Capítulo Dieciséis

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Con el paso de los días Jaebeom comenzaba a notar muy distante a Diana. Casi no la veía ya que ella se la pasaba encerrada en clases, en casa o en la obra del musical donde estaba trabajando. Hubo momentos en los que pudo salir con ella y distraerla pero seguía preocupado por su estado de ánimo.

Sin embargo, luego de pensarlo por bastante tiempo decidió que era momento de confesar sus sentimientos y pedirle que fuera su novia, no estaba tan seguro de cual sería su respuesta, pero algo muy en el fondo le decía que arriesgarse valdría la pena.

Aquella tarde buscó a Diana en todo el lugar hasta encontrarla con Bambam y Rebeca, su amiga, hablando sobre que también estaban preocupados por lo que fuera que le estuviera sucediendo. Jaebeom se percató de que ese día en especial ella estaba más decaída que otros. La llamó para hablar a solas y luego de tantas trabas, por fin se lo dijo. Le pidió que fuera su novia.

Pero ella no solo lo rechazó, también lo acusó de estar confundido, como si conociera a la perfección sus sentimientos y él fuera un estúpido niño que no sabe nada. Y eso terminó por romperlo, el que la chica que amaba lo tratara de esa forma cuando él sólo estaba siendo sincero y abriendo sus sentimientos a ella.

Era increíble que ella pudiera hacer eso sin una pizca de empatía, ¿cómo se sentiría ella en su lugar?

Temiendo quedar aún más vulnerable a su merced decidió irse y terminar con todo. Diana ya lo había lastimado demasiado y no le iba a permitir que se lo dañara más, era imbécil, pero no tanto.

—¡Eh, Jaebeom! —llamó una voz a su lado—. Quita esa cara, ya me dieron ganas de llorar.

El pelinegro lo miró con recelo, casi sintiendo ganas de golpearlo en la cara pero se contuvo y decidió ignorarlo.

—Mal chiste, Chan —regañó Yugyeom negando ante su comentario.

—Lo lamento, Jae —murmuró apenado el rubio—. Pero creí que no te vendría mal una risilla. Llevas mucho tiempo con esa actitud tan deprimente, solo quiero ayudar.

—Está bien —dijo Jaebeom—, solo me iré a casa. No me siento del todo bien hoy.

—¿Estás seguro? —preguntó Yugyeom— No es como que hayan muchas personas y te necesitemos, pero estar solo te va a deprimir más.

—Déjalo, sabrá lo que hace —apoyó Chan dando razón al pelinegro.

—De acuerdo, los veo mañana —se despidió Jaebeom y se dirigió a la parte trasera para cambiar su uniforme de trabajo y tomar sus cosas.

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El parque se hallaba solitario, el sol estaba radiante y el cielo despejado. Parecía un día perfecto para pasear por el parque pero Jaebeom hacía todo lo contrario.

El chico, luego de terminar las clases, salió al parque más cercano que había, decidió que sólo por ese día no iría a trabajar, se lo había comunicado a su jefe así que no había tanto problema. Necesitaba pensar en qué hacer luego de que la chica que tanto le gustaba rompiera su corazón de una manera brusca. Parecía realmente patético por pensar aún en ello, ¿por qué se atormentaba a sí mismo?

Jaebeom caminaba con lentitud, en su mente no había nada más que Diana y su bella sonrisa. No podía dejar de recordar todo lo bueno que pasó con ella y eso incrementaba en él las ganas de querer llorar.

Tuvo una larga caminata, unas cuantas lágrimas ya habían recorrido su rostro y sentía su garganta seca y con un gran nudo en ella. Finalmente se sentó bajó un árbol y cerró los ojos con fuerza obligándose a no llorar más. Se sentía completamente destrozado.

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora