Capítulo Veinticinco

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No sabía qué hora era, estaba segura que era temprano cuando decidió acostarse y tratar de dormir pero no pudo. Seguía pensando en Jaebeom y su extraña forma de ser últimamente, no quería ilusionarse con algo que podría lastimarlo en un futuro y prestar atención a los pequeños detalles no le ayudaba mucho.

Cuando por fin sintió algo de sueño y decidió dormir, su teléfono comenzó a sonar. Lo tomó un poco sorprendida por la hora y por ver de quién se trataba.

Pensó haber estado soñando o que su mente ya le estaban jugando una cruel broma pero analizarlo demasiado le haría perder la llamada. Se apresuró a contestar y lo primero que escuchó fue música con un terrible tono alto, luego vino la voz de Jaebeom.

—¡Maddie! Mi chica favorita, justo a ti te estaba buscando —su voz se oía muy extraña, por un segundo creyó que no era él.

—¿JB?

—El mismo que calza y viste —rio del otro lado, luego eructó.

—¿Jaebeom, qué te sucede? ¿donde estás? Estás ebrio —regañó la chica levantándose de la cama y yendo al armario por un cambio de ropa.

—Maddie, me siento solito, ebrio no, pero sí solito. Quiero consuelo maternal —arrastró las palabras apenas entendibles.

—¿Qué te has hecho? —murmuró ella sintiendo dolor por sus palabras— Dime dónde estás, iré por ti.

Terminó de colocarse los zapatos y salió de su habitación con cuidado de no hacer ruido, si sus padres llegaban a descubrirla no la dejarían salir y pedirían explicaciones que ella no quería dar.

—¿Jae, sigues ahí? —susurró al teléfono abriendo la puerta principal.

—El parque —se carcajeó por un largo rato y luego colgó.

Maddie bufó frustrada y trató de averiguar por qué él había mencionado el parque, no podía embriagarse así en un lugar público a tan altas horas de la noche. Podría ir ahí y con suerte encontrarlo, era la única pista que tenía.

El parque no estaba muy lejos, llegó más rápido de lo que pensó, estaba muy solo y no había señales de Jaebeom por ningún lado. Miró a su alrededor y soltó un suspiro al ver un bar aún abierto. Supuso que era más probable encontrarlo ahí, claro, ¿donde más habría un chico ebrio cerca del parque?

Muy temerosa entró al lugar, esperaba de todo y creía estar preparada mentalmente para cualquier sorpresa. Grande fue su sorpresa al encontrarse con muy pocas personas al interior del establecimiento, y entre ellas, estaba Jaebeom.

Recargado en la barra, hablaba o más bien balbuceaba a la nada mientras miraba fijamente su vaso vacío. Maddie se acercó y se sentó junto a él.

—Hubiera querido estar ahí para ella —murmuró él—, evitarle todo tipo de dolor pero siempre le fallo, no estuve ahí cuando más me necesitó.

Una lágrima silenciosa corrió por su mejilla, Maddie la limpió con suavidad y él la miró.

—No es tu culpa, nada de lo que sucedió fue tu culpa. Así que por favor no te hagas más daño.

Jaebeom le sonrió y suspiró volviendo la vista a su vaso.

—Luces como la chica de mis sueños —dijo él haciendo sonrojar a la chica—. Tan gentil, graciosa, entrometida y hermosa.

—No deberías estar aquí, tenemos que ir a casa —poniendose de pie intentó que él hiciera lo mismo pero se tambaleó hasta casi caer—. Ay Dios, no puedo creer que esto esté pasando.

Se pasó el brazo del chico por el cuello y lo sostuvo de la cintura, el camino de regreso a casa sería bastante largo si lo llevaba prácticamente cargando.

A unos metros del establecimiento ella ya se había cansado de llevarlo y pensó en que sería bueno descansar en un banco del parque, esperaba que ahí no molestaran a nadie.

