Capítulo Once

162 31 5
                                    

Jaebeom se dirigió al gimnasio aprovechando que en el receso casi nadie iba ahí, era un lugar tranquilo para terminar de leer el último libro al que le estaba dedicando gran parte de su tiempo libre. Se sentó en un rincón detrás de las gradas para que los profesores que entraran no lo vieran y se metiera en problemas, llevaba una buena racha que no pensaba arruinar.

Estaba tan sumido en la lectura que no escuchó cuando abrieron la puerta del gimnasio pero sí el fuerte portazo que lo hizo sobresaltar. Se asomó para ver de quién se trataba y pudo ver a Kyung Gi bastante molesta, momentos después llegó Diana cerrando la puerta un poco más suave y se acercó a Kyung Gi con expresión preocupada.

—¿Qué está mal, Kyung Gi? —preguntó Diana casi con súplica.

—¿Qué no oíste que no te quiero cerca? —escupió con rabia la castaña.

—No entiendo por qué te pones así, si hice algo mal puedes decirme y me disculparé, solo no te comportes de este modo.

—¡Déjame en paz de una maldita vez! —gruñó Kyung Gi.

—Por favor, dime ¿qué sucede? —intentó Diana de nuevo.

Hubo silencio que fue interrumpido por un golpe que a la vez sonó hueco. Jaebeom se asustó en su escondite y vió que Diana llevaba su mano al rostro. Kyung Gi la había golpeado.

—Eres una perra. Eso me pasa y como no dejes de molestarme te haré la vida una mierda —masculló y se marchó de la misma forma en la que llegó.

Jaebeom apenas tuvo tiempo a reaccionar, salió detrás de las gradas y corrió a ver a Diana quien al verlo se limpió las lágrimas toscamente.

—Jae-jaebeom...

—¿Estás bien? —preguntó él tomando sus mejillas con suavidad.

—¿Qué hacías ahí? —dijo tratando de no dejar escapar más lágrimas.

—¿Por qué permites que te trate así? —insistió él a modo de regaño.

—Jaebeom escucha, no quiero hablar de esto —dijo ella retirando las manos ajenas de su rostro—. Por favor, quiero estar sola.

Ella estaba loca si creía que él la dejaría sola, en ese estado no sería capaz de irse como si nada hubiera pasado. Pero ella lo miró tan mal que no le quedó de otra que irse y dejarla un tiempo a solas.

Pensaba regresar al aula o ir a la cafetería pero creyó que quizás estaría más tranquilo en uno de los patios junto al edificio central.

La tranquilidad le duró poco ya que Chanhee, su estúpido compañero que siempre lo metía en problemas, se atravesó en su camino.

—¿Qué hay, Jaebeom-sunbae? —saludó el chico aparentemente amable.

Jaebeom lo miró sin entender su comportamiento y siguió de largo sin hacerle caso. ¿Por qué le hablaba? No es como si fueran amigos, es más, siempre peleaban.

—Jaebeom, tranquilo —lo alcanzó Chanhee—. Vengo a hablarte de algo estupendo. Sé que te gusta Diana y déjame decirte que a mí también —el pelinegro que había seguido caminando, detuvo su paso al escucharlo—, el otro día entré a los vestidores justo a la hora en la que las chicas se duchan —Jaebeom se estremeció ante el pensamiento, apretó los puños hasta el punto de volverlos blancos y tensó la mandíbula con furia—. Si me ayudas con los exámenes próximos, podría enseñarte la forma de verla...

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora