Desde que abrimos los ojos por la mañana no hemos hablado nada, más que la larga plática que consistió en decirle que me iba con él.
Ahora estamos en el avión, a pocos minutos de aterrizar y continuar con nuestra molestia en país diferente.
Estoy demasiado molesta con él, él está molesto conmigo y ninguno de los dos piensa ceder esta vez.
Supongo que esto tenía que pasar tarde o temprano.
No puedo con su temperamento; aunque suele ser bastante agradable, muchas veces se pone de pesado, y no tengo por qué soportarlo, no cuando hasta yo tengo que pagar los platos rotos de algo que no hice.
El avión aterriza, ambos nos paramos casi al instante y aunque no nos hablamos salimos juntos y no nos separamos.
Podría dejarme aquí sin problemas, sé regresar a casa y tengo dinero para tomar un taxi, sin embargo por más molesto que lo note, no le veo intenciones de irse sin mí.
Nos paramos frente a la banda donde pasan todas las maletas y esperamos muy pacientemente que las nuestras pasen frente a nosotros.
Cuando voy a tomar mi equipaje, el chico lo recoge por mí y da la vuelta para salir del lugar, casi sin esperarme.
Quiero pedirle que me entregue la maleta, pero no quiero hablarle y prefiero callar antes de ser la primera en abrir la boca.
—Te voy a dejar a la casa e iré con Arin después — informa con voz seca.
—Quiero ir con Calipso.
—Irás a casa.
—Bien, ve a dejarme a casa, puedo tomar un taxi desde allá.
No responde, sin embargo escucho como respira profundo.
—Bien — acepta sin ganas —, irás conmigo.
—Bien.
Llegamos a donde dejó el auto hace unos días, me subo sin agregar nada y espero a que guarde las maletas antes de irnos.
Sube al auto bastante molesto, enciende el motor y saca el auto del cajón.
Posiblemente lo haga como venganza, o tal vez no sea para joderme, pero enciende el radio y pone de nuevo sus canciones pesadas llenas de gritos. Perfectas para ponerme más tensa de lo que ya estaba.
Claramente sigue sin decirme nada, no ha querido contarme que carajo ha pasado, no quiere decirme qué es lo que le ha puesto de este humor tan pesado e insoportable, y aunque quisiera insistir, no puedo, estoy mas que obligada a callarme y hacer conjeturas, tal vez alguna acierte. O posiblemente ninguna lo haga.
Pero no soy tan estúpida como para ir y preguntar qué le pasa, cuando anoche casi nos agarramos a golpes por intentar saberlo.
Las calles están bastante vacías, y el demonio va esquivando los pocos carros que nos encontramos en el camino, tal parece que tiene prisa por atender sus tan importantes y esporádicos asuntos.
Quiero pedirle que deje de manejar como un loco, sin embargo sé que lo mejor será no decir nada, pues es capaz de acelerar aún más si le pido que haga lo contrario. Además es seguro que comience a alegar sobre qué no tengo derecho de ordenarle algo, aún cuando sea una petición y no una orden.
Oigo como el motor acelera justo un momento antes de que demos vuelta a la derecha estrepitosamente, derrapamos un poco hasta ponernos completamente en marcha sobre la calle que lleva al túnel de siempre.
Fabuloso, posiblemente la razón de su enojo sea tan mala que ya hasta quiera matarnos o simplemente le haya dejado de importar que así suceda.
Maldita sea, la duda me carcome, no puedo negarlo ni estar ocultándolo mas. En cualquier momento voy a abrir la boca para preguntarle qué es lo que le sucede.
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The morning star
Paranormal¿Qué harías si un día tu padre paga sus deudas dándote a cambio con dos hombres que nunca habías visto en la vida? Dispuestos a cometer los más grandes crímenes y teniendo negocios con las personas más peligrosas. Dos hombres que no dudarán en saca...