De repente Jaebeom comenzó a cantar muy desafinado y al parecer también quería bailar pero por obvias razones no podía. Luego se detuvo.

—Oh no, mierda —maldijo en voz baja.

—¿Qué sucede?

—Mi reloj dejó de funcionar —sacudió su muñeca y la miró de nuevo—. Las manecillas no se mueven.

Maddie echó un vistazo y frunció el ceño.

—No funciona porque ni siquiera tienes uno.

Jaebeom pareció tan sorprendido como si le dijeran que su cabello estaba de color rosa. Miró de nuevo su muñeca y se carcajeó.

—Ah, si es cierto. Qué loco, gracias desconocida.

Por fin llegaron a un banco y luego de sentarlo ahí soltó el aire con dificultad, debía hallar una forma de llevarlo a casa sin tanto problema.

—¿Y bien? ¿Qué pensabas al meterte ahí para perder la razón de todo?

Jaebeom seguía riendo sin sentido y golpeando sus manos, se recargó en su hombro y finalmente suspiró.

—Te contaré un secreto —susurró—. Desde que Nora llegó a mi vida no me siento tan solo, su presencia en casa me llena de felicidad, dormir con ella es lo mejor pero no ella no llena el vacío —Maddie quedó en silencio y siguió escuchado—. Para mí, ella es el amor de mi vida, me ama y yo la amo. ¡Pero es un gato! No puede aconsejarme, no puede consolarme y abrazarme como quisiera. A veces desearía tener algo más de compañía humana.

—¿Nora es un gato? ¿No era tu novia? —inquirió la chica sintiéndose tonta por malinterpretar las cosas.

—La chica que quiero que sea mi novia está enamorada de Jackson, y la otra chica parece estar molesta conmigo, he hecho todo mal con ella, para empezar no debí besarla, mis sentimientos han cambiado desde entonces.

—¿Otra chica? —preguntó Maddie, sólo sabía de su atracción hacía Diana pero no de otra chica que le gustara.

Jae asistió —La prima de Wang, es entrometida, gentil, torpe, hermosa, inteligente y... Su nombre es el más bello —sonrió—. Mei Xiao, significa 'Hermoso Amanecer' y eso es para mí desde que la conocí. Me hizo ver el mundo desde otra perspectiva y sé es especial porque sigue a mi lado. Pero no se lo digas a Maddie, esto queda entre nosotros.

El corazón de la chica bombeó con fuerza, en su pecho apareció la increíble sensación que la hacía querer saltar de alegría. No tenía idea de que Jaebeom pensara todo eso de ella, incluso creyó que no le agradaba del todo. Sin embargo, cabía la posibilidad de que no fuera cierto lo que decía, la prueba de ello era su falso reloj y el hecho de comportarse tan extraño. Tal vez no era lo que quería decir.

—¿Cuánto tomaste exactamente? —indagó tratando de cambiar el tema.

—Lo suficiente.

—¿Lo suficiente para qué?

—Para seguir a mi corazón y no arrepentirme está vez.

Jaebeom la miró a los ojos y tomó su mejilla con una mano mientras la otra la llevaba a la cintura de la chica. Ella abrió los ojos con sorpresa y lo vió acercarse poco a poco a su rostro.

Cuando estaban a centímetros de rozar sus labios, Jaebeom se alejó de golpe, se puso de pie y le dió la espalda para luego vomitar hasta lo que comió la semana pasada.

Definitivamente no podía tomarlo en serio en ese estado.
















No está basada, pero sí me inspira mucho para esta historia escuchar Accidentally In Love, siento que en algo se parece a la trama. (Multimedia)

Voy a meterle nitro para terminar esto rápido. Es de mis favoritas que he hecho y no quiero que acabe pero necesito publicar las que tengo en borrador.

¿Algún deseo que tengan? Aprovechando que ando de buenas jsjsjsj.

I'm Not Invisible! [임재범]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora