Capítulo 27

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Salgo de mi escondite y me decido por salir hasta donde mi padre intenta golpear a Lucifer, y éste simplemente esquiva los golpes muy tolerante de no desaparecerlo o hacerlo cenizas.

—Basta ya — pido intentando detener la cosas —. Detente ahora, padre.

—Este hijo de puta — comienza a quejarse —, te estás acostando con él.

—Padre, sólo vete — pido —. No debes de estar aquí, no debes quedarte, solo vete, por favor.

—¿Lo estás haciendo de verdad? — pregunta casi llorando.

—Papá, por favor.

—¿Lo haces? — insiste.

—Estoy con él — contesto respondiendo indirectamente la pregunta —. Estamos... saliendo... — no sé cómo llamarle a lo nuestro.

—¿Entonces lo haces?

—Sí, lo he hecho — acepto.

—Ni siquiera te toma en serio, ¿por qué lo haces? Jamás va a tomarte seriamente, debías esperar, debías solo entregarte a un hombre que te tomara como algo verdadero...

—Basta ya — le interrumpo —, esas ideas tan antiguas me molestan demasiado, ¿no te basta con lo mierda que me hiciste la vida como para venir a darme cátedra de esto? Como si tú fueses muy recto y tuvieras cara para hablar de cualquier cosa. Ya es hora de que vayas dándote cuenta que esta es mi maldita vida y tú no tienes control de ella ni nada parecido.

—Vámonos ya — me pide Lucifer sosteniéndome para volver a entrar.

—Vete de una vez, entiende que aunque sigas vivo ya no perteneces a nuestras vidas.

—Basta, cálmate — pide Lucifer una vez que estamos dentro de nuevo.

—¿De verdad está haciendo esto? Por qué carajo cree que puede venir a la boda de mi madre a hacer sus destrozos.

—Escucha, Ness, tu padre estaba ebrio, no sabe lo que hace, tomó y esta enojado, ¿qué esperabas? No está en sus cinco sentidos para pensar bien las cosas que va a hacer, sólo relájate.

—Esto es el colmo, no puedo solo relajarme, aún tengo que verle la cara mañana, y seguramente todo va a ponerse mucho peor de cómo creímos.

—Escucha — pide deteniéndome y parándose frente a mí —, voy a acompañarte, yo me encargaré de que nada ocurra, tú simplemente relájate y disfruta esta noche, es importante para tu madre y no le gustará verte lo que resta de la fiesta enojada, ella también está un poco mal, y mientras mejor se pongan los ánimos contigo y tus hermanos mejor se sentirá, ¿bien?

—Bien — acepto respirando profundo para tranquilizarme de una vez —, estoy tranquila.

—Perfecto, volvamos entonces.

Continuamos caminando, la música ha seguido, las personas ahora están bailando como si nada hubiese pasado, y veo a mi madre sentada en la misma mesa que mis hermanos junto con Tony. Están hablando aunque no sé de qué.

—¿Qué ha pasado? — pregunta mi madre poniéndose de pie en cuanto me mira acercarme.

—Todo está bien, hablé con él y le convencí de irse. Continuemos tranquilos, no volverá.

—¿Estás bien? — me pregunta mirándome a los ojos.

—Todo bien, mamá — contesto intentando verme más tranquila de lo que estoy realmente.

Tony se pone de pie rápido, le miro caminar unos pasos hasta detenerse frente a dos chicos.

—Hey — nos llama —, quiero presentarles a mis hijos — Genial. Hijos —. Él es Monty, el menor. Y él es Milo.

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