—¿Cómo te sientes? — averigua luego de pasarse una servilleta sobre los labios.
—Estoy bien — respondo tragando la comida de mi boca.
—¿Quieres algo más?
—No, iré a buscar un teléfono.
—Toma, usa el mío — ofrece sacándose el móvil de los pantalones.
—Bien... — recibo el celular un poco dudosa.
Me da gracia notar que combina con el resto de su ropa y personalidad. Es un teléfono grande, y tiene a lo mucho un par de meses que fue lanzado al mercado, es absolutamente negro contando también su protector y mica.
Su imagen de inicio es simplemente un fondo negro, y las aplicaciones son de colores solo porque no puede ponerlas negras también.
Marco el número de la primera amiga que se me viene a la mente. Me pongo el móvil en la oreja y oigo los timbrazos impaciente de que contesten.
Luego de un minuto el buzón de voz entra. Cuelgo enseguida y me quedo mirando los números mientras pienso en otro.
—Tendré que llamar a alguien más — le notifico aunque sigue comiendo sin mirarme.
—Haz las llamadas que sean, no te preocupes por ello — contesta con amabilidad.
Presiono las teclas con velocidad y comienzo a rezar para que ella me contesten esta vez.
"—¿Bueno?
—Por dios, gracias por
contestar — suspiro al oír su
voz —. Escúchame, pasó algo terrible hoy, no sé en dónde estoy, pero necesito un lugar donde quedarme por esta noche...—Ay... cariño, no estoy en la ciudad... acabo de llegar a Canadá hace menos de una hora... pero si quieres puedes ir a mi casa, no hay nadie más que seguridad y personal de servicio.
—No, está bien, llamaré a
Mónica entonces...—¿Ya intentaste con Mich?
—No contesta.
—De acuerdo, llama a Mónica, si no contesta vuelve a llamarme, en serio puedes quedarte en mi casa.
—Gracias, te llamaré".
Cuelgo y hago un esfuerzo por recordar el número de Mónica, siempre se me olvidan los dos últimos dígitos por más que intento aprendérmelos.
Marco el número nerviosa esperando que de verdad no me haya equivocado y alguien me conteste.
"—¿Diga?
—Mónica, gracias por contestarme, de verdad necesito ayuda.
—¿Qué pasa? ¿Todo bien?
—No, nada está bien, ni siquiera sé dónde estoy, necesito un lugar para pasar la noche...
—Ah... yo... quisiera ayudarte, en serio, pero no puedo. Mi padre salió y tenemos prohibido salir, le ha dicho a seguridad que absolutamente nadie puede entrar o salir, y ya lo sabes, Stephen no rompe las reglas.
—Si, lo entiendo... no te preocupes, veré qué hacer.
—¿Ya llámaste a Michelle?
—No contesta. Pero no importa, aceptaré la propuesta de Layla. Tengo que irme..."
Entro a las llamadas recientes y busco el número anterior, no me agrada demasiado la idea de ir a casa de Layla cuando no está nadie de la familia, sin embargo creo que será lo mejor, podría aceptar la oferta del chico y dejar que me lleve a "un lugar seguro", pero sigo un poco asustada por todo lo que ha pasado en el día, y él ha llegado a rematar diciéndome que es Lucifer.

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The morning star
Мистика¿Qué harías si un día tu padre paga sus deudas dándote a cambio con dos hombres que nunca habías visto en la vida? Dispuestos a cometer los más grandes crímenes y teniendo negocios con las personas más peligrosas. Dos hombres que no dudarán en saca...