The morning star

Capítulo 31

—Sigo sin entender dónde estuviste todo este tiempo — menciona Mónica mientras bajamos las escaleras.

—Ya te dije que estoy bien y en un lugar seguro.

—¿Desde cuándo que no estás con tu padre? — pregunta Layla.

—Bastante tiempo, y por cierto, mi madre volvió.

—¿Bromeas? ¿Volvió por ustedes?

—Así es es, como lo había prometido.

—Eso es maravilloso — acepta muy ilusionada Mónicas

—Demasiado... yo pensé que jamás volvería.

—Yo no quería pensar cosas así, confié en ella y no me decepcionó.

—¿Ya fueron a vivir con ella?

—Mis hermanos — acepto bajando las escaleras del edificio al mismo tiempo que mis dos amigas.

—¿Y tú?

—Ya te lo dije, estoy viviendo en otro lado.

—¿Y no piensas volver? — pregunta la rubia mirándome a los ojos.

Comienzo a pensarlo, no sé si volver sea una opción... tal vez pase lo que tenga que pasar con Lucifer y a fin de un tiempo se aburra de mí y termine buscando a alguien más.

Eso es bastante probable y la única razón por la que ahora creo podría volver con mi familia.

—Por el momento no — contesto —, digo, no sé qué cosas puedan pasar en un futuro, pero por eso mismo no creo volver muy pronto.

—Pues si, tienes razón en eso, quien sabe qué pase en cinco minutos — acepta Layla pensándolo un poco.

—Sí, es cierto — acepta ahora Mónica.

Choco contra alguien sin poder preverlo tan siquiera, retrocedo al instante y miro al individuo a punto de pedir disculpas.

—Esto es increíble, ¿Ness volvió al instituto? — pregunta el tipo casi burlón.

—Deja en paz — interviene Mónica tomándome de la muñeca para sacarme de la situación incómoda en la que me encuentro.

—Solo fue una pregunta amistosa — responde Tom comenzando a seguirnos —, se fue demasiado tiempo y me di cuenta de lo cruel que había sido con ella. Después de todo hasta te extrañé, ya no tenía a quien acosar hasta ahora.

Me entra miedo de nuevo.

Aunque incluso me había olvidado de la situación, todo vuelve, aún con todo lo de los últimos meses. Sin importar todo lo que he aprendido y vivido, el miedo regresa.

—Mira, pedazo amorfo de mierda, dejas a mi amiga en paz de una vez o te desarmo la boca a golpes — le amenaza Mónica encarándolo con violencia y casi cumpliendo su amenaza al instante.

Tom comienza a reírse por ello, quitándole importancia a cualquier palabra que alguna de nosotras pueda decir.

—Eso me gusta, sigues siendo la misma cobarde de siempre.

Mi nueva yo impulsiva reacciona al instante, incluso antes que mi amiga. Empujo del pecho a Tom, cosa que sé nunca se hubiera esperado de mí.

Me he pasado de fuerza, pues Tom acaba en el piso.

Las tres nos quedamos sorprendidas de la situación, diría que también él, pero su furia reemplaza la sorpresa.