Capítulo Veintinueve

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No faltaba mucho para que la alarma sonara cuando Maddie ya estaba despierta y casi lista esperando la llegada de Jaebeom.

Escogió un vestido sencillo y zapatos cómodos, un pequeño bolso y un par de pendientes a juego, probó dejar su cabello suelto pero no le gustó del todo, así que lo amarró en una coleta alta y un listón. A Maddie siempre le gustó maquillarse aunque fuera un poco y ese día no era la excepción.

Se miró al espejo y sonrió satisfecha viendo el resultado, no faltaba mucho para que Jaebeom llegara y de solo pensarlo su corazón latía emocionado.

Cuando recibió la llamada del chico diciendo que estaba en la puerta, tomó su bolso, su chaqueta y salió con una sonrisa que se esfumó en cuanto vió al chico.

—¡Jaebeom-mie! —exclamó y corrió a él pasándolo de largo y admirando de pronto el auto detrás de él— ¿Es tuyo? —preguntó mirando al chico por un momento—. Es fabuloso, me encanta el color.

La chica rodeó el auto mirando sorprendida cada parte. Jaebeom no supo si reír o sentirse ofendido por no ser su centro de atención. La observó un segundo y luego se acercó a ella.

—No creí que un auto tomara mi lugar así de fácil.

—No me malentiendas, pero este es el auto de mis sueños —dijo ella—. Debió costarte una fortuna.

—El precio es lo de menos, me cansé de usar el transporte público... ¿Puedes quedarte quieta? —la tomó de su mano y la acercó a él— Estoy frente a ti y ni siquiera me miras, ¿hay algo malo conmigo?

Maddie rio sin poder evitarlo y negó soltándose de su agarre.

—¿Im Jaebeom celoso de un auto? —se burló.

—Sabes a lo que me refiero —volvió a tomarla, esta vez de la cintura y besó sus labios castamente—. Tal vez deberíamos irnos antes de que se haga tarde.

—Tienes razón, quiero ir al Café por unos cuantos bocadillos, no me gusta llegar con las manos vacías.

—Bien, entonces vamos por ellos.

Jaebeom le abrió la puerta para que ella subiera, cuando él se montó en el auto  encendió el motor y luego la radio.

Días antes habían ido juntos al refugio de animales del centro de la ciudad, con un poco del sueldo del trabajo de Jaebeom pudo comprar alimento suficiente para donarlo, y Maddie apoyó con materiales que compró para las futuras construcciones del lugar. Fue muy divertido para ambos pasar un rato con los animales rescatados, Jaebeom quedó maravillado con los distintos tipos de gatos y Maddie se entretuvo más con los perros. Luego de esa tarde acordaron de ir de nuevo al asilo. Jaebeom le estaba tomando el gusto de seguir las actividades de Maddie.

—Channie oppa, prepara una orden grande de los mejores bocadillos que tengas —saludó Maddie con una sonrisa al chico del mostrador.

—¿Por qué lo llamas oppa? Es menor que tú —dijo Jaebeom con expresión seria.

—¿Prefieres que te llame a ti oppa? —inquirió la chica con un deje de burla.

Jaebeom rió ligeramente y dió palmadas suaves en su cabeza.

—Por favor no lo hagas.

Chan tomó la orden y mientras ellos esperaron, Yugyeom apareció de la parte trasera del establecimiento.

—Hyung, creí que era tu día libre.

—Solo pasamos por unas cosas, no es como si me gustara venir al trabajo en mi día de descanso.

—Hola noona, es bueno verte —saludó el menor a Maddie.

—Yugyeom, debes creer que soy una molestia por estar aquí tan constantemente —sonrió ella.

—Claro que no, es agradable que nos visites.

Momentos después llegó Chan con el pedido de Maddie y se lo entregó a Jaebeom, ella pagó y con una sonrisa se despidió de ambos chicos.

Jaebeom y Maddie subieron al auto y dieron marcha al asilo en el cual ya deberían estar esperandolos. El camino fue tranquilo, con ella contando un par de anécdotas y chistes malísimos con los que solo ella se carcajeaba. Pero apesar de todo, Jaebeom disfrutaba plenamente de su compañía, estar con ella era agradable en toda la extensión de la palabra y por segundos se perdía en su sonrisa sintiéndose contagiado por la misma.

De repente, las palabras de Mark vinieron a su cabeza de nuevo y su sonrisa se borró. Era imposible que una persona como Maddie llegara a inspirar desconfianza, tal vez él no la conocía a la perfección pero lo poco o mucho que sabía de ella no era motivo para tenerla en una perspectiva como aquella.

Mark era su mejor amigo de años, y no había desconfiado de él, estaba claro que tenían ciertos desacuerdos, pero no por ello dejaría de creer en él. Quizá sólo por esta vez debería ignorar lo que decía respecto a la chica. El mismo Jaebeom dijo que era mejor conocer a las personas por si mismos, no por las palabras de los demás.

—¿Jaebeom? —preguntó Maddie, él la miró un segundo y la notó desconcertada— ¿Estás bien?

—Sí, lo siento ¿decías algo? —dijo Jae aparentando no tener su debate mental.

—¿Seguro? Porque pasamos la calle del cruce hace tres cuadras.

—¿De verdad? —murmuró él observando a los lados y dándose cuenta de que no giró en donde debería. Con suerte no estuvo lo suficientemente distraído para pasarse un alto— L-lo siento.

Tomó el retorno y con nerviosismo se sacudió el cabello sin saber qué decir.

—No te preocupes, no te has grabado bien el camino, no es tu culpa —dijo ella con voz tranquila.

Jaebeom le sonrió agradecido y siguió el camino sin decir nada más. Ahora se sentía más inquieto que antes y no sabía si culpar a Mark o a su falta de confianza.

Cuando llegaron al lugar, el chico parecía más tranquilo, y realmente lo estaba. Maddie lucía un poco preocupada por su cambio de humor tan repentino pero decidió no preguntar para no incomodarlo o molestarlo.

—Si no quieres estar aquí lo entiendo, puedo manejarlo sola —dijo Maddie antes de entrar.

—¿De qué hablas? —preguntó él extrañado.

Ella suspiró y frotó su cuello sin mirarlo.

—Puede que tengas cosas más importantes que hacer, así que si quieres, eres libre de irte y...

—Ey no digas eso —la interrumpió tomándola del brazo y acercándose—. Te dije que haría esto, no por solo comprometerme, quiero estar contigo y hacer lo que te gusta —Maddie sonrió con la cabeza gacha y Jaebeom la imitó—. No iré a ningún lado.

Y se inclinó para besarla suavemente.

Al separarse, su teléfono sonó con el tono de llamada. Ella se alejó un poco para que él pudiera responder y Jaebeom le hizo una seña para decirle que solo sería un segundo.

—Jaebeom hyung, tengo noticias —dijo la voz de Bambam al teléfono—. Diana despertó.

—¿Qué? —dijo con un hilo de voz el pelinegro, su corazón pareció detenerse.

—Esta mañana ella por fin despertó —explicó Bambam pero no se oía del todo emocionado y eso alertó a Jaebeom.

—¿Y? ¿Qué hay con ella Bam? —exclamó impaciente— ¿Está bien? ¡Dime!

—Hyung... Ella no recuerda nada —dijo con lentitud el tailandés.

Y esas palabras fueron suficientes para que Jaebeom palideciera. Miró a Maddie con una expresión de completa preocupación y su mente colapsó






Prometí maratón pero de verdad no me fue posible, pero aquí ando, les dejo esto y me vuelvo a largar.

No quería que fuera para largo pero todavía nos quedan algunos capítulos, disfruten porque se acerca el final.

Les preparo el siguiente capítulo, la próxima semana me tendrán de vuelta.

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora