Capítulo 35

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Casi muero de calor por la noche, aún cuando la brisa entraba por las ventanas constantemente.

Acabé en el piso en un intento de no generar calor con mi propio cuerpo.

—¿Cómo te encuentras en este caluroso día? — pregunta el demonio sonriéndome.

—Sigue burlándote. Odio el calor, es de las peores cosas que pueden existir, si aquí estuviéramos unos diez grados más bajo, sería perfecto.

—Estás en el caribe, dudo que eso llegue a pasar, y si pasa te recomiendo que corras, los huracanes en costa son mortales.

—Lo sé — acepto mirando en dirección al mar, e imaginando todo diferente, el cielo azul haciéndose gris, el mar tranquilo con olas violentas. El viento mucho más fuerte de lo que llega a ser.

—¿Quieres hacerlo realidad? — pregunta en cuanto a mis pensamientos.

—No — niego rápido —, no hagas nada, todos estamos bien así.

—De acuerdo.

Nos quedamos en silencio nuevamente.

El desayuno corrió bien, con algún comentario un poco fuera de lugar por parte de Milo, pero nada comparado a las cosas que decía desde el primer momento que cruzamos palabra.

Ahora mi hermano se fue con Tony y sus hijos a un lugar, y mi madre con mis hermanas o otro. Nos han invitado, pero ambos hemos preferido quedarnos. Creo que somos muy parecidos, casi apáticos, preferimos quedarnos aquí y hacer cosas tranquilas en vez de salir e ir a quien sabe dónde.

—¿Te parece bien si volvemos? — pregunta mirándome de nuevo —, podríamos ir luego a otro lugar.

—Está bien — acepto parándome de la silla y comienzo a caminar sin esperarle.

La cabaña no está muy lejos de donde estamos nosotros, pues el restaurante es parte del hotel, y sólo está unos metros separados del resto de cosas.

—¿Cómo te sientes? — pregunta tomándome la mano.

—Bien — digo no tan convencida, pues estoy harta del sol tan potente y el calor abrazador que hace aquí, eso sin contar que el mar le da el toque húmedo perfecto para volverme loca y hasta sentir que soy asmática.

—No te gusta nada el calor, ¿no?

—Lo odio. Vengo de un país frío, de una ciudad fría, soy una persona a la que le gusta el frío, y me traen a un país donde hace un calor de mierda incluso estando en la maldita sombra.

—Eso te pone de malas.

—¿Cómo te pondría a ti?

—Pues... — dice sonriendo y encogiéndose de hombros. Posiblemente pasé por alto el hecho de que él también está aquí.

—Se me olvida quien eres, seguro en el infierno hace más calor.

—Todo lo contrario.

—¿Qué?

—Las personas creen que en el infierno hace frío... y me pregunto por qué. Es un lugar... no sé, recóndito, casi abandonado, donde hay tinieblas, oscuridad, maldad... ¿Por qué un lugar así sería caliente? ¿Solo porque hay lava en algunas partes? ¿Que haya un volcán activo significa que hace calor en el lugar en el que está?

—No... — niego luego de pensarlo unos segundos —, tal vez a algunos metros del cráter lo haga.

—Exacto, eso no significa que hace calor en todo el pueblo en el que está, ¿no?

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