muerte de sus padres, había alejado a todos. No le vendría mal un amigo ¿cierto?
Ambos se dirigieron al gimnasio que se encontraba vacío, Mark estaba sorprendido por la facilidad y confianza con la que Jaebeom había entrado, sin preocupación de meterse en problemas.
—Guau, se nota que vienes seguido a este lugar —comentó el rubio.
—Suelen sacarme seguido de clases —admitió Jaebeom no sintiéndose del todo orgulloso.
—¿Eres un chico problemático? —inquirió Mark llevándose las manos al rostro fingiendo estar escandalizado, luego se puso serio y sonrió— Yo también.
—No es eso, los profesores tienden a culparme por cosas que no hago, en su mayoría —contó—. La veces que sí me meto en problemas es por culpa de mis estúpidos compañeros pero siempre me ven como el malo.
Mark permaneció en silencio escuchando al chico. Jaebeom al darse cuenta de que hablaba de más, se calló y desvió la mirada.
—Entiendo —dijo Mark—, muchas veces cargamos con culpa que no es nuestra. No te preocupes, tu recompensa llegará.
Jaebeom miró a Mark y sonrió con amabilidad. El rubio parecía ser alguien que sabía escuchar.
Llevaron un gran rato hablando de ellos, conociéndose de a poco y encontrándose con cosas en común. Cuando la primer clase terminó, ambos tomaron sus cosas y volvieron a clases. Iban caminando por la explanada principal para ir al edificio, Mark iba hablando muy animadamente hasta que de repente se detuvo.
—¿Quién es ella? —preguntó Mark mirando embobado en una dirección cercana a la entrada del edificio.
Jaebeom llevó la vista a donde miraba Mark y enmudeció. No quería que Mark la mirara, no a ella. Era la chica nueva, aquella que había captado la atención de Jaebeom y que le gustaba. Ella iba caminando hacía el auditorio con un libro sobre su pecho.
—Es hermosa —volvió a decir Mark sacando a Jaebeom de sus pensamientos.
—Se llama Diana, pero no creo que puedas hablar con ella. Es americana y no entiende muy bien el coreano —informó el pelinegro pero a Mark se le iluminó el rostro con su respuesta.
—Perfecto. También soy americano, ella me entenderá muy bien.
Jaebeom se recriminó internamente y miró al rubio sonreír de radiante felicidad. Tenía el presentimiento de que le traería problemas.
Cries in mañana compro mis boletos para ir a ver a HOT7.
Espero alcanzar los que quiero.Tengo el presentimiento de que esta será una gran historia, esperen por ello. Gracias.
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I'm Not Invisible! [임재범]
Fiksi PenggemarUna promesa. Una decisión de no volver amar. ¿Qué sucede cuando alguien interfiere en sus planes? Jaebeom tuvo que perderla para entender que ella era la indicada. ¿Qué tan lejos tiene que llegar ahora para darse cuenta de que es demasiado tarde? AN...