28.

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Como he dicho en el grupo de face (que si no están pues no se enteran de cosas XD jaja) este cap será más corto que lo habitual, aun así, espero que lo disfruten, comenten y voten!!!!




Había escuchado la puerta cerrarse por la mañana y no había vuelto a sentir la presencia de Ezra en ningún otro momento, hasta que decidió levantarse de la cama de la cual no había salido en un tiempo. Decidió entonces tomarse un baño corto y lo suficientemente rápido para simplemente quitar la suciedad de algunos días.

Se vistió con lo primero que encontró y sin más, decidió salir. Sin saber la razón.

Tomo el metro, el cual como siempre se había encontrado atestado de gente y sin saber dónde se dirigía, se dejó guiar por su propio instinto.

Quizás, pensó luego, debía de dejar de creer en su propio instinto.

Fue entonces demasiado tarde para ello. Allí se encontraba, frente a él, el edificio que contenía en él el departamento donde se prometió nunca volver. No sabiendo que su padre aun vivía allí como si nada, con una nueva familia quizás.

La tristeza entonces lo volvió a embargar.

Se sentía idiota. Un gran imbécil por haberse dejado llevar por los concejos de quien consideraba que se preocupaba más por él que por su condición.

Su padre, debía de admitir, en cierto momento, había sido un buen padre. Nunca lo hubiese proclamado el mejor padre del año, pero algo era algo. Por lo menos, en su tiempo, agradeció que no era como el de Grayson. Pero todo aquello cambió drásticamente en el momento en que se había enterado que dentro de él, se estaba gestando su hija. Su padre enloqueció y había decidido por él que debía de cortar el embarazo y juntarse con un alfa que quería reclamarlo, pero que no aceptaría un hijo de otro y mucho menos, podía dejarse marcar mientras se llevaba dentro de él el hijo de alguien más, pues aquello siempre había sabido, causaría el aborto del niño, pues el lazo con otro alfa lo provocaría y él se había negado.

Unos años después entendió porqué su padre lo había querido unir a ese otro alfa. Por dinero. Por un puesto importante.

Y en aquel mismo momento fue que entendió que los omegas nunca se considerarían más que mercancía que se entregaba o se compraba como algo común.

Por ello había cortado lazo con su padre luego de la muerte de su madre. Por ello, se había prometido no volver a hablar o siquiera ver a su padre, aun si le dolía y provocaba que los buenos recuerdos que tenía con él se nublaran por simplemente, aquellos minutos que para él fueron eternos y duros.

Se giró, dispuesto a volver al metro para poder volver, cuando alguien lo llamó.

–¿Oliver? –preguntó una voz sumamente conocida y sintiendo el terror recorriendo cada parte de su ser, se giró, viendo a quien ya se había imaginado ver.

Su padre.

Los ojos verdes de ambos, iguales, se cruzaron, pero Oliver no pudo mantenerle la mirada por mucho tiempo y se giró levemente, para no tenerlo de frente.

–¿Qué haces aquí? –le preguntó y entonces sintió que se acercaba, lo que provocó en él una reacción inmediata y se encogió en su lugar y sintió que su padre frenó –No deberías de estar aquí –aquellas palabras le hirieron y sintiendo las lágrimas escocer en sus ojos, se atrevió a observarlo.

Estaba vestido con un traje de marca, elegante y fino. Todo en él parecía sacado de las mejores propagandas de moda y no le gustó.

Arrugó la nariz al sentir que incluso su aroma familiar y agradable había sido reemplazado por uno fino, pero asqueroso para él.

Aquella persona frente a él había dejado de ser su padre, aquella imagen y todo en él se lo gritaba. Pero ¿tan fácil era olvidar la familia que había tenido? ¿Tan fácil le había resultado dejarlos atrás?

Y estaba por hablar cuando vio cómo una mujer joven y esbelta, enfundada en un vestido que parecía una segunda piel, cargando con ella un niño no mayor a tres años en sus brazos, se acercó a su padre.

–¿Quién es cariño? –le preguntó sin borrar su sonrisa falsa de sus labios y rebuscó en su pequeña cartera algo, hasta que pareció encontrarlo y tiró unos billetes a sus pies –Supongo que le alcanzará para algo de ropa ¿no cariño? –sosteniendo a su padre de un brazo y al niño del otro, comenzó a caminar hacia él, pasando por su lado.

–Si, cariño –le contestó su padre cuando pasaron por su lado, ignorándolo y tratándolo como un indigente.

Oliver se quedó con la mirada hacia el frente, apretando con fuerza sus manos, hasta hacerlas un puño. Sintiendo la impotencia de la mirada despectiva de su padre, de su poco tacto. De todo.

¿Cuánto tiempo había tardado en olvidar a su madre? Nada.

¡Absolutamente nada!

Y quiso gritar de la frustración, del dolor que sentía que poco a poco achacaba su corazón un poco más y se preguntó, ¿qué había hecho mal?

Pero ya nada valía la pena, porque parecía que su vida había estado rodeada de falsedad y máscaras. Engaños y mentiras.

Volvió entonces a caminar sin rumbo alguno sin tomar el dinero, deprimido y sintiéndose menos que nada, hasta que llegó a un pequeño parque, donde niños corrían para un lado y para el otro, jugando entre ellos y divirtiéndose. Llevando a su mente los momentos que había tenido en aquellos juegos cuando él había sido pequeño. Donde había tenido su primer beso con Grayson, donde era ignorante de la mierda que podía ser la vida y el mundo.

Hasta que una pequeña niña captó su atención y sintió cómo si un hilo invisible lo quisiera empujar hacia ella. La niña pareció entonces sentirlo también y levantó la mirada, clavando sus ojos iguales a los suyos sobre él. Su cabello rubio y algo alborotado porque lo llevaba suelto y tenia rizos, su vestido de niña de color amarillo oscuro con blanco y todo en ella le resultó tranquilizante para su corazón herido, como también pareció provocar en él una calma que nadie más parecía ser capaz de hacerlo sentir de aquella manera. Y entonces se vio tentado a correr hacia ella. Porque era ella. Su hija.

Pero se lo impidió mentalmente, hasta que escuchó que alguien la llamaba, y la niña dejaba de verlo, asintiendo a quien la había llamado. Alguien que no conocía.

Hope entonces volvió su mirada hacia él, ciertamente consciente de lo que parecía suceder dentro de él. De la lucha de sentir la necesidad de querer correr a sus brazos y no dejarla ir –sentimiento que ya había tenido en su momento –, como también, la negativa de hacerlo. Fue entonces que le sonrió dulce e inocentemente levantó una de sus manos y lo saludó desde su altura, para luego levantarse y dejar los juegos con los que había estado jugando, para dirigirse hacia quien la había llamado.

–Hope –salió de sus labios sin pensarlo y de pronto pareció que una bruma se disipaba en él. Y el vacío que parecía haber cargado todo aquel tiempo, desaparecía.

La había visto y era hermosa. Tan hermosa que dejó que las lágrimas que había estado acumulando de todos sus sentimientos cayeran por sus mejillas. Sintiéndose angustiado, pero feliz a la vez, porque claramente, por lo menos, algo... le había salido bien.


Un amor entre rosas y espinas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora