Capítulo Treinta y Cinco

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Jaebeom no recibió llamadas ni mensajes de Maddie después de aquel día y mucho menos aceptó verla de nuevo aunque ella suplicara unos minutos de su tiempo.

Su humor cambió bastante desde entonces y era algo que difícilmente se podía pasar por alto con sus compañeros de clases y los de trabajo. Siempre estaba molesto con todos, incluso por cosas insignificantes y sin sentido que solían suceder, pero realmente ni siquiera él entendía por qué dejaba que le afectara de tal modo, era algo que de cierta forma ya esperaba de ella, sin embargo, con cada segundo dolía todavía más.

Todo el día lo pasó con la mente en otro lado, en clases le llamaron la atención para traerlo de vuelta de su ensoñación y en la cafetería no fue distinto; se equivocó en tres órdenes e hizo que un par de clientes dejaran el lugar con enojo por recibir mal la cantidad de su cambio. Yugyeom y Chan trataron de hacer lo posible por enmendar sus errores y ayudarlo a no equivocarse más pero fue mucho incluso para ellos que terminaron mandando al pobre chico Im a la cocina.

El aislamiento no le sentó bien a Jaebeom, su mente comenzó a divagar apenas tuvo la oportunidad y de un momento a otro ya se encontraba con el contacto de Maddie en la pantalla de su teléfono listo para marcar. No quería admitirlo pero por ratos la echaba de menos, tanto que sentía el impulso de llamarla solo para oír su voz. ¿Y a quién engañaba? Maldecía el momento en que cedió a su deseo de probarla, porque su anhelo de tenerla desde entonces se veía intensificado y amenazaba con volverlo completamente loco.

-Jaebeom hyung, alguien te busca -dijo Chan asomando la cabeza por la puerta-. Le dije que te viera en la puerta trasera para que tengan más privacidad.

El pelinegro miró la entrada del personal y suspiró dándose una idea de quien se trataba, quería seguir huyendo como lo había hecho hasta ahora, mas, lo mejor era terminar de una vez con eso.

Le dio a Chan un leve asentimiento para hacerle saber que se podía ir. Dejó lo que hacía y salió a encarar a la chica que por horas estuvo en su mente.

 -Jaebeom ... -ella pareció aliviada al verlo- No sabes cuánto lo siento, Dios, no sé por donde empezar, yo realmente no quería que pensaras así de mí... -se detuvo al ver el rostro serio de Jebeom- No estás feliz de verme.

-¿Por qué lo estaría? -su fría voz confirmaba lo que ella creía- Querías hablar ¿no es así? Empieza.

-No, no quiero eso. Sí, quiero disculparme por lo que hice pero también quiero que me digas lo que sucede contigo porque realmente no entiendo nada.

-No hay nada que debas entender, ya sabes lo que tanto querías ¿no? Ahora puedes dejarme en paz de una buena vez y dejar de molestar  -hizo una pausa y continuó-. Y escucha, te dejé entrar en mi vida porque creí que no serías un problema, cedí a ti porque también tengo necesidades, pero entiende una cosa; tú no eres nada para mí. 

Los ojos llorosos de la chica reflejaron un inmenso dolor, Jaebeom se sintió destrozado al verla pero no pensaba cambiar de opinión respecto a lo que dijo, no volvería a caer.

-No hurgué por hacerte mal -reclamó con la voz entrecortada-. Sé que es un tema delicado pero debiste decirlo por lo menos para que estuviera enterada de la situación y fuera más cuidadosa.

Jaebeom la vio sollozar y contuvo su impulso de consolarla. Claro, nunca le importó la razón por la cual ella abusó de su confianza, fue la misma acción lo que lo sacó de sus casillas. Ella no respetó su silencio cuando era más que obvio lo incómodo que él estaba al hablar del tema, ella debió esperar un poco más si realmente quería saber.

-¿Terminaste? -preguntó al verla limpiar su rostro con brusquedad.

  -¡Ya dije que lo siento! ¿Qué más debo hacer para que me perdones? Jaebeom, realmente todo esto me duele. ¿Puedes, por tan solo un segundo, volver a mirarme como antes? ¿Con amor? -la súplica en sus palabras casi logra conmover a Jaebeom, casi.

-No puedo mirarte con algo que no siento -mintió descaradamente-. Quítate esa tonta idea de la cabeza y madura, niña. Tal vez tú no terminaste pero yo sí.

-Jaebeom, no. Espera...

Posteriormente le dio la espalda y entró de nuevo al establecimiento ignorándola por completo y cerrando la puerta en su rostro sin importarle si llegaba a lastimarla. Caminó furioso por el lugar pasando a tomar sus cosas y encontrándose a Yugyeom en el camino.

-Hyung, ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?

-No, necesito un tiempo. Dile a Noyoung sunbae que me voy antes.

-Pero... -intentó decir algo el menor pero Jaebeom ya se había alejado y con la expresión que llevaba temía enfadarlo más.

Yugyeom no se equivocó, realmente Jaebeom tenía un humor que ni él mismo aguantaba, sentía un tremendo impulso se golpear o romper algo, sacar su frustración y liberarse cuanto antes de aquel tormento.

Quiso dirigirse a casa pero sabía que no estaría tranquilo ahí, sino todo lo contrario, terminaría dejando todo patas arriba. Necesitaba hablar con alguien, Maddie ya no era una opción así que tenía que buscar a otra persona.

Mark.

Él era una buena opción, pero por un momento olvidó que no hablaban hace mucho tiempo y no sabía si realmente Mark estaría en la disposición de hablar.

De pronto recordó el incidente de Mark, lo que hizo y por qué no se hablaban.

Sí tenía una razón para llamarlo y citarlo. Tenía cuentas que ajustar y de paso, liberar su furia ¿Por qué no?


















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Espero terminar esto para cuando terminen las promociones.

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora