Capítulo Veintidós

146 25 40
                                        

—¿Por qué no nos damos prisa? Esto empeora y no quiero enfermarme, mucho menos que tú lo hagas —dijo Jaebeom retomando el camino sin importar que le lloviera encima, de igual forma ya estaba empapado.

—Vamos JB, diviértete un poco. Todo en compañía se disfruta más —habló Maddie siguiendo su paso y yendo a su lado.

Jae ignoró su comentario y se detuvo para abrir su chaqueta. Ella lo miró sin saber qué hacía cuando él se quitó la prenda y se la tendió.

—Tómala.

—¿Qué? —inquirió confundida.

—No está mojada por dentro, solo úsala hasta que lleguemos a mi casa por una sombrilla —explicó sin querer verla a los ojos, pero ella no respondió, lo miró fijamente—. Anda tómala o ambos pescaremos un resfriado.

—No tienes que preocuparte —apartó Maddie la prenda—. Puedo lidiar con ello.

—No fue una pregunta, acepta lo que te doy y no discutas más.

La chica cedió con una sonrisa al ver el rostro sonrojado de Jaebeom, no sabía si era por enojo, arrepentimiento o vergüenza. Pero era divertido pensar en un chico tímido, que mostrara ese gesto tan lindo de vez en cuando.

Siguieron pasando los minutos en silencio, la lluvia cesó y estaban a nada de llegar a la casa del chico. Jaebeom no se dió cuenta de ello, pues todo el camino se mantuvo pensando en el estúpido golpeteo en su pecho y el calor en sus mejillas. Deberían ser síntomas de gripe ¿verdad? No hallaba otra explicación.

A menos que la presencia de Maddie... ¡No! Todo menos eso, ella no podía causar nada. Él ya estaba enamorado, y aunque doliera, no quería ceder su corazón de nuevo.

Miró a Maddie por un momento y sonrió al ver su cabello hecho un desastre, pero ella no se quejaba, ni siquiera por lo ridículamente bien que le quedaba su chaqueta, no lo había notado antes pero su cuerpo era de ensueño.

Quitó la mirada al darse cuenta de que observaba más de lo debido y volvió la vista al frente, donde debería estar. Vió su casa a lo lejos y suspiró con alegría al pensar en darse un buen baño caliente y tomar una gran taza de café. Lo deseaba mucho en esos momentos.

—Es aquí —anunció una vez frente al patio delantero lleno de pequeñas plantas apenas creciendo—. ¿Quieres pasar a tomar algo? Tengo ramen.

Ella negó quitándose la chaqueta.

—Muchas gracias, pero ya es tarde y tengo que volver a casa. Papá debe estar más que molesto —suspiró—. Quizás otro día pueda quedarme un rato. De nuevo gracias.

Maddie le tendió de vuelta la chaqueta pero Jaebeom no la recibió. A cambio hizo otra cosa. Ella no tuvo tiempo a reaccionar cuando él apartó la mano que ella extendió, tomó sus mejillas y la besó.

Los ojos de la chica quedaron abiertos cuando los del pelinegro se cerraron, la prenda terminó en el suelo sin sonido alguno. Los labios de Jaebeom comenzaron a moverse tímidamente sobre los de Maddie, pero ella no correspondió y en su lugar empujó al pelinegro para después pasar su dorso bruscamente por sus labios.

Jaebeom la miró un momento con seriedad pero no dijo nada hasta que ella habló.

—¿P-por qué lo hiciste?

—So-solo quería...

—¡No vuelvas a hacerlo! —exclamó Maddie con lágrimas en los ojos. Jaebeom por primera vez tuvo miedo de su reacción

—Maddie perdóname, solo quería estar seguro de que...

—No —le interrumpió—. No le des alas a quien no le permitirás volar ¿oíste?

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora