I'm Not Invisible! [임재범]

Capítulo Trece

Años después

—Vamos Youngjae, date prisa —dijo Jaebeom sin calma pareciendo un niño pequeño.

—Tranquilo, hyung. ¿Cuál es la prisa? —rio el castaño por su comportamiento.

No quería aceptarlo, pero el chico estaba muy emocionado y su sonrisa era prueba de ello.

Durante los primeros meses desde que llegó a Japón, mantuvo el contacto con Diana. Hablaban casi todos los días y se contaban de todo, pero con el tiempo ella perdió el interés en seguir comunicados y poco a poco dejó de responder sus mensajes. Sin embargo, aún después de todo el tiempo que no supo de ella, estuvo decido a volver, tenía que hacerlo. Convenció a la tía Hanmin para dejarlo regresar a Corea pero ella le hizo prometer que mejoraría en todo aspecto, sus calificaciones, su conducta, su vida social, porque ella notó que Jaebeom se resistía a tener amigos. Fue hasta que conoció a Choi Youngjae que, al ser el único chico coreano además de él, pudieron entenderse muy bien, desde entonces el chico con rostro de nutria lo había acompañado en todo momento y lo haría hasta su partida.

Al fin había llegado el día en que Jaebeom era ya mayor de edad, podía hacer lo que fuera si así lo quería y lo primero que hizo fue cobrar una pequeña parte de la herencia que sus padres le habían dejado y organizó todo para volver a Corea. Por obvias razones no se lo había dicho a Diana, Mark tampoco había mantenido el contacto con él así que solo llegaría de sorpresa.

—Me faltan muchas cosas —respondió Jaebeom—, tengo que terminar de empacar, preparar a Nora y arreglar los documentos de...

—¿Nora? ¿Tu gata? —interrumpió Youngjae con el ceño fruncido— ¿La llevarás contigo?

—¡Por supuesto! No iré a ninguna parte sin ella, estaría loco si me atrevo a dejarla —refutó el pelinegro—, sería incapaz de siquiera pensarlo.

—De acuerdo, entiendo —calmó Youngjae—. Entonces démonos prisa, te ayudaré a empacar tus cosas —Jaebeom sonrió con amabilidad a su amigo, lo echaría mucho de menos.

—Bien, entonces vamos —animó sin abandonar su gesto.

En el pasado había estado molesto y decepcionado, pero ahora no dejaba de pensar en que solo vendrían cosas buenas, la idea le emocionaba y no podía esperar más por ello.

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Los minutos parecían horas, estar sentado en el área de espera para abordar el avión le parecía familiar, solo que el sentimiento de esta vez era diferente. No cabía en sí de felicidad, mentalmente hacía notas recordando llevar todos sus documentos, llevar lo más importante de sus objetos personales y que la documentación de Nora se haya hecho adecuadamente. Lo hacía casi cada tres minutos, algunas veces en voz alta ganándose que Youngjae lo regañe por ser tan desesperante.

—Todo está en orden, puedes estar tranquilo —repitió por enésima vez el castaño dando vuelta a la página de su revista—. Tómalo con calma, una vez en el avión verás que no hay de que preocuparse ¿sí?

Jaebeom se removió de nuevo en su asiento y asintió. Miró a todos lados y terminó por dejarse caer en su lugar dando razón a Youngjae. No quería hacerlo pero creía que debía decir unas palabras a su amigo, se abstenía de ello porque lo consideraba muy gay, pero ya no le importaba, no después de todo lo que pasaron juntos esos años.

—Escucha, Youngjae —empezó mirando sus manos y jugueteando con ellas, el otro lo miró y cerró su revista para tener toda su atención en él—. Puede que ésta sea la última vez que nos veamos, quizá pueda venir de visita de vez en cuando pero quiero que sepas que el tiempo que he estado aquí y que he convivido contigo... Yo, lo disfruté mucho y que si en algún momento necesitas algo no dudes en llamarme, estaré pendiente al teléfono.